A qu¨¦ llamamos trabajo
La reforma laboral supone una vuelta de tuerca en deconstruir el trabajo
El cambio en lo que entendemos por trabajo en unos pocos a?os ha sido tremendo. Entre mi itinerario profesional y el que est¨¢n siguiendo mis hijas veintea?eras media un abismo. Acumulo m¨¢s de 12 trienios de profesor universitario. Mi identidad est¨¢ profundamente anclada en esa persistente, continuada y estable labor. A la mayor de mis hijas le cost¨® recorrer 10 trabajos el acumular algunos meses de cotizaci¨®n en la Seguridad Social. ?Su identidad? Hace a?os mis alumnos me dec¨ªan que hab¨ªan ¡°encontrado un trabajo¡± y preguntaban qu¨¦ hacer para acabar el curso. Ahora, de cuando en cuando, se acerca uno de mis alumnos y me comunica: ¡°he pillado un trabajo, la semana que viene no vendr¨¦¡±. No es exactamente lo mismo ¡°encontrar¡± que ¡°pillar¡±, como no es lo mismo ser empleado con empleador que empleado sin empleador. Conozco, como todos, a varios ¡°aut¨®nomos dependientes¡±. Bonito ox¨ªmoron de creciente popularidad. T¨² trabajas para alguien; lo haces en su despacho; usas su mesa y su ordenador; tienes un horario; pero eres ¡°empresario aut¨®nomo¡±, y facturas por tus servicios. Decides si quieres tener vacaciones, aunque debes preguntar primero si cuando vuelvas te volver¨¢n a contratar, y te pagas tu mismo lo que quieras por ese par¨¦ntesis. Se ha encontrado la f¨®rmula m¨¢gica por la cual se puede disponer del trabajo de otros sin emplearlos. Y, mientras tanto, vamos cambiando el concepto de trabajador por el de emprendedor.
Es evidente que los itinerarios vitales y las identidades de cada cual no vienen ya marcadas como antes por el sitio en el que nac¨ªas y la familia que ten¨ªas. Y tambi¨¦n es probablemente cierto que no ser¨ªan mayor¨ªa los que aceptar¨ªan hoy un trabajo, siempre el mismo, por 50 a?os. Pero, la capacidad de aprovechar las oportunidades y navegar por ese mar de precariedad, discontinuidad, capacidad de emprender y fluidez en el que nos encontramos no resulta nada f¨¢cil, y sigue teniendo que ver con las condiciones de partida de cada uno.
Hace unas semanas o¨ªa a un grupo internacional de expertos hablando de las viejas y nuevas condiciones de trabajo a escala global. Una economista india nos aseguraba que en Occidente part¨ªamos de un conjunto de supuestos que en el resto del mundo no se daban. Por ejemplo, que despu¨¦s del paro viene la ocupaci¨®n, que despu¨¦s de la precariedad viene la estabilidad, o que despu¨¦s de la econom¨ªa o el trabajo informal, viene su formalizaci¨®n. Y otro colega americano remachaba el tema diciendo que ten¨ªamos que ir sac¨¢ndonos de la cabeza que a cada empleado le corresponde un empleador.
?A qu¨¦ viene todo esto? El decreto que implanta la reforma laboral supone una nueva vuelta de tuerca en un camino que parece irreversible: deconstruir el trabajo, rompiendo la relaci¨®n laboral, fragment¨¢ndola y precariz¨¢ndola al m¨¢ximo. Y todo ello aprovechando el formidable cambio tecnol¨®gico. Capitalismo financiero desterritorializado, y producci¨®n y trabajo forzosamente anclados en un lugar, pero desprotegidos y fragilizados. A los Estados se les escapan los beneficios del trasiego financiero, pero tienen que asumir los costes y la conflictividad de lo que tienen en sus territorios, sin capacidad para poner en marcha pol¨ªticas redistributivas que equilibren los impactos de tal transformaci¨®n. La salida no la encontraremos en una m¨¢s que improbable recuperaci¨®n productiva y de estabilidad laboral de la mano de un capitalismo globalizado, y tampoco de unos Estados dependientes y empobrecidos. Lo acaba de decir Mario Draghi en el Wall Street Journal: ¡°El modelo social europeo se ha ido para siempre¡±. Si queremos recuperar capacidad colectiva de trabajo y subsistencia nos deberemos buscar la vida de manera m¨¢s local, creando lazos, estableciendo v¨ªnculos solidarios y redes aut¨®nomas. Reconstruyendo las pasarelas entre trabajo, actividad, labor y cualquier otra tarea personal y colectivamente ¨²til, venga de un hombre, de una mujer, de un joven, de un mayor, de un parado o de un sin papeles. Mientras, defendamos lo que tenemos como podamos, tratemos de cambiar las cosas, pero seamos conscientes de que no ser¨¢ nada f¨¢cil desconectarnos de las grandes tendencias globales.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de ciencia pol¨ªtica de la UAB.
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