El retrato de la miner¨ªa
La declaraci¨®n de conjunto monumental protege el paisaje y el pasado industrial de Gallarta
¡°Es como tener en casa un retrato del abuelo para que los nietos que no le conocieron sepan como era¡±. Carmelo Uriarte, presidente del Museo de la Miner¨ªa del Pa¨ªs Vasco, ha defendido siempre que la corta de Bodovalle y su entorno debe quedarse como era cuando en 1993 acab¨® la actividad minera en Gallarta, en el municipio de Abanto y Ci¨¦rvana. ¡°Tenemos que matenerlo para que recuerde como era nuestra forma de vida. Es un lugar que habla de una historia social, humana y econ¨®mica¡±, repite. A finales del pasado a?o, despu¨¦s de muchos a?os de pelea, consigui¨® su objetivo: las huellas del pasado minero de Gallarta fueron declaradas conjunto monumental por el Departamento de Cultura.
Uriarte ¡ª hijo y nieto de mineros y trabajador del sector durante 40 a?os ¡ª aplaude la protecci¨®n del paisaje que sigue rodeando su vida. A poca distancia del Museo de la Miner¨ªa, donde acude cada d¨ªa, se distingue la corta de Bodovalle, el n¨²cleo del conjunto monumental. La actividad humana intervino en la naturaleza para crear un paisaje singular, un ejemplo ¨²nico en Euskadi.
Por una parte destaca el inter¨¦s del corte geol¨®gico que marca el punto m¨¢s bajo del Pa¨ªs Vasco, situado 37 metros por debajo del nivel del mar. En esa falla de 700 metros de largo, 350 de ancho y 150 metros de profundidad, se inici¨® la miner¨ªa a cielo abierto a finales del siglo XIX.
En los a?os setenta fue, con 500 trabajadores, la segunda explotaci¨®n de hierro en Europa
A la parte f¨ªsica se suma el testimonio de una forma de vida y producci¨®n. Fue la ¨²ltima explotaci¨®n minera que se mantuvo activa en Bizkaia. Las minas Manuelita, Concha II, San Miguel, San Benito y Ser dejaron un enorme boquete en forma de cono invertido, en el que ven los escalones que fue dejando la explotaci¨®n. A simple vista no se distinguen los 50 kil¨®metros de galer¨ªas subterr¨¢neas en las que se sigui¨® arrancando del mineral de hierro en las tres ¨²ltimas d¨¦cadas de vida de la explotaci¨®n. En los a?os 70 del siglo XX fue, con 500 trabajadores, la segunda explotaci¨®n de hierro m¨¢s grande de Europa.
El museo es el alma del pasado minero de Gallarta. En el edificio del viejo matadero rehabilitado se conservan desde las vagonetas a las l¨¢mparas de los mineros. El conjunto monumental engloba tambi¨¦n los restos del ferrocarril de la Orconera que comunicaba las minas con el embarcadero de Lutxana y el castillete de la mina Ezequiela, una torre met¨¢lica que serv¨ªa como chimenea de ventilaci¨®n de las galer¨ªas, entre otros restos de la actividad minera que conviven con testimonios de la vida dom¨¦stica. A pocos metros del museo se conservan dos antiguas casas mineras, sencillas construcciones con estructura de madera, y una cuadra, donde se guarec¨ªan los caballos utilizados para el arrastre de vagonetas cargadas de mineral.
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