Rafael Cadenas ante Rilke: versos sobre el descubrimiento tard¨ªo de un maestro
Superada la frontera de los 90 a?os, el poeta ofrece un libro en el que toma conciencia de la profundidad de la obra de R.M. Rilke, donde el lenguaje se hace m¨¢s utilitario para los miedos y para las alegr¨ªas y las incertidumbres y se muestra un estado de conciencia: vivir el tramo final del camino
Es curioso observar c¨®mo los libros m¨¢s tard¨ªos de algunos poetas de referencia no discutida acuden, bajo la sombra de la muerte, al despojamiento y a la desnudez, se pertrechan de sabidur¨ªa meditativa, buscan la m¨¦dula de la vida y se mueven en una mezcla serena en la que se baten lo existencial y lo metaf¨ªsico: Somos el tiempo que nos queda, de Caballero Bonald, Poemas de la consumaci¨®n, de Aleixandre, Final, de Jorge Guill¨¦n, Canci¨®n err¨®nea, de Antonio Gamoneda¡ La sedimentac...
Es curioso observar c¨®mo los libros m¨¢s tard¨ªos de algunos poetas de referencia no discutida acuden, bajo la sombra de la muerte, al despojamiento y a la desnudez, se pertrechan de sabidur¨ªa meditativa, buscan la m¨¦dula de la vida y se mueven en una mezcla serena en la que se baten lo existencial y lo metaf¨ªsico: Somos el tiempo que nos queda, de Caballero Bonald, Poemas de la consumaci¨®n, de Aleixandre, Final, de Jorge Guill¨¦n, Canci¨®n err¨®nea, de Antonio Gamoneda¡ La sedimentaci¨®n de toda una historia de escritura se ha producido, el lenguaje se ha hecho m¨¢s utilitario para los miedos y para las alegr¨ªas y las incertidumbres y el poeta muestra un estado de conciencia: vivir el tramo final del camino. En el caso de Rafael Cadenas, con su reciente A Rilke, variaciones, esa meditaci¨®n se sustenta en el redescubrimiento de uno mismo a trav¨¦s de la lectura.
Me explico: todo poeta ha tenido, en la juventud, en el tiempo inici¨¢tico de su obra, autores de referencia arrinconados o no asimilados. Falta de empat¨ªa emocional o est¨¦tica, inmadurez para establecer complicidades, distancia. Eso es lo que Rafael Cadenas confiesa haber sentido en relaci¨®n con la obra po¨¦tica de Rainer Mar¨ªa Rilke en un per¨ªodo decisivo de su formaci¨®n po¨¦tica. Y lo hace, en este breve e intenso poemario, con versos as¨ª: ¡°Pas¨¦ a tu lado / y no te vi // L¨¢stima // Me habr¨ªas / tal vez / conducido por otras v¨ªas¡±. Ahora, superada la frontera de los 90 a?os, el poeta construye una suerte de perplejidad retrospectiva y toma conciencia de la profundidad y de la confluencia de sentidos que vive en la poes¨ªa del maestro Rilke. No es un descubrimiento, sino un reencuentro con la madurez y la experiencia de vida y de poes¨ªa que la edad le ha aportado y con la celebraci¨®n gozosa de ese descubrimiento. El viaje hacia la desnudez y la hondura que Cadenas acometi¨® al comienzo de los a?os noventa (con Gestiones, en 1992, tal y como lo se?ala Jordi Doce en el pr¨®logo, e incluso con En torno a Basho y otros asuntos, de 2016) va hacia su final desde la conciencia de haber dejado a un lado del camino secretos fundamentales del poeta austriaco o de haber contemplado su poes¨ªa desde una perspectiva diferente. Misterios del aprendizaje y de la edad que intenta corregir recapitulando mucho tiempo despu¨¦s.
A Rilke, variaciones est¨¢ escrito en segunda persona, en un di¨¢logo que no tendr¨¢ respuesta salvo la que el propio Cadenas extrae de la relectura: ¡°En tu boca / fulgura / el ahora / eterno¡±. Incluso la disposici¨®n y estructura del libro responden a un proceso: una primera parte que es balance de los primeros encuentros con la poes¨ªa rilkeana, incluso de la primera respiraci¨®n propia, volcada hacia la realidad, hacia los otros (¡°anduviste prendido / de las venas terrestres / tan innegables¡±), una segunda parte con un claro poso narrativo, en la que hace ¡°historia¡± de su desatenci¨®n de adolescencia y juventud hacia la obra rilkeana (¡°necesitaba a?os / de extrav¨ªos,/ encuentros que me alentaran / lecturas que me llevaran de la mano¡±) y una tercera de encuentro radical con uno mismo, ese lugar ¡°donde ser sin m¨¢s y vivir se conciertan¡±. ?Final del trayecto? Probablemente. Pero iluminado, sin el desconsuelo y la sombra que ser¨ªan esperables de esa certeza.
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