¡®Amada y perdida¡¯, de Susie Boyt: el sesgo femenino y las redes de mujeres
La escritora brit¨¢nica funde en su novela historias de amor entre mujeres marcadas por la ausencia de los hombres, y subraya lo terrible y lo magn¨ªfico de la dependencia
La autoayuda me pone nerviosa. En sociedades en las que la igualdad de oportunidades parece a¨²n ut¨®pica, decirle a alguien ¡°si quieres, puedes¡± es una estafa. Condenarlo a ir por la vida echando el bofe. Tambi¨¦n es cierto que, si no te lo curras, dif¨ªcilmente llover¨¢ caf¨¦ en el campo. Pero existe una distancia entre la responsabilidad y el poder de cada ser humano para transformar su entorno, y esa obcecaci¨®n que te culpabiliza de tus fracasos y tu malestar obviando la violencia sist¨¦mica. Emprendo la lectura de esta novela con prejuicios negativos porque Boyt ha coqueteado con la autoayuda. Sin embargo, Amada y perdida me reafirma en la hip¨®tesis de que, en literatura, no se trata de que una escritora exp¨ªe sus demonios a trav¨¦s de una historia edificante en la que, al otro lado, encontraremos redenci¨®n y bienestar, sino que el asunto es el texto. Las condiciones psicol¨®gicas y sociales de una persona son trascendidas para, a trav¨¦s de las palabras, llegar universalmente a otros seres humanos. Se nos meten dentro. Ese tr¨¢nsito y esa experiencia vital se basan en un uso consciente del lenguaje y los hilos narrativos. Amada y perdida es un precioso ejemplo de ese tr¨¢nsito y esa conciencia literaria.
Aqu¨ª se funden historias de amor entre mujeres marcadas por la ausencia de los hombres. La ausencia de padre como ¡°enfermedad hereditaria¡±. Hay otras ausencias que nos invitan a pensar en el duelo. Porque tambi¨¦n existe un duelo por las personas vivas y un duelo anticipado. Ruth, madre; Eleanor, hija; Lily, nieta. Eleanor no puede hacerse cargo de Lily; su cotidianidad es demasiado s¨®rdida. No podemos medir la responsabilidad de Ruth en esa sordidez: su cuidado descuidado o su descuido cuidadoso son una cuesti¨®n moral que funciona como espoleta narrativa. Eleanor es elipsis y fractura. Ruth y Lily se abrazan y acompa?an. En su v¨ªnculo, afectivo y narrativo, en el relevo de sus voces en la novela, hay algo que nos hace pensar en los injertos exitosos. Una prosa v¨ªvida da cuenta del crecimiento de la una y el declive de la otra. Entre las dos, la bisagra fantasmag¨®rica de Eleanor, la pieza que les falta y que, sin embargo, las va soldando org¨¢nica y profundamente.
El punto fuerte de Susie Boyt radica en su capacidad para no dejarse colonizar por la luz. No incurrir en la cursiler¨ªa ni el merengue para provocar el efecto de ternura. La luminosidad del retrato de Lily como beb¨¦, ni?a, adolescente, resulta m¨¢s radical cuando entendemos el miedo del personaje ¡ªcrecer es empezar a tener miedo¡ª y lo hacemos nuestro: Lily pone un exquisito cuidado en no herir a quienes ama, pero est¨¢ agotada; su comportamiento delicado es el reflejo del trato que su abuela dispensa a su hija ausente. Ruth quiere ayudar, pero a veces es inevitablemente intrusiva. Incluso podr¨ªamos decir que su generosidad tiene algo de usurpaci¨®n y culpa. En la dependencia hay algo terrible y algo magn¨ªfico.
Boyt habla de la ambivalencia de los sentimientos, y de redes de amor y amistad entre mujeres que reformulan el concepto de familia. Nos cuenta c¨®mo el cuidado que ponemos al cuidar a veces se vuelve contra nosotras, aunque en las inhibiciones y en la habilidad para ponernos en el lugar del otro se esconde la semilla de nuestra alegr¨ªa. Quiz¨¢ este sea un libro sobre el significado de la consideraci¨®n. El sesgo femenino de ser consideradas con otras personas. Susie Boyt con los mimbres de la mejor literatura y una prosa f¨ªsica nos enfrenta al peligros¨ªsimo interrogante de si merece la pena atrevernos a comportarnos mal.
Amada y perdida
Traducci¨®n de Magdalena Palmer
Mu?eca infinita, 2024
248 p¨¢ginas. 20,90 euros
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