La antena
La prensa nos cuenta que Industria plantea a las televisiones la renuncia a la mitad de sus canales y, una vez m¨¢s, los espectadores tendremos que volver a adaptar las antenas. Es que no falla nunca, cambia el gobierno y tenemos que volver a sintonizar la antena porque el ancho de banda se descoloca y no te enteras de nada. Por eso hay que estar muy atentos a esta semana que comienza, para adivinar la cartelera de espect¨¢culos que nos espera. Empezamos con un recorte horario para ahorrar, siempre ahorrar, unos cuentos millones seg¨²n dicen. El sol seguir¨¢ saliendo cada ma?ana, por supuesto, pero en otro sitio para dejarle muy claro qui¨¦n manda aqu¨ª. Unas cuantas horas despu¨¦s sabremos el resultado de las elecciones asturianas y andaluzas, la primera seguir¨¢ siendo patria querida pero revuelta y la segunda posiblemente recibir¨¢ el nombre de Andaluc¨ªa la Nueva. En ese caso, todos volveremos a ser uno solo y entonces ya no habr¨¢ obst¨¢culos para reformar el ancho de banda y emitir a toda potencia.
Queda ¨²nicamente la despedida y cierre de la emisi¨®n anterior. Eso ser¨¢ el jueves con la huelga general, una especie de funeral por lo que pudo ser y no fue, una especie de acto lit¨²rgico en recuerdo del antiguo r¨¦gimen de bienestar social y poco m¨¢s. Por ¨²ltimo, con el pr¨®ximo Consejo de Ministros, quedar¨¢ inaugurado el nuevo orden cuyo principio b¨¢sico ser¨¢ el consumo privado de servicios, es decir, que cada ciudadano pague individualmente a la compa?¨ªa correspondiente las atenciones y cuidados que necesite, de la misma forma que se paga el m¨®vil, el agua o el coche que utiliza. Y con esto la semana estar¨¢ cumplida, aunque los espectadores seguiremos la nueva serie en antena durante los pr¨®ximos meses.
Antiguamente las guerras se libraban en el campo, en el campo de batalla, como su nombre indica. Con la sociedad industrial, las batallas se trasladaron a las ciudades y as¨ª cayeron muchas cuyos nombres prefiero no recordar. Actualmente la lucha es por la sanidad, la educaci¨®n, la justicia y todo lo dem¨¢s. Lo ¨²nico que no cambia es que en todos los casos hubo v¨ªctimas como ahora tambi¨¦n, aunque hoy se atribuyen a xen¨®fobos, radicales, intolerantes o lobos solitarios, que no son m¨¢s que marginados de los nuevos consumos sociales.
En definitiva, tenemos que adaptar de nuevo la antena si queremos sobrevivir a la oferta privada de servicios, que se multiplicar¨¢ en los pr¨®ximos tiempos. Por ejemplo, ya no tiene sentido que los padres ofrezcan un piso a la nueva pareja, ahora se pondr¨¢ de moda regalar un seguro m¨¦dico o un a?o de formaci¨®n en alguna instituci¨®n privada. En mi caso lo tengo muy claro, renuncio a la corbata de Navidades y me pido una colonoscopia, que ya me hace falta, o un m¨¢ster en redes sociales que tampoco me vendr¨¢ nada mal. Lo que sea con tal de continuar el espect¨¢culo. Y el ancho de esta nueva banda, por supuesto.
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