Albert Llad¨®: ¡°La justicia siempre ha confundido histrionismo con teatralidad¡±
El periodista, dramaturgo y escritor catal¨¢n acaba de publicar ¡®Contra la actualidad¡¯, un ensayo en el que reflexiona sobre la tensi¨®n entre la humanidad inherente al acto de preguntar y la robotizaci¨®n a la que se encuentra sometida la actualidad
El periodista, dramaturgo y escritor catal¨¢n Albert Llad¨® (Barcelona, 1980) acaba de publicar Contra la actualidad (Galaxia Gutenberg), un ensayo en el que reflexiona sobre la tensi¨®n entre la humanidad inherente al acto de preguntar y la robotizaci¨®n a la que se encuentra sometida la actualidad.
En el libro se plantea 30 preguntas y la primera es: ?a qu¨¦ llamamos actualidad? ?Cu¨¢l es la respuesta breve a esa cuesti¨®n? La actualidad no es lo mismo que el presente. La actualidad n...
El periodista, dramaturgo y escritor catal¨¢n Albert Llad¨® (Barcelona, 1980) acaba de publicar Contra la actualidad (Galaxia Gutenberg), un ensayo en el que reflexiona sobre la tensi¨®n entre la humanidad inherente al acto de preguntar y la robotizaci¨®n a la que se encuentra sometida la actualidad.
En el libro se plantea 30 preguntas y la primera es: ?a qu¨¦ llamamos actualidad? ?Cu¨¢l es la respuesta breve a esa cuesti¨®n? La actualidad no es lo mismo que el presente. La actualidad nos viene dada como algo cerrado, como si lo ¨²nico que pudi¨¦ramos hacer con ella fuera consumirla como una f¨¢brica de impactos. La actualidad, as¨ª, queda atrapada en la trampa de lo inmediato, mientras el presente acoge, en su propia temporalidad, el pasado (siempre imprevisible) y el futuro (siempre abierto). La actualidad se alimenta de nuestra impotencia. El presente es un ahora que no renuncia a todas sus potencias¡ Potencias que, como en la teor¨ªa del movimiento de Arist¨®teles, pueden transformarse en actos. Depende de nosotros. En el presente tenemos algo que decir. En la actualidad nuestro silencio es c¨®mplice.
Si consumimos la actualidad como robots, ?qu¨¦ hacer para rehumanizarnos? El ensayo explora cuatro formas de resistencia: el deseo, el juego, la mirada y la pregunta por el sentido. El deseo, liberado del mero consumo, nos desplaza, nos compromete, y nos reconcilia con el animal que somos. El juego atiende a la polifon¨ªa que todos encarnamos. Nos recuerda que el rol que ocupamos depende del contexto, y que somos mucho m¨¢s que nuestra m¨¢scara. El juego, adem¨¢s, es un acto de libertad que nos vincula con el otro. La mirada atenta nos permite cambiar de perspectiva, descubrir lo extra?o y lo extranjero que existe frente a nosotros, y que no hemos sabido ver cuando nos comport¨¢bamos como bur¨®cratas de lo cotidiano. Y la pregunta por el sentido es una invitaci¨®n para ir m¨¢s all¨¢ del significado, para que el saber narrativo tenga su espacio frente a la omnipresencia del saber positivo.
Es periodista, ensayista, y dramaturgo. ?En qu¨¦ punto se tocan esas formas de escritura? Me parecen tres dialectos de un mismo idioma. El periodismo, el pensamiento y el teatro se articulan a trav¨¦s del arte de la pregunta. Si no es as¨ª, si no hay conflicto en nuestra narraci¨®n, caemos en la pedagog¨ªa (ilustrar un concepto o una idea) o, mucho peor, en la propaganda. La filosof¨ªa nace de la pregunta, no de la demostraci¨®n. Y la duda y la intuici¨®n suelen ser m¨¢s f¨¦rtiles que el argumento autocomplaciente.
?Qu¨¦ libro le convirti¨® en lector? Historias de cronopios y famas, de Julio Cort¨¢zar. No he vuelto a subir una escalera de la misma manera desde entonces.
?Y en escritor? Mortal y rosa, donde Francisco Umbral demuestra que la gram¨¢tica no es una colecci¨®n de signos un¨ªvocos, sino alquimia, un artefacto m¨¢gico que nace de la imaginaci¨®n.
?Cu¨¢les son sus tres autores teatrales de cabecera? Kolt¨¨s, porque la ortograf¨ªa se transforma en orograf¨ªa. Havel, porque nos alerta sobre c¨®mo todos podemos acabar escupiendo propaganda por la boca. Camus, porque el compromiso no renuncia a la alegr¨ªa.
?Cu¨¢l es la ¨²ltima obra de teatro o danza que le gust¨®? Falaise, de Bar¨® d¡¯Evel. ?Podemos convocar, a la vez, a la ambici¨®n y el juego, a la celebraci¨®n y el virtuosismo?
?Qu¨¦ personaje teatral se le parece m¨¢s? Me gustar¨ªa parecerme, en alg¨²n momento de lucidez y coraje, a Y¨¢nek Kali¨¢yev, de Los justos de Albert Camus. Porque, rodeado por la tentaci¨®n de la violencia, nunca olvida que la belleza es la forma de resistencia m¨¢s radical. Y porque nos recuerda que ¡°la revoluci¨®n no se hizo para matar ni?os¡±. Es asquerosamente actual.
Cite sus tres series favoritas de todos los tiempos. Fawlty Towers (porque el personaje de Manuel nos demuestra que la torpeza tambi¨¦n es una forma de sabotaje al poder), The Wire (donde la educaci¨®n no se ha transformado en una estad¨ªstica protocolaria) y Succession (porque Shakespeare vive entre nosotros).
?Y la ¨²ltima que vio del tir¨®n? Endeavour. Nos quieren polic¨ªas, pero a¨²n podemos mirar como detectives. ?Qui¨¦n dice que la vida no es un enigma?
?Qu¨¦ libro tiene ahora mismo en su mesilla de noche? Estoy releyendo Apolog¨ªa a S¨®crates, de Plat¨®n. La justicia siempre ha confundido histrionismo con teatralidad.
?Y uno que no lograra terminar? Crimen y castigo, de Dostoievski. Dice demasiadas verdades para ser soportable.
?Un m¨²sico al que admire especialmente? Enrique Morente. Vino desde lo at¨¢vico para ense?arnos el futuro. La voz tambi¨¦n puede ser un or¨¢culo.
?Qu¨¦ canci¨®n suena en bucle en su cabeza en este momento? L¡¯animale, de Franco Battiato. Es una deliciosa adicci¨®n.
?En qu¨¦ museo se quedar¨ªa a vivir? M¨¢s que en un museo, en una sala. En la de Las pinturas negras de Goya, en el Prado. Es como poner una canal de noticias 24 horas, pero sin la ch¨¢chara deportiva.
?Tiene alg¨²n placer culpable en materia cultural? First Dates. Me parece un ejercicio de dramaturgia extraordinario.
?Qu¨¦ trabajo no aceptar¨ªa jam¨¢s? Los m¨¢s raros, y los peor pagados, ya los he aceptado.
?Qu¨¦ est¨¢ socialmente sobrevalorado? Los aplausos.
De no ser escritor, le habr¨ªa gustado ser¡ M¨²sico. Para mi desgracia, no tengo demasiado o¨ªdo musical. Sin embargo, me parece que el ritmo propio es de las cosas m¨¢s importantes que uno puede dejar al mundo.
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