¡®El contrato de prostituci¨®n conyugal. Catherine Robbe-Grillet¡¯, de Jos¨¦ L¨¢zaro

Fue el marqu¨¦s de Sade, un hombre de vida desdichada, quien defendi¨® la convicci¨®n de que la filosof¨ªa deb¨ªa decirlo todo. Solo as¨ª se sembrar¨ªan rosas en el camino de espinas de la existencia. Sade ha quedado como referencia en la teorizaci¨®n del dolor y el castigo como v¨ªas de acceso a una forma de placer desconocida. La referencia no es banal al rese?ar el estimulante ensayo ...

Fue el marqu¨¦s de Sade, un hombre de vida desdichada, quien defendi¨® la convicci¨®n de que la filosof¨ªa deb¨ªa decirlo todo. Solo as¨ª se sembrar¨ªan rosas en el camino de espinas de la existencia. Sade ha quedado como referencia en la teorizaci¨®n del dolor y el castigo como v¨ªas de acceso a una forma de placer desconocida. La referencia no es banal al rese?ar el estimulante ensayo El contrato de prostituci¨®n conyugal. Catherine Robbe-Grillet, centrado en la reflexi¨®n sobre el sadomasoquismo, distingui¨¦ndose su car¨¢cter l¨²dico y atrevido de sus dimensiones enfermizas. El tema es inh¨®spito, causa en muchas personas un airado rechazo inicial, hasta el punto de nublar cualquier intento de comprensi¨®n. Porque lo cierto es que escapa a un sentido razonable de las cosas. Jos¨¦ L¨¢zaro fuerza ese umbral de (in)comprensi¨®n invit¨¢ndonos a pensar en un tema que no deja de proyectarse en uno de los ejes de las relaciones sociales, el eje dominio-sumisi¨®n, invadiendo este todas las esferas de la vida.

?C¨®mo se vertebran nuestras relaciones, nuestra vida mental y c¨®mo todo ello repercute en nuestra vida sexual? ?Es posible que en las formas del amor m¨¢s intenso, placer y dolor convivan en el pozo de una misma pasi¨®n? La aguja de navegar de L¨¢zaro es Catherine Robbe-Grillet. Merece la pena detenerse en su trayectoria, sobre todo la vital, porque esta mujer de apenas 1,50 metros, nacida en 1930, y de apariencia bondadosa ha mostrado una gran inteligencia a la hora de gestionar una experiencia muy poco convencional que a muchas otras mujeres hubiera arrojado en brazos del victimismo o de la venganza.

Unos meses despu¨¦s de su matrimonio con el novelista Alain Robbe-Grillet, el autor de La celos¨ªa le propuso la firma de un acuerdo de sus relaciones que inclu¨ªan su derecho a ejercer el pleno dominio sexual sobre su mujer a cambio de una remuneraci¨®n considerable. Catherine nunca firm¨® aquel documento, aunque le sacar¨ªa partido: Jeune mari¨¦e. Journal 1957-1962 (2004) y Le petit carnet perdu (2007). Despu¨¦s descubri¨® la incapacidad del escritor para el coito y sus relaciones se deslizaron en la direcci¨®n dom/sum con un inter¨¦s progresivo por parte de Catherine. De su comportamiento sumiso con Robbe-Grillet ¡ªsolo en el dominio de la esfera sexual¡ª descubri¨®, o aprendi¨® a descubrir, el placer que le proporcionaba ser una dominatriz con otras personas, que solicitaban de ella que ejerciera su conocimiento del bondage y de otras disciplinas, siempre en su caso muy teatralizadas, con guiones, trajes y decorados.

A los 88 a?os, fallecido el escritor, se cas¨® con Beverly Charpentier, una mujer mucho m¨¢s joven que ella. Ambas han sabido fundir sus familias en una nueva estructura envidiable por la armon¨ªa y la tolerancia que desprende Catherine en sus textos o Beverly en sus declaraciones a Jos¨¦ L¨¢zaro. Aqu¨ª Catherine Robbe-Grillet hace referencia al amor que hubo en su matrimonio, a quien dedic¨® un sugerente libro (Alain, 2012) comparando su relaci¨®n con la establecida por Sartre y Simone de Beauvoir. Ahora sabemos que, a pesar del empe?o de la autora de El segundo sexo por construir una relaci¨®n id¨ªlica con el fil¨®sofo, apenas funcion¨®. ¡°No hubo verdadera franqueza entre ellos y cuando una pareja acuerda darse libertad mutua por las razones que sea, ah¨ª la sinceridad es decisiva¡±, comenta Catherine.

El contrato Robbe-Grillet es uno de los ejes sobre los que pivota esta reflexi¨®n amplia y plural sobre el alcance y profundidad del sadomasoquismo. Es muy interesante el recorrido propuesto por la obra de autores que lo abordaron ¡ªShakespeare, Clar¨ªn, Nabokov, Kubrik (?por qu¨¦ no Sade?)¡ª con largas citas que ayudan a la debida contextualizaci¨®n de las escenas. Por su inter¨¦s sobresale el cap¨ªtulo dedicado a Vargas Llosa, un maestro a la hora de exponer la violencia de la sexualidad y desarrollarla como una fuerza capaz de destruir los v¨ªnculos humanos. Sexo, dolor, amor, placer, poder¡­ una combinatoria fascinante que alimenta, insaciable, la mente humana. Nunca sabremos lo suficiente sobre ella. Este libro es una aportaci¨®n para saber qu¨¦ nos pasa por dentro.