?xtasis y eurekas: la acertada fusi¨®n de arte y tecnolog¨ªa de Armin Linke en una iglesia de Santiago de Compostela
Una muestra de fotograf¨ªas de los dispositivos del CERN, expuestas en el contexto de un templo barroco, persigue la quimera de acercar la ciencia al gran p¨²blico
Ni Dios est¨¢ en los detalles ni el diablo anda entre los pucheros (?o era al rev¨¦s?). Lo que la metaf¨ªsica llama ¡°motor inm¨®vil¡± posiblemente se halle en un min¨²sculo punto de intersecci¨®n entre la ciencia y la creatividad. Albert Einstein dec¨ªa que bailamos al son de una tonada misteriosa que toca un m¨²sico invisible en la lejan¨ªa. ¡°Mi Dios es el de Spinoza y nunca juega a los dados con el Universo¡±, aclar¨® en una entrevista mientras trataba de explicar las teor¨ªas cu¨¢nticas, que se ocupan de la materia molecular, at¨®m...
Ni Dios est¨¢ en los detalles ni el diablo anda entre los pucheros (?o era al rev¨¦s?). Lo que la metaf¨ªsica llama ¡°motor inm¨®vil¡± posiblemente se halle en un min¨²sculo punto de intersecci¨®n entre la ciencia y la creatividad. Albert Einstein dec¨ªa que bailamos al son de una tonada misteriosa que toca un m¨²sico invisible en la lejan¨ªa. ¡°Mi Dios es el de Spinoza y nunca juega a los dados con el Universo¡±, aclar¨® en una entrevista mientras trataba de explicar las teor¨ªas cu¨¢nticas, que se ocupan de la materia molecular, at¨®mica y a¨²n menor.
Los principios del ser cu¨¢ntico son, adem¨¢s de ¨ªntegros, perfectos. Pero no sabemos hasta qu¨¦ punto son elusivas las part¨ªculas elementales (fermiones y bosones), tan diferentes de lo que vivimos d¨ªa a d¨ªa. De la naturaleza conocemos su mera representaci¨®n, c¨®mo esta ¡°se expone a nuestros m¨¦todos de interrogaci¨®n (para el alem¨¢n Werner Heinsenberg, pionero de la mec¨¢nica cu¨¢ntica, la f¨ªsica era filosof¨ªa experimental). Abandonados al libre albedr¨ªo, pensamos el universo, lo interpelamos con nuevos desaf¨ªos que transforman la inteligencia futura. El arte es uno de ellos. En tiempos pasados, fue sost¨¦n de la religi¨®n, y sabemos que en ¨¦sta cabe tanta creatividad como en un museo. ?xtasis y eureka (en griego, ¡°lo he encontrado¡±).
Cuestiones como qu¨¦ elementos empleamos para codificar nuestras creencias ¡ªsubjetivas¡ª sobre la naturaleza, de qu¨¦ manera asume la ciencia que lo que vemos no es real (dado que nuestros sentidos pueden sufrir ilusiones), o si el arte puede aplacar nuestra frustraci¨®n por alcanzar los principios que rigen ¡°el pensamiento del pensamiento¡± (Dios), No obtendr¨¢n respuesta en la muestra Instrumentos de visi¨®n. S¨ª, en cambio, el consuelo de contemplar la belleza de los complej¨ªsimos dispositivos que nos acercan al funcionamiento de lo m¨¢s fundamental de la materia. La integran 16 fotograf¨ªas, que su autor, Armin Linke, ha distribuido entre las capillas de la Iglesia de la Universidad de Santiago de Compostela, antigua iglesia de la Compa?¨ªa de Jes¨²s (del siglo XVII), donde las misas han sido sustituidas por conciertos y exposiciones.
A lo largo de dos d¨¦cadas, este artista milan¨¦s nacido en 1966, profesor de Bellas Artes en M¨²nich, fue capturando algunos momentos, anodinos, estelares, de las din¨¢micas del trabajo de un conjunto de investigadores de todo el mundo en los laboratorios de las distintas instalaciones experimentales de f¨ªsica de part¨ªculas del CERN, cuyo centro en Ginebra alberga el gran colisionador de hadrones (LHC), la m¨¢quina m¨¢s grande jam¨¢s construida a 200 metros bajo tierra, en un t¨²nel que alcanza temperaturas cercanas a las del universo despu¨¦s del Big Bang. Trasladado a la literatura fant¨¢stica (Borges), San Pietro in Roma tiene t¨²neles secretos y en la Meca las temperaturas pueden ser infernales. Para los no creyentes, Shakespeare imagin¨®, por boca de Hamlet, un reino maravilloso y espeluznante en una c¨¢scara de nuez.
Desde 2015, el CERN cuenta con un programa de residencias de artistas que podr¨ªan ayudar a la f¨ªsica a dar la flor de algunas verdades que hasta hoy parecen impenetrables. En este contexto nace el trabajo de Armin Linke. La historiadora M¨®nica Bello es la directora del programa Arts at CERN, que organiza muestras en relaci¨®n con las actividades cient¨ªficas del centro, y ha sido la conductora de esta muestra en Santiago, un desaf¨ªo curatorial que provoca primero extra?eza y despu¨¦s asombro. Con una metodolog¨ªa que relaciona cables, tubos e iconofilia, requerir¨¢ de una audiencia bien dispuesta. Un acto de fe, vamos.
Las fotograf¨ªas caen desde el techo en grandes lonas o est¨¢n sujetas con tensas correas a las columnas de la nave. Conforman un libro abierto con paisajes y grupos de personas trabajando en laboratorios; otras, m¨¢s abstractas, son la radiograf¨ªa de colisiones entre part¨ªculas, m¨¢quinas sumamente complejas y gr¨¢ficos llenos de datos. El marco es de lo m¨¢s chocante, con los artificios visuales de la imaginer¨ªa barroca derrochando curvas y pliegues. Aqu¨ª no hay que buscar, sino encontrar parecidos formales o conceptuales. En un lateral de la entrada, contemplamos un tr¨ªptico con la imagen del parque nacional Gran Sasso, en la regi¨®n italiana de los Abruzos. All¨ª las monta?as bloquean los rayos c¨®smicos (bajo la roca hay detectores de neutrinos), de manera que la propia naturaleza es parte del experimento. Linke las conecta con el granito de las paredes de la iglesia y su retablo mayor, en cuyo centro est¨¢ un pat¨¦tico busto de Cristo sin brazos y, en el ¨¢tico, el todopoderoso que sostiene en su mano derecha el orbe. Frente a ¨¦l, la fotograf¨ªa de un gran detector, con su cableado perfectamente ordenado que adopta la forma de un gran ¨²tero.
El artista ha capturado la belleza de los dispositivos del CERN, mostrando c¨®mo arte e investigaci¨®n pueden entrelazarse
Escondida en un lateral de la nave, una tablilla con la escena de la Visitaci¨®n dialoga con la imagen de un despacho (sabemos por la cartela que pertenece al cient¨ªfico austr¨ªaco Rainer Blatt) donde hay una oblea de silicio y notas de conferencias al lado de una reproducci¨®n de La Primavera, de Boticelli. A pocos metros, el altar de San Juan Nepomuceno, con su protagonista escoltado por otros dos santos m¨¢rtires que miran al cielo en se?al de s¨²plica. La composici¨®n de la escena guarda un parecido asombroso con otra imagen de unos cient¨ªficos del proyecto LEGEND, que trabajan con arg¨®n l¨ªquido, uno dirige eleva la mirada buscando la idea abstracta, el otro la agacha con el foco en lo concreto.
La minuciosidad de las tablas de f¨ªsica es pr¨®xima al grado de detalle que utilizaban los artesanos barrocos. Se ve en la prolija decoraci¨®n de guirnaldas de frutas y telas de los retablos de San Francisco de Borja y San Francisco Javier. Otra imagen que ilustra un sistema de inyecci¨®n de xen¨®n para eliminar la contaminaci¨®n en un laboratorio tiene el poderoso efecto del ?tant donn¨¦s de Duchamp, artista que tambi¨¦n se interes¨® por las ¨®pticas de precisi¨®n, no en relaci¨®n con la ciencia sino con el deseo. La imagen que se lleva la palma es el retrato de un cient¨ªfico que lleva a cabo un experimento de colisiones, y no difiere mucho de la de un pantocr¨¢tor. En lugar de sostener el mundo, tiene en la mano lo que parece un florero de vidrio del que escapan haces de luz. Dios cre¨® el mundo en seis d¨ªas. Y ya nunca descans¨®.
¡®Instrumentos de visi¨®n¡¯. Armin Linke. Iglesia de la Universidad de Santiago de Compostela. Hasta el 28 de agosto.
Puedes seguir a Babelia en Facebook y X, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.