El fin del monopolio (informativo) de la violencia
En la CT ¡ªla cultura de la transici¨®n¡ª, se?alar e interpretar lo que es o no es violencia ha sido una de las mayores atribuciones culturales de los Gobiernos. Es una poderosa herramienta que los Gobiernos han utilizado para fabricar cohesi¨®n, informaci¨®n y pol¨ªticas. Ning¨²n otro Estado europeo ha utilizado tanto y tan bien esa posibilidad de gestionar la violencia para, por ejemplo, prohibir diarios y partidos o, a trav¨¦s de alocuciones absurdas e intraducibles fuera de la cultura espa?ola ¡ªverbigracia: ¡°unidad de todos los dem¨®cratas¡±, u ¡°oxigenaci¨®n de banda armada¡±¡ª, ampliar el concepto de violencia para penalizar oposiciones a pol¨ªticas gubernamentales.
Esta sobreexplotaci¨®n de la violencia es algo tan local y excesivo, en fin, que el hecho de que un gobierno fracase al instrumentalizar una violencia, como sucedi¨® el 11-M, supone su desprestigio. Curiosamente, eso mismo ha vuelto a pasar ahora, con mayor viso de ruptura cultural, a trav¨¦s de los sucesos del IES Llu¨ªs Vives.
El IES Llu¨ªs Vives apareci¨® en la prensa hace d¨ªas. Mientras, para paliar el fr¨ªo y protestar contra los recortes, otros estudiantes iban a clase con mantas. La semana pasada, una movilizaci¨®n pac¨ªfica y rutinaria de esos ni?os y posni?os ¡ªde 12 a 18 a?os¡ª en protesta por los recortes fue brutalmente reprimida por la polic¨ªa. La violencia desmesurada fue seguida masivamente en Twitter. Al d¨ªa siguiente no fue noticia en los medios, en lo que es una din¨¢mica CT, esa cultura que tiende a no meterse en terrenos pantanosos no explorados por el Estado. Seis d¨ªas despu¨¦s se repiti¨® la ferocidad policial. La ciudadan¨ªa retransmiti¨® nuevamente los abusos. Conforme el hashtag #PrimaveraValenciana se iba convirtiendo en trending topic, sucedi¨® algo curioso.
Los medios convencionales se sumaron a la informaci¨®n en la red
Los medios convencionales se sumaron a la informaci¨®n en la red. Primero, desde precauciones CT, describiendo la situaci¨®n como ¡°batalla¡± o ¡°enfrentamiento¡±, opciones que presuponen simetr¨ªa y ausencia de abuso. En la tarde del lunes 20, EL PA?S, por ejemplo, abandon¨® la palabra ¡°batalla¡± por la opci¨®n ¡°cargas policiales¡±, que asum¨ªa ya una violencia unilateral. Ese simple cambio l¨¦xico supuso un duro golpe a la CT. Al d¨ªa siguiente, dos ministros aludieron a la polic¨ªa como v¨ªctimas de una violencia radical. Lo normal habr¨ªa sido defender ese punto de vista en los medios, se?alando un enemigo violento de la democracia ¡ªconcepto utilizado por el jefe de la polic¨ªa valenciana, amparado por la cultura de los ¨²ltimos 37 a?os¡ª, a derrotar mediante la ¡°unidad de todos los etc¨¦tera¡±.
Pero ya no fue posible la unanimidad en torno de la violencia propuesta por un gobierno. Varios diarios optaron por una lectura de la realidad m¨¢s pr¨®xima a los hechos y m¨¢s alejados del ideal cultural. Incluso, los medios p¨²blicos valencianos hablaron de presiones gubernamentales para imponer su punto de vista. Por la tarde, la delegada del Gobierno en Valencia se ve¨ªa obligada a improvisar otra tesis, menos ¨¦pica que la propuesta por la ma?ana. Otra curiosidad: durante el d¨ªa, los tuits de diputados del PP tendieron a aludir a ETA, ¨²nica violencia ¡ªen el caso de que a¨²n exista¡ª cuya interpretaci¨®n, al parecer, todav¨ªa dominan.
Los titulares del d¨ªa fueron menos contundentes que los alemanes ¡ªSpiegel: Brutal acci¨®n policial contra estudiantes¡ª, por citar una cultura con un Proceso de N¨²remberg a cuestas. Pero, en todo caso, en 24 horas, el Gobierno espa?ol perdi¨® su joya: su monopolio en la descripci¨®n y rentabilizaci¨®n de la violencia. Si el Gobierno quer¨ªa experimentar en ¨¦poca de crisis econ¨®mica y democr¨¢tica la represi¨®n en una CA fiel, intervenida, sometida a corrupci¨®n y a recortes, como soluci¨®n de futuro, el experimento sali¨® mal. La sociedad identific¨® por s¨ª misma la violencia. Y la interpret¨®. Como viene interpretando, desde hace un a?o, otras violencias que hace poco no hab¨ªa forma de codificar en nuestra cultura: la policial, la social, la econ¨®mica, la judicial... la gubernamental.
La sociedad identific¨® por s¨ª misma la violencia. Y la interpret¨®
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