Tbilisi, la ex¨®tica capital de Georgia
Espect¨¢culos de marionetas, ba?os termales, un gran jard¨ªn bot¨¢nico con plantas del Himalaya y un animado centro hist¨®rico
Dec¨ªa Steinbeck que los rusos que hab¨ªan llevado una vida virtuosa no iban al cielo, sino a Georgia. Tbilisi, su capital, de un mill¨®n de habitantes, nos propone un viaje en el tiempo. A la vez un campamento de caravanas persa, una capital zarista, un bot¨ªn de mongoles, un laberinto otomano y un antiguo escaparate sovi¨¦tico que empieza a poblarse de rascacielos invasivos. Geogr¨¢ficamente ya en Asia, en su decadencia y en su simult¨¢nea pujanza ofrece una decidida imagen de ciudad europea a la vez ex¨®tica y familiar.
9.00 Desayuno principesco
En Tbilisi merece la pena dormir como una princesa. Erekle II, el pen¨²ltimo rey georgiano, le construy¨® a su hija Tekla un palacio en el coraz¨®n del casco antiguo. El Tekla Palace (1) es hoy un hotel hermoso y asequible (unos 60 euros la habitaci¨®n doble). El desayuno buf¨¦ se sirve en un lateral del parque, un peque?o oasis solo perturbado por alg¨²n gato en busca de donativos. En la cercana calle Shavteli, adem¨¢s del Patriarchate, el palacio del Papa georgiano, se encuentra la bas¨ªlica de Anchiskhati (2), un templo del siglo VI con maravillosos frescos, y la torre inclinada del Teatro Gabriadze (que ofrece famosos espect¨¢culos de marionetas). Desde all¨ª podemos perdernos por el laberinto de callejuelas del casco hist¨®rico (Kala): iglesias abandonadas, casas con patios llenos de plantas y ricas balconadas que parecen a punto de derrumbarse, pero siguen habitadas. Desembocaremos en Kote Abkhazi, la calle de las agencias de viajes y vinotecas, donde se encuentra la Gran Sinagoga (3); est¨¢ cerca la iglesia de Sion (4), donde se enterr¨® a santa Nino (venerada santa de la iglesia ortodoxa georgiana).
11.00 Cr¨¢neos y libros
La antigua plaza de Lenin es hoy la plaza de la Libertad. All¨ª comienza Rustaveli, la principal avenida del pa¨ªs. Breve visita al jard¨ªn del palacio de los virreyes zaristas, puro Romanov y Tolst¨®i. Muy cerca, el Museo Nacional (5), donde se descubren los cr¨¢neos de nuestros antepasados m¨¢s remotos (desde dos millones de a?os), las joyas del antiguo reino de Iberia (2.500 a?os) y una exposici¨®n sobre la ¡°ocupaci¨®n sovi¨¦tica¡±. Al lado est¨¢ el Palacio de la ?pera y el Museo de Bellas Artes (6), que alberga los mejores trabajos del maestro Pirosmani: arte de m¨¢ximo voltaje, a medio camino entre los iconos y Matisse. Para reponer fuerzas, el caf¨¦-librer¨ªa Prospero¡¯s (7) (buena oportunidad para comprar libros en ingl¨¦s del propio Rustaveli, de autores locales y de viajeros que pasaron por la zona).
13.30 Delicias locales
A comienzos del siglo XX se construy¨® un ferrocarril de cremallera (8) que asciende al monte Mtatsminda. Al subir dejamos a un lado la iglesia-pante¨®n que alberga las tumbas del poeta nacional Chavchavazde, del art¨ªfice de la independencia Gamsajurdia y de la madre del georgiano Stalin (nacido en Gori). Desde el mirador divisamos toda la capital: gigantescos bloques de pisos junto a barrios de casitas, fortalezas arruinadas, ermitas inaccesibles; tambi¨¦n las estribaciones del Gran C¨¢ucaso (con alturas que llegar¨¢n m¨¢s adelante a 5.600 metros). Nos encontramos en un parque de atracciones antiguas y hermosas, sin ruido, separadas por jardines (hasta podemos descansar un rato en hamacas p¨²blicas). Para comer, el restaurante Funicular (9) (el preferido de los locales, seg¨²n una reciente encuesta). Disfrutamos de pkhali (entremeses de verduras), khachapuri (pan relleno de queso, o de alubias, o patata¡) y un delicioso pollo con berenjenas y tomate para ponernos de nuevo en marcha.
15.30 Tirolina al jard¨ªn bot¨¢nico
Se ha inaugurado un sendero que recorre entre bosques toda la cresta monta?osa; se pasa junto al palacio estilo James Bond que se ha construido Ivanishvili (el hombre m¨¢s rico del pa¨ªs, que controla el partido gobernante) y junto a la gigantesca estatua met¨¢lica de la Madre Georgia (10) (lleva copa de vino para ofrecer a los amigos y espada para defenderse de los enemigos). Al llegar al telef¨¦rico hay una peque?a terraza donde tomar caf¨¦ y disfrutar las vistas de Sololaki, un laberinto de torres y terrazas que ha sobrevivido a los siglos. A nuestra espalda, la fortaleza mogol de Narikala (11). Si vamos con muchas ganas de aventura podemos bajar en tirolina hasta el jard¨ªn bot¨¢nico (12), y si esto nos supera, damos la vuelta pasando ante la mezquita de Tbilisi (13), donde rezan juntos sun¨ªes y chi¨ªes. El bot¨¢nico es el mayor del C¨¢ucaso (126 hect¨¢reas) y ocupa un valle con gigantescas con¨ªferas, plantas en peligro de extinci¨®n, vegetaci¨®n del Himalaya o un jard¨ªn japon¨¦s; el sitio ideal para serenarse y respirar a pleno pulm¨®n.
18.00 Masajes exfoliantes
Abanotubani es el barrio hist¨®rico mejor restaurado. Abundan las casas de hu¨¦spedes con cuidados balcones, la mezcla de materiales orientales y europeos, y las vistas espectaculares. Lo m¨¢s famoso son los ba?os termales, con 10 siglos de antig¨¹edad. Recomiendan el Orbeliani (14) (el m¨¢s lujoso) y el Ba?o n? 5 (el m¨¢s antiguo), con salas privadas y comunes donde recibir masajes exfoliantes. El Meidan es la plaza por la que se cruza el r¨ªo Kur¨¢, hasta llegar a Metekhi: su iglesia (15) del siglo XIII se levant¨® sobre el santuario donde se fund¨® la ciudad hace 1.500 a?os; una zona de hermosos caserones colgando de un acantilado. Al lado est¨¢ el parque Rike (16), un buen lugar para el atardecer. A nuestra espalda, la vanguardista sala de exposiciones, m¨²sica y teatro (17) compuesta por dos estructuras tubulares y dise?ada por los arquitectos italianos Massimiliano y Doriana Fuksas (todav¨ªa sin estrenar) y el convencional palacio presidencial; al frente, el puente de la Paz (18), lugar favorito para los selfies. Y en las proximidades, tambi¨¦n en la ribera del Kur¨¢, otro edificio del Estudio Fuksas, destinado al Servicio P¨²blico, con una estructura de oficinas y una impactante cubierta de 11 p¨¦talos sobreelevados a 35 metros formando una flor.
20.30 Noches de m¨²sica
La Asociaci¨®n de Escritores Georgianos alberga uno de los restaurantes m¨¢s famosos, el Littera (19). Mejor no tomar postre y dejar hueco para degustar las tartas del Purpur, en la arbolada plaza Gudiashvili (20), ahora en obras, donde solo queda un edificio en pie, una mansi¨®n del siglo XIX en cuyo segundo piso hay m¨²sica todas las noches (piano, melod¨ªas francesas, ritmos georgianos¡) y cuya decoraci¨®n nos transporta a un mundo de damas y caballeros bailando el vals. Si todav¨ªa hay fuerzas, en la zona de Kote Abkhazi (21), calles Bambis y Chardin, hay jazz, tecno y m¨²sica disco hasta la madrugada en un ambiente cosmopolita.
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