Seduciendo con el ritmo
Erik Truffaz ha sabido encontrar un camino propio en el resbaladizo mundo que une el jazz y la electr¨®nica
Trabajando de forma seria y sin aparentes prisas, Erik Truffaz ha sabido encontrar un camino propio en el resbaladizo mundo que une (o separa, seg¨²n los casos) el jazz y la electr¨®nica. Situ¨¢ndose h¨¢bilmente en la estela del ¨²ltimo Miles Davis, el trompetista suizo ha elaborado un mundo sumamente personal que podr¨ªa interesar por igual a los jazzistas abiertos de miras (que los hay) y a los asiduos de las pistas de baile que posean ese deseable plus de curiosidad.
ERIK TRUFFAZ
FESTIVAL MIL.LENNI.
Erik Truffaz
Auditori, 12 de febrero.
Hace unos d¨ªas Truffaz reuni¨® a un p¨²blico de lo m¨¢s heterog¨¦neo en la sala peque?a del Auditori, que acab¨® haciendo honor a su nombre (se llama Sala Tete Montoliu) y se qued¨® peque?a para la ocasi¨®n. Como el p¨²blico, la propuesta esc¨¦nica tambi¨¦n fue heterog¨¦nea. En formaci¨®n de cuarteto, Erik Truffaz se pase¨® desde lo m¨¢s r¨ªtmico y electr¨®nico hasta lo puramente ac¨²stico, casi susurrante. Record¨® constantemente al bueno de Miles, pero tambi¨¦n tuvo sus dosis Chet Baker, como para demostrar que todo cabe en su peculiar batidora.
El suizo es un buen instrumentista, pero no fue su trompeta lo m¨¢s seductor de la velada, sino los continuos ambientes sonoros que se fueron alternando, en los que una y otra vez destac¨® la sonoridad vintage de un viejo Fender Rhodes.
Fue un concierto magn¨ªfico. Solo sobraron algunos excesos vocales del bater¨ªa, al que probablemente no se le pueda poner ninguna etiqueta, pero tampoco hace ninguna falta. Erik Truffaz seduce con el ritmo y no por la defensa de ninguna etiqueta.
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