Manual de la represi¨®n franquista para la destrucci¨®n de una cultura
Nueva documentaci¨®n descubre cu¨¢l fue la actuaci¨®n sistem¨¢tica de la represi¨®n de la dictadura contra escritores y periodistas con argumentos pol¨ªticos y morales y desmiente t¨®picos revisionistas
Si se ten¨ªa que llamar de nuevo a las puertas de la autoridad, se enviaba otra carta m¨¢s. Desde finales de la d¨¦cada de los cuarenta, desde que ?lvaro Retana recuper¨® la libertad, sus intentos fracasados con la censura de la dictadura franquista se contaban por decenas. En sus peticiones para poder editar hab¨ªa usado toda clase de descaradas estrategias y apenas hab¨ªan servido de nada. Que si el autor del original era su hijo, que si el mismo texto ya se hab¨ªa publicado durante la dictadura de Primo de Rivera, que si no hab¨ªa nada de inmoral porque en el fondo buscaba la redenci¨®n del lector m...
Si se ten¨ªa que llamar de nuevo a las puertas de la autoridad, se enviaba otra carta m¨¢s. Desde finales de la d¨¦cada de los cuarenta, desde que ?lvaro Retana recuper¨® la libertad, sus intentos fracasados con la censura de la dictadura franquista se contaban por decenas. En sus peticiones para poder editar hab¨ªa usado toda clase de descaradas estrategias y apenas hab¨ªan servido de nada. Que si el autor del original era su hijo, que si el mismo texto ya se hab¨ªa publicado durante la dictadura de Primo de Rivera, que si no hab¨ªa nada de inmoral porque en el fondo buscaba la redenci¨®n del lector mostrando el vicio, que si moralina, que si Franco, que la falsa y reiterada amenaza que le publicar¨ªan en Am¨¦rica Latina. Y no, no autorizaban, pero ¨¦l persist¨ªa.
Por entonces su popularidad ya solo era un sue?o de hac¨ªa medio siglo, pero los recortes de prensa que guardaba de esa ¨¦poca dorada y los elogios de una cr¨ªtica caducada segu¨ªan siendo el motor de una triste esperanza. En su d¨ªa se hab¨ªa sentido como la primera celebrity gay de la cultura espa?ola, como un heredero de Oscar Wilde (as¨ª lo afirmaba ¨¦l mismo). Mientras trabajaba como funcionario en el Tribunal de Cuentas, antes que lo depurasen durante la Segunda Rep¨²blica, lleg¨® a ganar 60.000 pesetas al a?o gracias a los m¨¢s de cien libros que public¨®. Nunca fue una cuesti¨®n de calidad, sino de popularidad: la fascinaci¨®n por la variante turbia del sensacionalismo galante. Escrib¨ªa novelas de quiosco que, entre el follet¨ªn y el morbo, exploraban territorios de moral y sexualidad heterodoxa. Hay sociedades que lo toleran y otras que lo reprimen.
La marginaci¨®n de Retana en el franquismo, la que acaba de documentar Jos¨¦ Mart¨ªnez Rubio, es un espejo grotesco donde se refleja una perversidad mucho m¨¢s peligrosa que la de los libros que la censura no le dej¨® publicar. Es el mundo que retrat¨® Mart¨ªnez de Pis¨®n en la excelente Castillos de fuego. La homosexualidad estaba prohibida en la calle por ley y en el papel por una censura de moralizaci¨®n pervertida.
Todav¨ªa a finales de 1964, con 75 a?os, estaba desesperado. Volvi¨® a escribir al Director General de Informaci¨®n. ?C¨®mo pod¨ªan prohibirle por tercera vez la obra La virtud de cristal si era una adaptaci¨®n de Shakespeare? Y, como en otras ocasiones, hizo un informe sobre argumentos inmorales de obras que hab¨ªa visto representadas y que la censura s¨ª hab¨ªa autorizado: ¡°incesto de una madre y un hijo¡±, ¡°otro incesto de dos hermanos¡±, ¡°protagonista invertido¡±, ¡°hermana, hermano y madre, enamorados de un profesor¡±, ¡°adulterio, inversi¨®n sexual, etc¡± (La gata sobre el tejado de zinc), ¡°prostitutas¡±, ¡°amores y extrav¨ªos sexuales de una toxic¨®mana, un tuberculoso y otro personaje igualmente tarado¡± (esta ¨²ltima era Largo viaje hacia la noche). En este caso logr¨® lo que pretend¨ªa y doce a?os despu¨¦s del primer intento, lo consigui¨®.
Pero, a pesar de la revitalizaci¨®n del g¨¦nero del cupl¨¦, que le permiti¨® publicar de nuevo en prensa (con pseud¨®nimo, claro), ¨¦l ya estaba hundido. En su testamento dise?¨® la escenograf¨ªa de su funeral. ¡°Mi cad¨¢ver con el rostro cubierto por un pa?uelo y envuelto el cuerpo en una s¨¢bana pues entre ellas pas¨¦ las mejores horas de mi vida¡±. Pero lo mejor ser¨ªa el cartel que acompa?ar¨ªa al f¨¦retro: ¡°A mis pies se colocar¨¢ una cinta con los colores de la bandera espa?ola y un cartelito que diga: MIERDA PARA LOS QUE QUEDAN¡±.
Dura represi¨®n
¡°Debemos condenar y condenamos al procesado ?LVARO RETANA Y RAM?REZ DE ARELLANO, como autor de un delito de ADHESI?N A LA REBELI?N, con las circunstancias agravantes de perversidad y trascendencia de los hechos realizados, a la PENA DE MUERTE¡±. As¨ª consta en la sentencia del procedimiento sumar¨ªsimo contra Retana dictada el 17 de agosto de 1939. El comod¨ªn de la rebeli¨®n, la obsesi¨®n enfermiza con la perversidad.
Hab¨ªa sido detenido cuatro meses antes por indicaci¨®n del Marqu¨¦s de Portago. C¨¢rceles de Yeser¨ªas, Porlier, Conde Toreno, el Fuerte de San Crist¨®bal en Pamplona. El Consejo de Guerra que lo conden¨®, presidido por Pablo Alfaro Alfaro, no desaprovecho la oportunidad de se?alar que se trataba de un ¡°antiguo escritor porn¨®grafo¡±. La principal prueba en su contra hab¨ªa sido una carta que envi¨® al jefe del SIM de Madrid durante la guerra civil. Se ofrec¨ªa para conservar en su casa material religioso incautado, por ejemplo una custodia que redecorar¨ªa con el retrato de una cupletista y tres rosas con los colores de la bandera republicana. Esa carta, en la que describ¨ªa un sacrilegio entre infantil y mit¨®mano, lo conden¨®. Pero dos meses despu¨¦s de haber sido sentenciado, la pena le fue conmutada: 30 a?os de reclusi¨®n. Finalmente el 18 de mayo de 1948, cuando ya estaba en libertad condicional, fue indultado. Empez¨® su lucha con la censura.
El franquismo contra ?lvaro Retana tiene como base documental los 72 expedientes de censura que se conservan en el Archivo General de la Administraci¨®n de Alcal¨¢ de Henares. La informaci¨®n sobre la peripecia penal la ha obtenido estudiando expedientes conservados en el Archivo General e Hist¨®rico de Defensa. Documentaci¨®n de este segundo archivo es la base de Las armas contra las letras de Juan A. R¨ªos Carratal¨¢, que el 20 de febrero acudir¨¢ la vista previa por la demanda interpuesta contra ¨¦l y otras personas por el hijo de Antonio Luis Baena Toc¨®n, secretario judicial del Juzgado Especial de Prensa que instruy¨® el procedimiento contra el poeta Miguel Hern¨¢ndez: una amenaza preocupante a la investigaci¨®n rigurosa sobre la Espa?a contempor¨¢nea.
El historiador en el archivo. A?os pidiendo expedientes que se est¨¢n catalogando desde hace m¨¢s de dos d¨¦cadas, horas y horas leyendo diligencias, providencias, indagatorias, testimonios, autos, actas, sentencias o actuaciones judiciales. Datos, procesos, reconstruir lo ocurrido. No ganar una batalla perdida. Explicar qu¨¦ ocurri¨®. Es un trabajo que recupera los nombres de v¨ªctimas y victimarios. No es un legajo excepcional que aparece en el Rastro. Datos y un patr¨®n. La mec¨¢nica de la m¨¢quina. Sistematizando este material de archivo, Carratal¨¢ ha compuesto un estudio dur¨ªsimo sobre derrotados que tambi¨¦n perdieron en las historias de la cultura. Entre la burocracia represiva emergen decenas de periodistas perdidos y escritores olvidados, plumillas o dibujantes que no tuvieron la oportunidad de exiliarse o que decidieron quedarse en Espa?a porque no ten¨ªan las manos manchadas de sangre. Pero la m¨¢quina represiva, met¨®dica, les destroz¨® su vida profesional. Y algunos condenados a muerte fueron r¨¢pidamente ejecutados, despu¨¦s de procesos judiciales sin garant¨ªas de ning¨²n tipo.
Aspectos de la m¨¢quina de destrucci¨®n cultural del franquismo ya han sido bien estudiados. Josep Benet fue pionero en la descripci¨®n del caso catal¨¢n al mostrar la meticulosidad del desmantelamiento integral de todo un sistema cultural . El cl¨¢sico de Manuel Abell¨¢n Censura y creaci¨®n literaria en Espa?a es de 1980. Para la depuraci¨®n acad¨¦mica sigue siendo referencia El atroz desmoche de Jaume Claret. Pero no exist¨ªa una monograf¨ªa sobre la represi¨®n pura ejercida sobre escritores y periodistas. La mina del horror era y es ese Archivo General e Hist¨®rico de Defensa. Carratal¨¢ evidencia ahora c¨®mo el franquismo fue implacable a la hora de usar los consejos de guerra como estrategia para acabar con la libertad de expresi¨®n y as¨ª, sobre el temor y la muerte, afianzar la dictadura.
Tres casos
Los vecinos del n¨²mero 30 de la calle R¨ªos Rosas demostraron un coraje c¨ªvico poco frecuente en la inmediata postguerra. Ellos tambi¨¦n ser destacados porque fueron justos a pesar del terror. Avalaron al vecino del segundo izquierda en un escrito colectivo que ratificaron en el juzgado. ¡°En varias ocasiones impidi¨® que en esta casa hubiese que lamentar el menor desm¨¢n o abuso, ni sufri¨¦ramos los firmantes la m¨¢s m¨ªnima molestia, a pesar de conocer nuestro ideario derechista y de saber que, con regularidad, se ven¨ªan celebrando actos y reuniones religiosas en uno o varios cuartos del inmueble¡±. Pero al Juzgado Militar de Prensa le interesaron poco estos testimonios porque el secretario instructor adscrito buscaba pruebas para inculpar en hemerotecas y archivos incautados. No tard¨® en encontrarlas para procesar al caricaturista Jos¨¦ Robledano Torres.
Las actas de la Asociaci¨®n Profesional de Periodistas, por ejemplo. El 18 de octubre de 1936 se reunieron y, ante la amenaza del avance de las tropas insurrectas en direcci¨®n a Madrid, se nombraron comisarios de guerra: uno de ellos era Robledano. Y Chaves Nogales, que estaba all¨ª, ser¨ªa uno de los dos reunidos que se encargar¨ªan de organizar la aportaci¨®n de aquel comit¨¦ de guerra al Ej¨¦rcito Popular. Pero es que Robledano, ¡°de antiguas y exaltadas ideas marxistas¡±, hab¨ªa publicado 21 dibujos en Claridad, ¡°¨®rgano de prensa de Largo Caballero¡±. El testimonio de un alf¨¦rez durante la instrucci¨®n era contundente: ¡°su labor no puede menos de calificarse como la m¨¢s violente y soez que se ha hecho en un diario de Espa?a¡±. Pena de muerte conmutada gracias a la actuaci¨®n de su mujer, que se encarg¨® de sacar de la c¨¢rcel los dibujos que pint¨® su marido.
Nadie se preocup¨® por la suerte de Javier Bueno. Su acelerado periplo judicial es la ¡°cr¨®nica de un fusilamiento anunciado¡±. A los cuatro d¨ªas del fin de la guerra, fue extra¨ªdo de la delegaci¨®n diplom¨¢tica donde estaba refugiado. Ojo con este detalle. Es una violaci¨®n del espacio de las embajadas que, contra lo dicho por el relato revisionista, no se produjo durante el per¨ªodo republicano, pero s¨ª se normaliz¨® en 1939. Luego apaleado. Luego lo llevaron a la prisi¨®n de Porlier. Como se le consideraba en parte autor intelectual de la Revoluci¨®n de Asturias, en su caso no faltaron los informes del delegado falangista en Gij¨®n o del comisario de Oviedo. ¡°En toda su actuaci¨®n period¨ªstica ha demostrado ser uno de los mayores enemigos de Espa?a y de los m¨¢s incondicionales al servicio de Mosc¨²¡±. Fue condenado a muerte por adhesi¨®n a la rebeli¨®n. Fue fusilado el 27 de septiembre de 1939. Su causa fue incautada y su familia tuvo que trasladarse a un garaje. Por aquellos d¨ªas su mujer segu¨ªa encarcelada por haber contra¨ªdo matrimonio civil con el director de Avance.
Aunque sufri¨® una tragedia, el poeta Germ¨¢n Bleiberg, detenido por una delaci¨®n, sobrevivi¨®. Su delito era haber recogido firmas, a los diecis¨¦is a?os y durante su veraneo en Aranjuez, contra el golpista general Sanjurjo. Fue detenido en mayo de 1939, un mes despu¨¦s del suicido de su padre. En la c¨¢rcel colabor¨® en actividades de reducci¨®n de penas, como otros poetas que escribieron versos ensalzando a Franco y pueden leerse en el volumen Musa redimida. Y en su caso, m¨¢s all¨¢ de c¨®mo despotric¨® contra ¨¦l la portera de la finca donde viv¨ªa, seguro que ayud¨® el aval del pr¨ªncipe del fascismo l¨ªrico Dionisio Ridruejo. El documento se conserva en el expediente de Bleiberg. ¡°Certifico que conociendo dicha persona mi ideolog¨ªa y filiaci¨®n falangista no rehuy¨® mi compa?¨ªa en ning¨²n caso, ni cometi¨® acto alguno que revelase una intenci¨®n de desagrado para lo que pudi¨¦ramos llamar la posici¨®n nacional¡±. Sali¨® de la c¨¢rcel de Alcal¨¢ de Henares en 1943 y no tard¨® en marcharse de Espa?a.
Son solo tres casos, pero la suma de Las armas contra las letras evidencia que no hubo piedad para los derrotados. La guerra continuaba. No hac¨ªa falta que hubiesen cometido delitos de sangre. La legislaci¨®n de la victoria tambi¨¦n tuvo como prop¨®sito la destrucci¨®n f¨ªsica de una cultura.
El ¨²ltimo cupl¨¦
El primer libro que ?lvaro Retana intent¨® que le autorizasen despu¨¦s de haber sido indultado fue La Fornarina y su tiempo. El tema era la vida teatral de principios de siglo, centrada en g¨¦neros de revista. La protagonista era uno de los fetiches del autor, la cupletista Consuelo Vello Cano. En la inmediata postguerra ese g¨¦nero popular, del que ¨¦l mismo hab¨ªa sido letrista, tampoco gozaba de prestigio alguno. En una conferencia sobre la educaci¨®n de la mujer, Pilar Primo de Rivera dijo ellas deb¨ªan aprender a cantar romances, canciones regionales o cantos gregorianos y as¨ª ellas ¡°desechen de sus casas los horribles cupl¨¦s de moda¡±. Retana lo intent¨® en 1948, 1949, 1955, 1960. No eran un problema los amores de Fornarina con un famoso periodista. Era la atmosfera. ¡°El libro arrastra barro, pero un barro de homosexualismo y de invertidos que da miedo. NO DEBE PUBLICARSE¡±.
Esa era la idea que la m¨¢quina de destrucci¨®n cultural del franquismo ten¨ªa sobre Retana. No importaba lo que argumentaba en las cartas que mandaba en las autoridades, cuando redactaba recursos o incluso introduc¨ªa di¨¢logos en rescrituras ensalzando a Franco o incluso a la censura. Nada. ¡°Me parece imposible poner en circulaci¨®n una novela cuyos protagonistas son hetairas, invertidos y viciosos, como esta que nos ocupa, por lo cual propongo que NO SE AUTORICE¡±. M¨¢s. ¡°?Qu¨¦ hay en la producci¨®n de Retana, y concretamente en esta obra, que vaya m¨¢s all¨¢ de la repetici¨®n temosa de un lamentable desfile de tristes chulos desvalidos y prostitutas jubiladas, que en sus grotescos desvar¨ªos se tratan de marqueses y de embajadores para enga?ar la pobreter¨ªa que les aflige?¡±.
Otro recurso y otra carta y otra petici¨®n. Y m¨¢s indignaci¨®n. A otros, a pesar de su pasado (P¨¦rez de Ayala, Jardiel Poncela, Carrere) o a pesar de la moral de sus novelas (vaya con la ¨²ltima de Zunzunegui), s¨ª les dejaban publicar. Su suerte profesional, m¨¢s que la literaria, solo cambi¨® en parte tras el estreno de El ¨²ltimo cupl¨¦ (1957) protagonizada por Sara Montiel. Aquel g¨¦nero musical, cuyo ambiente era su aut¨¦ntico mundo, volvi¨® a popularizarse gracias a la pel¨ªcula y aquel hombre desahuciado por la historia empez¨® a vivir de los royalties de viejas canciones con su letra. Esa era su principal fuente de ingresos cuando muri¨® en 1970. Con el pseud¨®nimo ¡°Carlos Fortuny¡± colaboraba en ABC como erudito de la cultura del cupl¨¦ e intent¨® que, ahora s¨ª, se autorizasen algunos de sus libros de historia.
El 8 de septiembre de 1958 entreg¨® a censura la antolog¨ªa comentada Medio siglo de cupl¨¦s firmada por ¡°Carlos Fortuny¡±. Con supresiones parec¨ªa que s¨ª iba a autorizarse. Dos informes as¨ª lo se?alaban, pero en uno de los dos otro funcionario a?adi¨® un comentario con un l¨¢piz rojo: ¡°Todo esto es mugre¡±. Pidi¨® que se hiciese la consulta con el jefe de secci¨®n. Conclusi¨®n: denegado.
El franquismo contra ?lvaro Retana
Renacimiento, 2024
404 p¨¢ginas. 23,66 euros
Las armas contra las letras
Renacimiento, 2024
416 p¨¢ginas. 26,51 euros
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