¡®Por voluntad propia¡¯, de Mathilde Forget: novela autobiogr¨¢fica sobre la culpa de las mujeres y la vulnerabilidad de la v¨ªctima
La pregunta que subyace a este importante libro es de d¨®nde nace la intr¨ªnseca desconfianza hacia la que habla, denuncia, reclama justicia, y se siente doblemente vejada ante su desprotecci¨®n
En tiempos en que los jueces preguntan a las presuntas v¨ªctimas de abuso si ¡°hubo magreo¡± o ¡°si le intent¨® bajar a usted las bragas¡±, Por voluntad propia nos recuerda que cierto tipo de correo urgente, de literatura concernida hasta las trancas por la realidad y sus violencias, no solo no desacredita por su significado pol¨ªtico, sino que se engrandece en su b¨²squeda de unos c¨®digos que desdi...
En tiempos en que los jueces preguntan a las presuntas v¨ªctimas de abuso si ¡°hubo magreo¡± o ¡°si le intent¨® bajar a usted las bragas¡±, Por voluntad propia nos recuerda que cierto tipo de correo urgente, de literatura concernida hasta las trancas por la realidad y sus violencias, no solo no desacredita por su significado pol¨ªtico, sino que se engrandece en su b¨²squeda de unos c¨®digos que desdicen los c¨®digos habituales de la Autoridad.
La perspectiva es kafkiana y, al final del texto, Forget cita El proceso. El lenguaje de la Autoridad vigila, bloquea, contagia sus humedades: las preguntas de un violador o de un polic¨ªa que toma declaraci¨®n a una v¨ªctima pueden ser m¨¢s agresivas que una afirmaci¨®n: a menudo en los interrogatorios se pone en boca de la v¨ªctima lo que la v¨ªctima no ha querido decir. Se imprime el prejuicio en la boca vulnerable de la v¨ªctima. Tambi¨¦n, el mandato de verosimilitud de las narraciones literarias prestigiosas contamina las exigencias de verosimilitud en la declaraci¨®n de una mujer que acaba de ser vejada. El discurso literario y el jur¨ªdico y todos los dem¨¢s son vasos comunicantes que trasiegan el liquidillo del poder. Hace ya algunos a?os, la magistrada Nekane San Miguel valoraba la verosimilitud como una premisa ret¨®rica que desarticula el desorden y el desconcierto propios de quien acaba de ser violentado f¨ªsica, moral, humanamente. La v¨ªctima se hace m¨¢s v¨ªctima dentro del cors¨¦ de lo que entendemos por verosimilitud.
En esta magn¨ªfica pieza literaria, la narradora es observadora, sensorial, inteligente, precisa en su captaci¨®n de los detalles y su elecci¨®n del lenguaje. Sin embargo, una culpa previa, un estigma, un lenguaje heredado convierte a las v¨ªctimas en victimarios. Las mujeres son culpables por hecho de serlo. Las lesbianas son m¨¢s culpables todav¨ªa. Las mujeres incitan, emiten se?ales, aceptan, se arrepienten, culpan, pero al final, parece que castigan sus cuerpos ¡°por voluntad propia¡±. Como si cada golpe ¡ªla mano dentro de la boca¡ª nos los hubi¨¦semos infligido nosotras mismas. ¡°Soy culpable de que el delito exista porque yo lo he revelado¡±. Nombrar el abuso es hacerlo existir, sacarlo de una invisibilidad que coincide con los dictados del poder.
La mejor literatura responde al impulso de sacar a la luz las esquirlas de una ideolog¨ªa invisible que nos hiere. Lo normal que no es normal, y desde la palabra literaria, se dice, se nombra, se recuerda. Es casi un chiste que el apellido de la autora signifique olvidar en ingl¨¦s. Forget, forgot, forgotten¡ A¨²n recuerdo aquellas listas de verbos irregulares. El cuerpo tampoco olvida: ¡°El cuerpo es un lugar del que nunca te vas. Puedo irme de una ciudad, de un pa¨ªs, dejar a una persona, o alejarme al menos. Pero cuando el acontecimiento ocurre en el cuerpo, en su interior, en el fondo de las tripas, est¨¢s condenada a vivir con ¨¦l (¡) Todas las ma?anas le pongo sus zapatitos.¡± El detalle com¨²n nos conmueve y nos remueve con maestr¨ªa literaria. Esos zapatitos multiplican el par¨¢sito del dolor.
Forget, utilizando preguntas e interrogatorios como leitmotiv, graduando la trama desde la indefinici¨®n a la perfecta definici¨®n de las siluetas, dosificando la sordidez, utilizando el tempo narrativo con rigor de metr¨®nomo, escribe un libro sobre el reflejo hist¨®ricamente condicionado de la fragilidad de las mujeres; una fragilidad acrecentada, imaginada, creada por poemas, leyes, tratados de anatom¨ªa. Forget cuestiona los c¨¢nones literarios ¡ªno la n¨®mina, sino sus procedimientos, no a Sade, sino a la obligaci¨®n de ordenar el relato o construir la mirada de una determinada manera¡ª a trav¨¦s de una narradora poco fiable que nos lleva a cuestionar un pacto de lectura envenenado por la costumbre ¡ª?Precisi¨®n, verosimilitud, suspense!¡ª como orden que ya no se siente como tal; sin embargo, la pregunta ser¨ªa otra: ?qu¨¦ y qui¨¦n convierte en poco fiable a la narradora?, ?de d¨®nde nace nuestra desconfianza al leer? Y desde ese lugar, profundamente literario, ?de d¨®nde nace nuestra intr¨ªnseca desconfianza hacia una mujer que habla, que denuncia, que reclama justicia, que se siente doblemente vejada ante su desprotecci¨®n? No se separan nunca la literatura y la vida.
La narradora, en este caso, coincide con la persona Mathilde Forget: el hecho de que este libro sea autobiogr¨¢fico no suma nada a su inmenso valor. Pero tampoco se lo resta. Ni much¨ªsimo menos.
Por voluntad propia
Traducci¨®n de Alba Pag¨¢n
Tr¨¢nsito, 2024
111 p¨¢ginas
16,95 euros