¡®Los fantasmas de una vida¡¯: Hilary Mantel y sus memorias despiadadas y l¨²cidas
En este ejercicio autobiogr¨¢fico, la fallecida escritora transmite la emoci¨®n y la intensidad que hicieron c¨¦lebres sus novelas hist¨®ricas pero, adem¨¢s, es capaz de sumergirse en el dolor de una vida poco agraciada
La extensa tradici¨®n brit¨¢nica y estadounidense en el campo de las memorias de distinta clase y condici¨®n de personajes p¨²blicos y escritores ha producido todo tipo de libros. Este Los fantasmas de una vida, de Hilary Mantel (Destino), no cae en ninguno de los vicios de un g¨¦nero muchas veces complaciente o adaptado sin complejos a versiones de vidas edulcoradas para un p¨²blico amplio.
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La extensa tradici¨®n brit¨¢nica y estadounidense en el campo de las memorias de distinta clase y condici¨®n de personajes p¨²blicos y escritores ha producido todo tipo de libros. Este Los fantasmas de una vida, de Hilary Mantel (Destino), no cae en ninguno de los vicios de un g¨¦nero muchas veces complaciente o adaptado sin complejos a versiones de vidas edulcoradas para un p¨²blico amplio.
Como cualquier memoria digna de inter¨¦s, lo autobiogr¨¢fico ilumina la obra de su autora. Se entiende ahora mejor la magnitud de esos personajes que poblaban las novelas hist¨®ricas sobre los Tudor con las que gan¨® dos premios Booker. Tambi¨¦n la magnitud de unas mujeres inolvidables, gigantes que se alzaban entre sus p¨¢ginas como ella hace aqu¨ª.
Cuando el lector acompa?a a Mantel (Inglaterra, 1952-2022) en su relaci¨®n oscura con los fantasmas y otros entes (pasados, muertos o nunca realizados, como ese ¡°beb¨¦ de papel¡± de nombre Catriona, la hija que nunca tuvo) no es una mueca de incredulidad lo que se dibuja en su rostro, no hay sonrisa condescendiente: aun sobre lo paranormal, el sufrimiento, la incertidumbre, el miedo generan empat¨ªa cuando se expresan en esa prosa musical (que aguanta bien en la traducci¨®n de Albert Vit¨® i Godina), plena de matices, asociaciones de ideas, colores narrativos.
No esperen una mirada d¨¦bil, escondida, autocompasiva: Mantel usa su verbo afilado y valiente para hablar con sorna de Jack (la pareja de su madre), las monjas de su colegio o las ni?as que buscaban en ella un blanco f¨¢cil: enfermiza, escuchimizada, muy t¨ªmida¡ As¨ª las responde: ¡°Las chicas de la escuela siempre peinaban los libros de biolog¨ªa busc¨¢ndome alg¨²n mal. Tal vez ten¨ªa hipertiroidismo o anemia. Su enfermedad, en cambio, era la envidia¡±. Para ella se guarda las m¨¢s despiadadas descripciones. As¨ª se recuerda a los siete a?os: ¡°Soy una criatura diminuta, una especie de mu?eca con los labios rojos, palos por extremidades y el pelo rubio: una extranjera ingenua, una mentecata, una pluma en el aliento de Dios¡±.
Tampoco se amilana cuando se trata de la cr¨ªtica social. As¨ª habla del desprecio que sufri¨® por parte de algunos profesores en la universidad durante los a?os sesenta: ¡°Hay gente que ha olvidado o nunca supo por qu¨¦ el movimiento feminista era tan necesario. Por este motivo: para que un soplagaitas sin talento con camisa de nailon no pudiera tratarte con condescendencia mientras chicos con la cara llena de granos le re¨ªan las gracias¡±. Mantel fue, adem¨¢s, v¨ªctima de una versi¨®n ultramis¨®gina de la psiquiatr¨ªa que ha pervivido en cierto modo hasta nuestros d¨ªas.
En ese caudal narrativo que son sus recuerdos arrojados sobre el papel, caben en un p¨¢rrafo de estas memorias un recuerdo f¨ªsico, tangible y doloroso, una partida de ajedrez y un detalle sobre una apuesta ganada por su madre, sin que parezca en ning¨²n momento una enumeraci¨®n de hechos recuperados con m¨¢s o menos fidelidad. En ocasiones hay verdadero enfado y frustraci¨®n, pero el relato se equilibra r¨¢pido con ligeras notas de humor.
El dolor que le acompa?¨® toda su vida sigue presente, digno y terrible, en muchas de las p¨¢ginas de la parte final. ¡°Cada d¨ªa daba, aun sin saberlo, un peque?o paso hacia el terreno l¨®brego de la enfermedad, un paisaje anodino, colmado de humillaciones y derrotas¡±. Caben muchas cosas en estas 300 p¨¢ginas, que son en esencia un relato de formaci¨®n: publicadas en 2003, la fama y la gloria todav¨ªa no le hab¨ªan llegado en plenitud. Vivir para escribir y escribir para poder vivir en medio del dolor cr¨®nico: esa era su receta.
No parece escrita con esa intenci¨®n, pero esta obra deja claro que Mantel ten¨ªa un destino desde que manejaba de ni?a los dramas shakesperianos y en su cabeza flu¨ªan decenas de historias. Le faltaba el p¨²blico adecuado y, al final, lo encontr¨®.
Los fantasmas de una vida
Traducci¨®n de Albert Vit¨® i Godina
Destino, 2023
300 p¨¢ginas. 20,9 euros.
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