Despu¨¦s de las siete
Expresar un dato cierto pero insuficiente, como hizo Maz¨®n, es un conocido truco para mentir y creerse a salvo
Muchos pol¨ªticos dan muestras de que sufren dificultades de comprensi¨®n ling¨¹¨ªstica, porque rara vez responden a lo que se les pregunta.
Uno de los ¨²ltimos ejemplos de que las herramientas generales del lenguaje les resultan ajenas lo aport¨® el 26 de febrero Carlos Maz¨®n. El presidente valenciano parece no haber asimilado una de las cuatro m¨¢ximas de la conversaci¨®n leal que todos los hablantes de un idioma aplican cientos de veces cada d¨ªa sin darse cuenta, de manera intuitiva: la m¨¢xima de cantidad.
Las m¨¢ximas para un entendimiento sincero fueron descritas por el fil¨®sofo brit¨¢nico Herbert Paul Grice (1913-1988) en su obra Logic and Conversation (1975), crucial en el ¨¢mbito de la pragm¨¢tica (rama de la filosof¨ªa del lenguaje que estudia el sentido de lo que se dice, m¨¢s all¨¢ del significado concreto de las palabras proferidas).
Todos ejecutamos esas cuatro m¨¢ximas de forma inconsciente cuando hablamos, escribimos o comprendemos. Se trata de la m¨¢xima de calidad (emitir datos ciertos); la m¨¢xima de claridad (ser ordenado, evitar la ambig¨¹edad¡); la m¨¢xima de relevancia (contar los datos que tienen trascendencia y omitir los insignificantes; porque si se cuenta lo insignificante, eso se convierte en importante por el mero hecho de incluirlo en el relato; y si se calla lo importante, eso se hace pasar por irrelevante); y, finalmente, la m¨¢xima de cantidad. Esta ¨²ltima obliga a no ofrecer m¨¢s informaci¨®n de la que se conoce, pero tampoco menos. Si decimos ¡°Anastasio es padre de dos hijos¡± cuando sabemos que tiene cuatro, la afirmaci¨®n no es falsa, pues ¡°dos¡± est¨¢ contenido en ¡°cuatro¡±. Pero se silencia as¨ª a los otros dos hijos de los que tambi¨¦n es padre, y con ello se obliga a una inferencia err¨®nea.
Cuando aseguramos ¡°en la manifestaci¨®n hab¨ªa m¨¢s de 1.200 personas¡±, comunicamos que tal cifra se superaba por poco; pero si sab¨ªamos que acudieron unas 3.500, por ejemplo, habremos ofrecido menos informaci¨®n relevante de la que ten¨ªamos. Y aun diciendo algo cierto (2.500 son m¨¢s de 1.200) estaremos mintiendo. Las imprecisiones deliberadas suelen encubrir un enga?o.
Carlos Maz¨®n declar¨® poco despu¨¦s de la riada de octubre de 2024 que ¨¦l hab¨ªa acudido al centro de coordinaci¨®n de emergencias (el Cecopi) ¡°a partir de las siete de la tarde¡±. Todo el mundo dedujo que se hab¨ªa personado sobre esa hora, al aplicar de inmediato las m¨¢ximas de Grice aunque no las conociera. Sin embargo, meses m¨¢s tarde, el 26 de febrero, la Generalitat reconoci¨® tras un requerimiento judicial que la llegada del presidente se produjo a las 20.28. Caramba, eso era muy distinto. Se a?ad¨ªa as¨ª una hora m¨¢s al periodo en el que Maz¨®n estuvo de parranda. Cinco horas ya en paradero desconocido mientras mor¨ªan bajo el agua decenas y decenas de sus paisanos.
Preguntado luego por los periodistas, Maz¨®n ratific¨®: ¡°Llegu¨¦ a las 20.28¡å. Y uno de ellos le opuso: ¡°Dijo [anteriormente] que pasadas las siete¡¡±. A lo que el presidente contest¨®: ¡°Evidentemente, las 20.28 es despu¨¦s de las siete y media. Es un hecho f¨¢ctico [sic], ?no? ?Cu¨¢ndo he mentido?¡±.
Alguien que llegue a las 20.20 lo har¨¢, s¨ª, ¡°a partir de las siete¡±; eso es un hecho y por tanto algo f¨¢ctico. Ahora bien, expresar un dato cierto, pero insuficiente, no garantiza que se est¨¦ diciendo la verdad. Al contrario, es un conocido truco para mentir y creerse a salvo.
As¨ª pues, Maz¨®n enga?¨® en octubre a todas las personas que confiaron en que estaba manteniendo con ellas una conversaci¨®n leal. Eso s¨ª que es un hecho f¨¢ctico; y esta vez, adem¨¢s, verdadero.
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