Renovar la piel
Dos artesanos con sede en Madrid revolucionan la prestigiosa marroquiner¨ªa espa?ola y venden en todo el mundo sus dise?os de ¡°lujo encubierto¡±
Steve Mono, la marca de Gonzalo Fonseca (Bilbao, 1972), recupera la antigua tradici¨®n marroquinera espa?ola que tanto prestigio tiene en el exterior (y menos en casa). ¡°No solo existen las grandes marcas, Gucci, Prada o Vuitton, los peque?os tambi¨¦n hacen cosas interesantes¡±, argumenta Fonseca en su estudio en plena Gran V¨ªa. Ese lujo encubierto o ¡°lujo discreto¡± es ya una realidad en las mejores plazas del mundo. El auge de la artesan¨ªa y algunos de los maestros protagonizan el libro Artesan¨ªa espa?ola de vanguardia, de Tachy Mora (Lunwerg).
Steve Mono, que ya ha salido dos veces en la prestigiosa revista Monocle, est¨¢ en 40 puntos de venta (EE UU, Italia, Jap¨®n¡) y su facturaci¨®n ha crecido en un 15%. Fonseca empez¨® Sociolog¨ªa, pero la colg¨® por el dise?o gr¨¢fico. Su experiencia en una corporaci¨®n de moda le decidi¨® a lanzarse por su cuenta. ¡°Siempre he sido amante de la figura del oficio, del taller, de la manualidad, adem¨¢s de involucrarme en la fabricaci¨®n: intervengo en el corte, lijado y pulido de pieles, en el patronaje¡±, cuenta. Trabaja con pieles naturales, sin tintes y sin cromo, todas de origen vacuno procedentes de Palencia. Empez¨® por la l¨ªnea de hombre por pura necesidad. ¡°Quer¨ªa cosas, como un portadocumentos que siempre le ve¨ªa a mi padre, y no las encontraba¡±.
Mont¨® su primer taller en Bilbao. Luego vinieron las ferias internacionales y la prestigiosa Piti Uomo de Florencia le lanz¨® al estrellato. Y mientras trabajaba con dise?adores como Helena Rohner, J+G, Miriam Oc¨¢riz, llegaron las compras de pa¨ªses donde antes no le conoc¨ªan. Vende sus piezas en espacios muy elegidos, como Harvey Nichols, de Hong Kong, Opening Ceremony, de Los ?ngeles, o Published, en Mil¨¢n. En Madrid, en Love Dispensary (la l¨ªnea de mujer) y en March¨¦ Aux Puces. Sus piezas, adem¨¢s, son vers¨¢tiles. Una bolsa shopping que se convierte en petate; otra, en un malet¨ªn. ?Lo que m¨¢s vende? El portadocumentos (reinventado) de su padre. ¡°Me gusta darle una vuelta de tureca a los objetos cl¨¢sicos¡±, precisa. No le gusta el momento actual de la moda, con esa locura que exige seis colecciones al a?o. ¡°Hay que buscar que las cosas permanezcan¡±.
Su procedencia es distinta, pero ?ric Gallais (Marsella,1964) persigue algo parecido desde su casa-taller de la plaza del ?ngel. Fue asistente de Yves Saint Laurent, gracias a que su padre, m¨¦dico y volcado en la lucha contra el sida, conoci¨® al compa?ero del modisto, Pierre Berg¨¦. Trabaj¨® 10 a?os con el maestro. Cuando YSL se fue, pas¨® a ser asistente senior de Tom Ford, al que pone por las nubes. ¡°Me encant¨®, era fant¨¢stico¡±. Pero ten¨ªa que viajar mucho, se cans¨® y dimiti¨®. Y aparece en su vida Delphine Arnault, la hija del due?o de LHVM, que engloba a Loewe. Y aterriz¨® ah¨ª. Hasta que, de nuevo, lo deja. Tras algunos a?os sab¨¢ticos resurge como independiente. Ahora hace lo que quer¨ªa: ¡°Bolsos sin adornos, y con muy buenos acabados¡±. Las pieles son de Ubrique. Vende a trav¨¦s de su web (ericgallais.com) y, en Madrid, en tiendas como March¨¦ Aux Puces. Dice que sus bolsos son como el rostro de las personas, ¡°que se viven¡±.
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