¡°Hay que vivir con menos para que los que no tienen nada puedan vivir¡±
La Fundaci¨®n Tierra de Todos atiende las necesidades de formaci¨®n de sus vecinos, ofrece oportunidades a los j¨®venes sin claro destino y orienta a los inmigrantes reci¨¦n llegados
En las paredes de la Fundaci¨®n Tierra de Todos hay fotograf¨ªas de ni?os que sonr¨ªen. Les acompa?an palabras. Felicidad. Confianza. Esperanza. Los letreros de las aulas y las oficinas tienen nombres de barrios populares de C¨¢diz. Y en el sal¨®n de actos hay una enorme foto del Estrecho donde se distinguen perfectamente ambas orillas. En estas im¨¢genes se resume el esp¨ªritu de esta organizaci¨®n, encabezada por el sacerdote Gabriel Delgado, director del secretariado de Migraciones del Obispado de C¨¢diz y Ceuta. En esta sede, entre las dos catedrales de la capital gaditana, la vieja y la nueva, se cre¨® esta fundaci¨®n para atender las necesidades de formaci¨®n de sus vecinos, para ofrecerles oportunidades a los j¨®venes sin claro destino, para orientar a los inmigrantes reci¨¦n llegados. Aqu¨ª los dramas de la crisis tienen cara. Gabriel Delgado se sienta a hablar con un informe de C¨¢ritas por delante. El que dice que 11 millones de espa?oles est¨¢n en riesgo de pobreza. El que dice que en cerca de 600.000 hogares no entra ning¨²n ingreso.
?Pregunta. ?C¨®mo se nota la crisis aqu¨ª en la Fundaci¨®n?
Respuesta. Todo esto, siendo una situaci¨®n escandalosa, pasa a ser tr¨¢gica, cuando le ponemos nombres y apellidos. Me acuerdo de Luis e Isabel, casados, con un hijo, en paro, con una situaci¨®n de hipoteca insostenible. Cada uno se ha tenido que ir a vivir a casa de sus padres, por separado. Ellos son j¨®venes pero est¨¢ ocurriendo en familias mayores. Como Ana y Manolo. En este caso, no pod¨ªan soportar el gasto del alquiler. Se han tenido que ir a casa de familiares. En la inmigraci¨®n pasa lo mismo. Se multiplica el paro. Una inmigrante boliviana, Lidia, con tres hijos, que llevaba mucho tiempo con amenaza de desahucio en la casa, o Mohamed y F¨¢tima. A ellos el paro les lleva a vivir del socorro social, de C¨¢ritas, de Cruz Roja. Los n¨²meros se convierten en tragedia cuando dejamos de verlos como n¨²meros
P. ?Qu¨¦ se puede hacer? ?C¨®mo se atiende a tanta gente con problemas?
R. El obispo de C¨¢diz public¨® por Cuaresma una carta que dice cosas interesantes. Lo econ¨®mico se ha convertido en una especie de valor supremo, en una especie de Dios. Y estoy de acuerdo. Esto es fruto de una historia reciente en la la que todos hemos convertido el dinero y el poder en una forma de acaparar una especie de sue?o de felicidad. Y ahora eso se tambalea. Yo no pierdo la esperanza de que esto sirva para que volvamos a situar al ser humano en el centro de las cosas.
P. ?Pueden hacer algo las administraciones?
R. Yo creo que todo esto requiere por parte de la administraci¨®n una atenci¨®n preferente para estas familias. Si no se plantea un plan de emergencia con estas familias en situaci¨®n de pobreza, realmente la distancia entre los que tienen y los que no tienen va a ser insostenible. Es muy importante poner en la mirada como acci¨®n preferente las familias que est¨¢n pas¨¢ndolo mal. Y, en estos momentos, la familia est¨¢ siendo un sost¨¦n, toda una plataforma de apoyo. Pero hay que advertir a las administraciones de que eso hay que respaldarlo. Porque el paro y el sufrimiento genera tensiones, provoca una convivencia dif¨ªcil. La familia tiene un valor como red de apoyo pero hay que cuidarla por parte de todos.
P. ?C¨®mo sienten la crisis los colectivos que atienden a los m¨¢s necesitados?
R. Hay un riesgo ahora mismo de desmantelamiento de estas organizaciones que est¨¢n trabajando en el campo de lo social. Se reducen los apoyos econ¨®micos y hay un grave problema por el impago de los compromisos econ¨®micos adquiridos por las administraciones. Hay entidades que han tenido que cerrar oficinas o dejar de ofrecer servicios. Y eso deja en la cuneta a inmigrantes, j¨®venes o colectivos en riesgo. Esto es grave porque hay redes que desaparecen. Tambi¨¦n est¨¢ en riesgo la cooperaci¨®n internacional. Aqu¨ª estamos mal pero en esos pa¨ªses siguen estando con muchas dificultades. En ese sentido, hay que valorar el papel de la Iglesia. Hay parroquias situadas en barrios concretos, en pueblos, que est¨¢n haciendo un gran trabajo.
P. Pero tambi¨¦n en estos momentos han crecido las cr¨ªticas a la Iglesia y los requerimientos a que tenga otro papel.
R. Yo conozco bien a la Iglesia. Y estoy convencido de que s¨ª que hay muchas cosas que mejorar. Pero nadie puede negar que la Iglesia est¨¢ en primera l¨ªnea de donde se est¨¢ ahora mismo viviendo las m¨¢s grandes dificultades. Y est¨¢n con los colectivos excluidos, los que nadie quiere. Es verdad que siempre estamos en la lupa. Tenemos que hacer lo que decimos y si fallamos en eso, nos lo recuerdan. Hay un gran esfuerzo y lo que m¨¢s valoro es que hay mucha gente de la Iglesia en la primera l¨ªnea. Y si se cae el tejido social de asociaciones y ONG, al menos, la Iglesia siempre va a estar ah¨ª.
P. ?Siente que tambi¨¦n han aumentado los mensajes contra los inmigrantes'
R. Es verdad que, en momentos de dificultades, llegan m¨¢s mensajes del tipo que la gente de fuera nos quita lo que tenemos. Lo que hay que recordar es que, en estos momentos, el colectivo que m¨¢s est¨¢ sufriendo el paro es el de los inmigrantes. Todo esto hay que mirarlo ya de otra manera. Caminamos a una sociedad global en la que todos somos ciudadanos. Somos socios unos y otros. Y hay una aportaci¨®n que hay que agradecer a la inmigraci¨®n. La sociedad espa?ola se ha enriquecido y se sigue enriqueciendo con una importante cantidad de trabajadores m¨¢s j¨®venes que ven¨ªan de fuera. Hay que valorar el gran trabajo que han hecho y siguen haciendo. Est¨¢n atendiendo a los ancianos, a los ni?os de nuestras familias, a los enfermos. Hay un nicho laboral que, hasta ahora, no ha sido ocupado por aut¨®ctonos. Lo que no se puede hacer es mirar bien la inmigraci¨®n cuando nos beneficia y, en momentos de dificultades, se piense que la soluci¨®n sea que se vayan. Eso no es justo ni ¨¦tico. Esto es una nueva sociedad en la que todos nos necesitamos. A alturas ya casi no les podemos llamar inmigrantes, son ciudadanos de aqu¨ª, son vecinos. ?C¨®mo nos podemos atrever a decirles nada, cuando han convivido con nosotros, cuando sabemos el trabajo que hacen?
P. ?Qu¨¦ papel debemos asumir individualmente?
R. Hay que poner en el centro de todo a la persona. Apropi¨¢ndome y adaptando una conocida frase de Joseph Cardijn, hoy se podr¨ªa decir que la dignidad de cada persona vale m¨¢s que todo el oro de mundo. Por eso, el derecho que tiene cada uno de los cinco millones de parados y sus familias a una vida digna, cuestiona el propio funcionamiento y la orientaci¨®n del sistema econ¨®mico espa?ol y europeo y tambi¨¦n nos cuestiona a toda la sociedad. Nadie puede ser mero espectador de lo que est¨¢ pasando. Hay que animar a la solidaridad. A las redes sociales organizativas hay que apoyarlas decididamente porque est¨¢n en riesgo de quiebra. La sociedad debe dejar de ser espectadora y reorientar la vida que hemos llevado. Hay que vivir de otra manera. Hay que vivir teniendo en cuenta a todos los dem¨¢s. Hay que fortalecer el compartir. Hay que vivir con menos para que los que no tienen nada puedan vivir.
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