Patrulla de burras contra el lobo

Hasta que el lobo mat¨® en 2008 a la m¨¢s d¨¦bil del reba?o, una novilla que estaba de parto y ni siquiera pudo huir, los empleados de Casa Grande Xanceda, una explotaci¨®n l¨¢ctea, y ecol¨®gica, de Mes¨ªa (A Coru?a), hab¨ªan visto el animal pasar sin inmutarse al lado de las fincas en las que pastaban las vacas, que tampoco daban entonces muestras de nerviosismo. ¡°Toda la vida he estado en grupos ecologistas defendiendo al lobo¡±, anticipa Guillermo Mart¨ªnez, uno de los socios de la explotaci¨®n, que actualmente tiene 400 cabezas de ganado ¡ª 180 son vacas productoras¡ª y algo m¨¢s de un mill¨®n de cuota l¨¢ctea. En dos a?os vio perecer a 12 reses adultas, y para acabar con el evidente perjuicio econ¨®mico sobre su explotaci¨®n, quiso buscar el sistema ¡°m¨¢s sostenible¡± para espantar al depredador de sus propiedades. Lo encontr¨®, primero, en una pareja de mastines abandonados en una perrera tras la muerte y la jubilaci¨®n de sus respectivos due?os en Navarra y Burgos y, despu¨¦s, en dos burras capaces de percibir y alertar de cualquier movimiento inhabitual en el grupo. Detectan desde partos hasta la amenaza de las alima?as, que es lo que interesa en este caso y, por el momento, han resultado la mejor garant¨ªa para la tranquilidad del ganado.

Los animales aptos son hembras con gran capacidad de rebuzno

?¡°La clave es el rebuzno¡±, puntualiza Mart¨ªnez que, pese al ¨¦xito del sistema, toma la precauci¨®n de llevar los animales a cubierto por la noche, especialmente entre agosto y abril, la ¨¦poca en la que el ciclo reproductivo del lobo obliga a buscar m¨¢s comida de la habitual para alimentar a la camada. La idea de las burras nace de la experiencia de Cristina Fern¨¢ndez- Armesto, otra de las socias de la granja, que durante el tiempo que estuvo de voluntaria de una organizaci¨®n de protecci¨®n de animales en Namibia, conoci¨® la rapidez de estos animales para detectar los ataques de guepardos y leopardos. El mismo m¨¦todo se usa en los Alpes suizos para defender a las ovejas. Al contrario de las vacas lecheras, a las que sus condiciones de estabulaci¨®n reducen la capacidad de alarma, los burros han conservado intacto su instinto de autoprotecci¨®n. ¡°Reaccionan bien ante los cambios. Tienen que ser hembras, corpulentas y tener una gran capacidad de rebuzno. Si las introduces j¨®venes en el grupo, acaban viendo a las vacas como si fuesen su propia familia. Si sucede algo en el reba?o, los que primero se enteran son los burros¡±, explica el socio de Casa Grande de Xanceda, un proyecto que ech¨® a andar en los a?os sesenta. Las dos guardianas, Xanceda y Junior, fueron compradas en Cuntis y Melide y, aunque a la segunda el nombre no le hace ninguna justicia ¡ªno es tan joven como les dijeron los vendedores y ¡°sabe lo que es un carro¡±¡ª el equipo formado con los mastines, que ahora ya son seis, parece funcionar.

¡°Sabemos que los lobos rondan porque hay huellas y vemos que los perros est¨¢n alterados algunas noches. Pero por ahora no hemos vuelto a tener problemas¡±, se felicita el empresario. La protecci¨®n se completa con una malla ovejera de dos metros y medio de altura que cierra una finca de 30 hect¨¢reas y con la m¨¢s tradicional de las alarmas, el cencerro colgado del cuello de la vaca. ¡°Al final nos hemos quedado con el sistema que mejor resultados nos da. No estamos inventando nada, son m¨¦todos que ya existen. Antes las vacas estaban sueltas siempre, pero hab¨ªa un equilibrio. Pod¨ªa faltar de vez en cuando un ternero nacido en el monte, pero nada m¨¢s¡±, recuerda Mart¨ªnez. ¡°Pero ahora los lobos tienen hambre y se desplazan para buscar comida, tambi¨¦n por la construcci¨®n de autopistas. Van a lo que hay, porque una vaca es muy dif¨ªcil de atrapar¡±, argumenta.

¡°Tienen hambre y van a lo que hay, porque una vaca es dif¨ªcil de atrapar¡±

La Xunta mantiene dos l¨ªneas de ayuda para los ganaderos que sufren los ataques de los lobos. Una, destinada a subvencionar m¨¦todos de prevenci¨®n, como la adquisici¨®n de mastines o el cierre de fincas, aunque los requisitos para acceder a ellas no siempre coinciden con las caracter¨ªsticas de las explotaciones que los necesitan y, de hecho, la granja de Xanceda se qued¨® fuera en alguna ocasi¨®n a pesar de los da?os sufridos. La segunda l¨ªnea de ayudas compensa a los labradores que ya han sufrido el ataque en sus fincas. ¡°Lo malo es que el sistema no es totalmente justo, porque tiene un baremo ¨²nico para valorar los da?os. Para una granja intensiva no, pero para nosotros, que practicamos una ganader¨ªa extensiva, un animal de cuatro o cinco a?os est¨¢ en su momento de plena producci¨®n¡±. Reemplazar una vaca muerta por otra cuesta, por lo menos, entre 1.500 y 1.800 euros, y eso sin contar con la leche que produc¨ªa y que ya se ha perdido.