Poes¨ªa esc¨¦nica a fuego lento
Pablo Macho Otero escribe y protagoniza ¡®A fuego¡¯, mon¨®logo que mezcla la mitolog¨ªa con la autoficci¨®n y los juegos de palabras
El teatro en verso es posdram¨¢tico por definici¨®n. El artificio y la impostura de las rimas sit¨²an el texto fuera de la realidad, lo alejan o lo extra?an a la brecthtiana manera. Que una compa?¨ªa joven como La Bella Otero opte por un mon¨®logo en verso demuestra que los cl¨¢sicos nunca mueren, y que los sonetos siguen molando. Pablo Macho Otero ha escrito y protagoniza A fuego, mon¨®logo que mezcla la mitolog¨ªa con la autoficci¨®n y los juegos de palabras, como si fuera el hijo que Sergio Blanco y Jordi Oriol nunca tuvieron. Bajo la direcci¨®n de ...
El teatro en verso es posdram¨¢tico por definici¨®n. El artificio y la impostura de las rimas sit¨²an el texto fuera de la realidad, lo alejan o lo extra?an a la brecthtiana manera. Que una compa?¨ªa joven como La Bella Otero opte por un mon¨®logo en verso demuestra que los cl¨¢sicos nunca mueren, y que los sonetos siguen molando. Pablo Macho Otero ha escrito y protagoniza A fuego, mon¨®logo que mezcla la mitolog¨ªa con la autoficci¨®n y los juegos de palabras, como si fuera el hijo que Sergio Blanco y Jordi Oriol nunca tuvieron. Bajo la direcci¨®n de Emma Arquillu¨¦ y de ¨¦l mismo (autodirecci¨®n), la pieza bascula entre la conferencia performativa y el ejercicio sem¨¢ntico, jugando con la claridad en la puesta en escena (espacio de Yaiza Ares) y las florituras en el verbo.
El aviso para que apaguemos los m¨®viles ya forma parte del espect¨¢culo y, evidentemente, est¨¢ rimado. La figura de Er¨®strato de ?feso, que fue acusado de incendiar el templo de Artemisa, le sirve a Macho Otero para hablar del actor y de su vanidad, de ¨¦l mismo y sus ganas de pasar a la posteridad. Transitando por una feliz esquizofrenia entre sus m¨¢scaras de autor y de actor, reflexiona en voz alta sobre nuestra sociedad de escaparate, likes y memes, y descubrimos que su a?o de Erasmus en Par¨ªs tuvo tr¨¢gicas consecuencias. El fuego recorre toda la pieza, como el chup-chup de un buen cocido, y el humor y el chascarrilo la hacen ideal para todo tipo de p¨²blicos.
Una audici¨®n para interpretarse a s¨ª mismo o un montaje de Cal¨ªgula dirigido por Mario Gas convierten A fuego en una reflexi¨®n metateatral y juguetona, donde el ego de los actores, su narcisismo y sus ganas de dejar huella son parodiados con empat¨ªa y cari?o. Pablo Macho Otero es actor, es decir, un seductor nato, y su fascinaci¨®n por el fuego, las cerillas y la gasolina lo emparenta directamente con la catalana m¨¢s universal. Rosal¨ªa cantaba en Sakura, como cierre de Motomami y ante un p¨²blico ficcionalizado (todo muy meta): ¡°Las llamas son bonitas porque no tienen orden / y el fuego es bonito porque todo lo rompe¡±. Quem¨¦moslo, pues, todo, y qued¨¦monos observando las llamas como quien mira un bonito atardecer.
¡®A fuego¡¯. Texto: Pablo Macho Otero. Direcci¨®n: Emma Arquillu¨¦ y Pablo Macho Otero. La Villarroel, Barcelona. Hasta el 2 de julio.
Puedes seguir a Babelia en Facebook y X, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.