¡®La luz perdida¡¯, de Nino Haratischwili: una obra profunda en tiempos de ¡®best sellers¡¯ superficiales
La novela de la autora georgiana bucea en el dolor y las traiciones pero tambi¨¦n en la idea de la permanencia de la amistad y el arte a trav¨¦s de las vidas de cuatro adolescentes de la URSS antes de su ca¨ªda en el caos
Cuatro adolescentes se conocen en una escuela de Tbilisi, la capital de la Georgia todav¨ªa sovi¨¦tica. Es el a?o de 1987 y, a pesar de que las muchachas tienen personalidades muy diferentes, gracias a esa qu¨ªmica misteriosa que nos alimenta, se hacen amigas. Dina, Nene, Ira y Keto tienen 14 a?os y a¨²n las abriga la inocencia de la edad. Adem¨¢s, el mundo en que coinciden parece entonces un set de cine donde todo ha sido colocado con cierto esmero para una representaci¨®n y con el prop¨®sito de q...
Cuatro adolescentes se conocen en una escuela de Tbilisi, la capital de la Georgia todav¨ªa sovi¨¦tica. Es el a?o de 1987 y, a pesar de que las muchachas tienen personalidades muy diferentes, gracias a esa qu¨ªmica misteriosa que nos alimenta, se hacen amigas. Dina, Nene, Ira y Keto tienen 14 a?os y a¨²n las abriga la inocencia de la edad. Adem¨¢s, el mundo en que coinciden parece entonces un set de cine donde todo ha sido colocado con cierto esmero para una representaci¨®n y con el prop¨®sito de que se preserve as¨ª hasta la eternidad. Pero nada suele ser eterno en la realidad del mundo y menos en la existencia de las personas que lo habitamos. O hay algo que s¨ª puede tener pretensiones de permanencia: una foto, por ejemplo. Y esa foto puede ser la imagen congelada de cuatro ni?as, en el cl¨ªmax de su amistad y de su felicidad, cuando no pod¨ªan colegir que el tiempo se volver¨ªa en su contra y desaparecer¨ªa hasta la idea de un futuro posible.
Treinta a?os despu¨¦s, esa instant¨¢nea de las ni?as felices preside una exposici¨®n de la obra fotogr¨¢fica de una de ellas. La muestra se exhibe en la europea y apacible ciudad de Bruselas, es el a?o de 2019 y el evento convoca a las mujeres que fueron las ni?as retratadas: de distintas partes del mundo llegan tres de ellas, Ira ¡ªabogada de ¨¦xito¡ª, Nene ¡ªmadre de tres hijos y adinerada¡ª y Keto ¡ªrestauradora de obras de arte¡ª. Solo falta la autora de las fotos, Dina, porque la artista ha muerto 20 a?os atr¨¢s y la retrospectiva es un homenaje a su arte y a su memoria.
La foto de las ni?as y ese mundo infantil que pronto empezar¨ªa a quebrarse para ellas, desencadena la evocaci¨®n de Keto y de la mano de su memoria herida entramos en el t¨²nel que conduce a una historia de dolor, frustraci¨®n, violencia, traiciones, pero tambi¨¦n de permanencias: la de la amistad y la del valor del arte.
La luz perdida es la m¨¢s reciente novela de la escritora georgiana Nino Haratischwili, asentada en Alemania desde hace m¨¢s de 20 a?os, que escribe en el idioma de adopci¨®n y que, para muchos, es una de las voces m¨¢s potentes de la narrativa germana contempor¨¢nea, como lo atestiguan sus diversos premios, sus ¨¦xitos de ventas y la cantidad de traducciones de su obra. Como lo demuestra de forma aplastante esta novela.
Mientras le¨ªa la m¨¢s de 600 p¨¢ginas de La luz perdida tuve varias sospechas: quiz¨¢s le sobran p¨¢ginas; tal vez el recurso de contar la historia del pasado (por lo general con un desenvolvimiento cronol¨®gico) a partir de las fotos de Dina que Keto va reencontrando en la muestra sea un poco artificial o ya muchas veces utilizado; a lo mejor esa misma Keto, narradora en primera persona, viola por momentos la perspectiva desde la cual son revelados los acontecimientos. Pero, por encima de las sospechas, se levantaba constantemente una certeza: estaba leyendo una novela de una potencia extraordinaria, con una impresionante capacidad para hurgar en los m¨¢s oscuros resquicios de la condici¨®n humana cuando se le coloca en estados l¨ªmites. Una obra con una enorme capacidad de conmoci¨®n, de generar la complicidad del lector y de crear un mundo que nos envuelve y hacen del libro una de esas novelas con las que, al pasar sus p¨¢ginas, nuestras sensibilidades van quedando marcadas. Y esto es gran arte, tanto que, a pesar de posibles debilidades t¨¦cnicas, sirve para dejarnos una lacerante experiencia hist¨®rica y, entre otros muchos, este desasosiego en forma de interrogaci¨®n: ¡°?C¨®mo es posible que a lo largo de su vida el ser humano no se vuelva inmune al sufrimiento, pero s¨ª al amor?¡±. Aunque tambi¨¦n la convicci¨®n de que aun con todas las carencias y necesidades que agraden a las personas, en el mundo siempre queda gente buena.
Porque todo lo que en 1987 parec¨ªa s¨®lido sufre uno de los terremotos de la Historia y la Rep¨²blica de Georgia, uno de los territorios caucasianos integrados a la Uni¨®n de Rep¨²blicas Socialistas Sovi¨¦ticas, entra de pronto en una vor¨¢gine de acontecimientos y procesos que de diversas formas se produjeron en todas las naciones que durante casi siete d¨¦cadas formaron parte de un proyecto pol¨ªtico, social y econ¨®mico cuyas m¨¢s verdaderas esencias y perversiones afloraron con su implosi¨®n. Y entonces se avanza hacia el mundo de la rapi?a y el gangsterismo, los nacionalismos exacerbados, los se?ores de la guerra y de la droga y, gracias a todo ello, a las m¨¢s dis¨ªmiles explosiones de violencia (incluida la ¨¦tnica), la pobreza, la inseguridad, la frustraci¨®n, engendros todos gestados de las entra?as de aquella sociedad socialista que en 1987 todav¨ªa parec¨ªa inamovible y se le vend¨ªa como casi perfecta.
Si al comienzo de la novela el contexto social de apariencia apacible en que viven esas adolescentes solo parec¨ªa un trasfondo, incluso ex¨®tico y divertido, el giro hist¨®rico impone entonces la presencia avasallante de una historia convulsa. La novela ser¨¢ a partir de ese instante la cr¨®nica de un caos apocal¨ªptico que trepa a la superficie de la trama para arrastrar la vida de las cuatro j¨®venes y del resto del elenco de personajes, unos seres retratados en su singular y a veces contradictoria densidad humana. Unas figuras que pueden ser v¨ªctimas o victimarios, pero que todos se van desgastando con los roces y colisiones con la realidad hasta llegar por momentos al l¨ªmite de su condici¨®n, a diversos niveles de degradaci¨®n y, muchas veces, a la muerte.
Con La luz perdida, Nino Haratischwili consigue una obra de una impresionante y reveladora densidad psicol¨®gica, que habla de una sociedad traumatizada, de una ¨¦poca de dolor y desajustes hist¨®ricos, sociales, pol¨ªticos, pero sobre todo que hurga en sentimientos y comportamientos diseccionados hasta la esencia m¨¢s ¨ªntima de las personalidades creadas por la escritora. Una novela sobre personas, una novela como las que necesitamos en unos tiempos de tanta superficialidad betsell¨¦rica.
La luz perdida
Traducci¨®n de Carlos Fortea Gil
Alfaguara, 2024
720 p¨¢ginas. 23,65 euros
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