?D¨®nde est¨¢n los v¨¢ndalos?
El deterioro urbano, adem¨¢s de las pintadas, se reduce a la quema de un contenedor
La demonizaci¨®n del adversario responsabiliz¨¢ndole de los errores propios es una t¨¦cnica que el PP ha utilizado con notable ¨¦xito en los ¨²ltimos a?os. No hace tanto que el sambenito de ¡°antivalenciano¡± se le colgaba a cualquiera que no comulgara con la pol¨ªtica de grandes eventos o disintiera de la viabilidad de infraestructuras como el ?gora en la Ciudad de las Ciencias de Valencia o el aeropuerto de Castell¨®n. Los populares han vuelto a utilizar la misma estrategia contra los estudiantes y ciudadanos que se han manifestado contra los recortes en educaci¨®n. El secretario general del PP, Antonio Clemente, lament¨® la pasividad de la oposici¨®n ¡°ante la ola de vandalismo que ha salpicado la ciudad de Valencia¡±, y Rita Barber¨¢ se quej¨® del trasfondo de unas protestas que ¡°destrozan el patrimonio de todos los valencianos¡±. Lleva raz¨®n la alcaldesa en sus protestas. La realizaci¨®n de pintadas en monumentos hist¨®ricos es dif¨ªcilmente justificable. Tambi¨¦n son comprensibles las protestas de los conductores por los cortes de tr¨¢fico inopinados e indiscriminados.
Ahora bien, la doble vara de medir que utilizan los dirigentes y responsables p¨²blicos del PP es irritante. En las protestas estudiantiles, el deterioro urbano contabilizado, adem¨¢s de las pintadas, se reduce a la quema de un contenedor. No se ha roto ni una sola bombilla. Clemente y Barber¨¢ saben, aunque no quieran recordarlo, que en las fallas de 2011 ardieron 108 contenedores y 1.150 papeleras en la ciudad de Valencia. M¨¢s recientemente, con motivo del Halloween, los servicios p¨²blicos tuvieron que retirar ocho toneladas de basura y proteger con vallas algunas zonas como la plaza de la Virgen La fiesta acab¨® con 37 j¨®venes atendidos por intoxicaciones et¨ªlicas y cinco heridos. Nadie demoniz¨® a tanto gamberro.
?Y los v¨¢ndalos son los manifestantes?
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