Los trepillas como problema
Todos conocemos entornos en los que quienes no tienen escr¨²pulos para agradar al jefe de turno campan a sus anchas y generan destrozos sin cuento
Hablar de los problemas de selecci¨®n inversa que padecen nuestros partidos pol¨ªticos es casi, a estas alturas, un lugar com¨²n. Sabemos que hemos montado un sistema que fomenta que se dejen la piel en la vida interna de partido quienes menos pueden ofrecer a la sociedad y peor lo pasar¨ªan si tuvieran que vivir y trabajar m¨¢s all¨¢ de la protecci¨®n de la organizaci¨®n. Y, en sentido inverso, aquellas personas formadas, con opciones profesionales, que pueden dedicarse a otras cosas, son expulsados con facilidad pues est¨¢n mucho menos dispuestas a perder tiempo con ciertas cosas y, sobre todo, a hacer ciertas barbaridades que muchas veces les son exigidas. Porque la lealtad se entiende en este pa¨ªs muchas veces como estar dispuesto a traspasar ciertos l¨ªmites si lo ordena el jefe, sin preguntar, sin quejarse, sin pensar (o, si se piensa, que no se note).
Obviamente, todos conocemos entornos en los que los trepillas y quienes no tienen escr¨²pulos para agradar al jefe de turno (a quien por supuesto ser¨¢n los primeros en apu?alar en cuanto caiga en desgracia) campan a sus anchas y generan destrozos sin cuento. En el trabajo, por ejemplo, es f¨¢cil tenerlos identificados. La naturaleza humana tiene estas cosas y es inevitable que as¨ª sea. Sin embargo, ?no tenemos todos la sensaci¨®n de que en Espa?a este tipo de fauna est¨¢ especialmente protegida? Ignoro cu¨¢l pueda ser la raz¨®n, la verdad. Quiz¨¢s es la tradici¨®n autoritaria, las d¨¦cadas de dictadura, que han hecho estragos psicol¨®gicos en generaciones y generaciones que todav¨ªa se notan. El consejo por excelencia que durante tanto tiempo se ha dado en estos lares ha sido siempre eso de ¡°no te signifiques, hijo, que no te vean como d¨ªscolo o cr¨ªtico, que eso no trae nada bueno¡±. Emitir opiniones diferentes a las del jefe, incluso el mero hecho de tenerlas, est¨¢ sorprendentemente mal visto en nuestro imaginario popular. Se considera que es, de suyo, ¡°peligroso¡±.
Incluso en entornos tan protegidos (contratos fijos y estatuto de funcionario para realizar un trabajo que es vocacional) como la Universidad somos, por lo general, extraordinariamente reacios a quedar marcados como cr¨ªticos. Vean c¨®mo hemos acatado, como corderitos, aberraciones como la reforma de Bolonia a pesar de que encontrar a alguien en la Universidad que la vea sinceramente bien empieza a ser m¨¢s complicado que identificar a un pol¨ªtico valenciano capaz de criticar al Gobierno espa?ol¡ cuando est¨¢ gobernado por los suyos. Cuesti¨®n, como siempre, de disciplina. Y tambi¨¦n de vocaci¨®n. El trepilla es as¨ª, est¨¢ en su ADN. Y se hace lo que haga falta: atacar a compa?eros, asumir cualquier trabajo sucio, encargos personales¡ Si hay que ir en s¨¢bado a hacer la colada a casa del jefe, pues se va.
Como es evidente, lo importante en contextos as¨ª es que quienes est¨¢n al mando sean inteligentes y capaces de sustraerse a este tipo de personajes. Pero lo que tenemos por aqu¨ª, al rev¨¦s, selecci¨®n inversa mediante, es lo contrario. ?Alguien imagina c¨®mo es el entorno del actual President de la Generalitat? ?O c¨®mo era el del anterior? ?O c¨®mo es el que ha dirigido estos a?os el PSPV? A la vista de sus actuaciones, su empecinamiento en el error y el sectarismo con el que act¨²an, liquidando a toda voz cr¨ªtica y aut¨®noma, no es dif¨ªcil hacerse una idea.
Andr¨¦s Boix Palop, blog en http://blogs.elpais.com/no-se-trata-de-hacer-leer/2012/03/14/
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.