"Nadie nos hace caso"

Los mediadores enviados por el Ayuntamiento de Barcelona al barrio est¨¢n tratando de llevar la paz de los despachos a las calles. Suelen trabajar como hormigas cuando no pasa nada, pero se convierten en "bomberos" en cuanto salta un conflicto. As¨ª define el trabajo de estos profesionales Ramon Sanahuja, director de Inmigraci¨®n del Ayuntamiento de Barcelona.

Sanahuja reconoce que el Bes¨°s es "uno de los barrios con m¨¢s diversidad" (el 24% de sus residentes son extranjeros), pero a?ade que no es, precisamente, de los m¨¢s conflictivos en cuanto a la convivencia entre distintas comunidades. Eso se explica, en parte, porque "se ha trabajado mucho para tener una buena comunicaci¨®n con las asociaciones".

Ese contacto ha sido clave, dice Sanahuja, en las ¨²ltimas 72 horas tras la muerte de Ibrahima Dyey. "Hemos parado el golpe. Hay un plan comunitario muy potente y tenemos interlocutores. Eso es b¨¢sico ante una crisis as¨ª", resume. Ese trabajo previo no ha impedido que se produzcan algunos incidentes. El martes, tras el crimen, algunos j¨®venes volcaron contenedores y rompieron las lunas de tres veh¨ªculos aparcados en la calle. Al d¨ªa siguiente, quemaron una habitaci¨®n del piso de los detenidos y llamaron a la "venganza". "No hemos tenido grandes se?ales de alarma en el Bes¨°s", insiste Sanahuja sobre la relaci¨®n entre esas dos comunidades. Ahora se trata de trabajar por la convivencia. "O al menos, por una coexistencia correcta como la que ha habido hasta ahora", matiza el director de Inmigraci¨®n.

Los vecinos de este barrio recelan de la Administraci¨®n. Se sienten abandonados a su suerte. "Estamos en la periferia y nadie nos hace caso; aqu¨ª cada vez vamos a peor", dice Francisco. Pese a las inversiones p¨²blicas ¡ªla Ley de Barrios dot¨® al Bes¨°s con 14 millones de euros, aunque muchos de los proyectos a¨²n est¨¢n por ejecutar¡ª, tienen la sensaci¨®n de que viven peor que hace 20 a?os.

Mientras, la vida cotidiana sigue en el Bes¨°s. Ayer, una decena de compa?eros de Ibrahimia segu¨ªan en el lugar de los hechos. Entre todos est¨¢n organizando una colecta, con la ayuda de asociaciones, para sufragar el coste que supone repatriar el cuerpo del fallecido a Senegal, donde dej¨® esposa e hijos. Llevaba tres a?os viviendo en Barcelona y estaba en el paro.