La emoci¨®n puede al sue?o en la facultad de Historia de Valencia

Dam tiene 20 a?os y viste de traje y corbata. Es delgado, tiene barba rala y camina cansado despu¨¦s de haber pasado la noche en el hall de la facultad de Historia de Valencia en solidaridad con los alumnos del IES Lluis Vives. Porta un ejemplar de La m¨¢quina de follar de Bukowski con la etiqueta de la biblioteca que sujeta con vehemencia antes de empezar la marcha y con el que acompa?a la explicaci¨®n de las horas sin sue?o en el edificio: "Nos quedamos unos 50, pero no hemos dormido casi".

Dam se expresa de forma breve e interrumpe su discurso para charlar con alg¨²n conocido. Hoy deber¨ªa haber ido a trabajar, pero ha preferido apoyar la marcha en solidaridad con los arrestados por la polic¨ªa de ayer: "A pesar de lo que sale en la tele, la gente sabe qui¨¦n miente". Cree que esta lucha es m¨¢s "efectiva y focalizada" que la del 15-M: "All¨ª nos dejamos mover mucho por la utop¨ªa".

"Lo de la polic¨ªa fue la guinda de todo lo que? nos est¨¢n haciendo"

Con ¨¦l coincide Jordi, un chico de 37 a?os que ha participado en todas las jornadas de lucha. "Lo de ayer sent¨® como un tiro, aunque por la noche se fue apaciguando y al final estuvimos pr¨¢cticamente haciendo tesis sobre el sistema y lo que ocurri¨®". Hoy se ha pasado la ma?ana frente al IES Lluis Vives porque est¨¢ parado. Al final ha iniciado la marcha en el campus universitario: "Hay mucha indignaci¨®n, mucha rabia, y la reforma laboral es la guinda a todo lo que nos llevan haciendo desde hace semanas", concluye.

La multitud de fuera del edificio contrasta con la calma de dentro. Hay un nerviosismo palpable en el momento de empezar e, incluso, en el de tomar la palabra y concretar propuestas. Se oyen discursos sobre la posibilidad de otra carga o sobre propuestas concretas que alegar a diario. En una "mesa de informaci¨®n" improvisada a primera hora de la ma?ana, Cristian y Francisco atienden a la gente que quiere participar en la marcha. Francisco es de Barcelona, pero vino ayer para sumarse a las protestas: "Tengo la ventaja de que soy aut¨®nomo", sonr¨ªe. Tampoco han pegado ojo: "Anoche porque est¨¢bamos intranquilos con lo que hab¨ªa pasado, y hoy porque ten¨ªamos que hacer todo", explican, "a las ocho ya estaba todo el mundo en pie, trabajando".

A pesar de las mantas o de los sacos de dormir, las personas que han pernoctado en la facultad y "con todas las facilidades de la direcci¨®n" se quejaban algo del fr¨ªo: "Nos cortaron la calefacci¨®n". Lo dem¨¢s-? el trato de la polic¨ªa "muy cordial, aunque al principio escuchamos lecheras por la avenida"; la comida- "la gente se ha volcado y nos han tra¨ªdo zumo, galletas o hasta arroz y lentejas"; o el asombro- "nos pasamos m¨¢s de tres horas flipando con lo que hab¨ªamos visto"- han valido la pena y la emoci¨®n ha podido al sue?o en la facultad. A mediod¨ªa, a¨²n se notaban las ganas de permanecer una cuantas noches m¨¢s: "Yo, que ahora no tengo casa", indica Dam, "me quedo aqu¨ª hasta que las cosas cambien, porque esto es un lujo".