Corredores del Litoral Este
"En el dise?o federal de la pol¨ªtica de transportes estadounidense, la uni¨®n entre las dos mil trecientas millas que separan los extremos norte y sur de la Costa Este del pa¨ªs, fueron la primera prioridad l¨®gica"
El United States Numbered Highways System, o m¨¢s comunmente US Routes, es el sistema federal de comunicaciones terrestres cuyo primer listado oficial fue aprobado en 1926 por el Gobierno de los Estados Unidos. La numeraci¨®n del sistema comprende de la v¨ªa 1 a la 830 y es abundante la literatura que concede a tal red de comunicaci¨®n una importancia decisiva en el papel de EEUU como potencia vencedora de la Segunda Guerra Mundial. De ser esto cierto, tal sistema de infraestructuras ser¨ªa uno de los elementos de interpretaci¨®n de la causalidad que ha consolidado la distribuci¨®n geogr¨¢fica del poder global contempor¨¢neo.
La US 1 ocupa dentro del sistema una importante preeminencia funcional, t¨¢ctica y simb¨®lica. As¨ª lo denotan tanto su nomenclatura como el hecho de haber ocupado desde siempre una posici¨®n privilegiada en el imaginario norteamericano. La Route 1 es percibida como una forma coherente de articulaci¨®n de la anatom¨ªa geogr¨¢fica del pa¨ªs y sobrepasa su influencia como v¨ªa de transporte, pues no solo desempe?a la funci¨®n de una arteria log¨ªstica, sino que tiene tambi¨¦n algo de itinerario cultural, de senda literaria y de traves¨ªa tur¨ªstica.
No deja de ser sorprendente que a cuenta del debate sobre el Corredor Mediterr¨¢neo no se haya invocado la comparaci¨®n con esta infraestructura. En el dise?o federal de la pol¨ªtica de transportes estadounidense, la uni¨®n entre las dos mil trecientas millas que separan los extremos norte y sur de la Costa Este del pa¨ªs, desde Fort Kent en Maine, hasta Key West en Florida, integrando las principales ¨¢reas metropolitanas y nodos portuarios, fueron la primera prioridad l¨®gica de la red mediante un proyecto de uni¨®n infraestructural a trav¨¦s del borde litoral este del pa¨ªs.
De igual modo que la Costa Este de los Estados Unidos, en Espa?a el Mediterr¨¢neo Occidental representaba en 2010 exactamente el 36 y el 40 por ciento del total de la poblaci¨®n y del producto interior bruto nacional. Sin embargo veintid¨®s siglos antes de que fuese inaugurada la Route 1 en USA, los elefantes de Han¨ªbal ya hab¨ªan emprendido su marcha hacia Roma siguiendo la ruta litoral del mediterr¨¢neo peninsular en lo que para el Imperio ser¨ªa despu¨¦s la V¨ªa Augusta, sin lugar a dudas la primera v¨ªa del sistema de la Hispania romana.
Este sentido de la prioridad l¨®gica de dos ejes litorales de transporte con tantos siglos de diferencia no es modo alguno casual. Los corredores litorales son la consecuencia inevitable en los sistemas de asentamientos y de flujos de actividad que se establecen a partir de una permanente relaci¨®n di¨¢lectica con el mar que los bordea, cosa que claramente sucede tanto en el Atl¨¢ntico Norte como en el Mediterr¨¢neo Occidental.
La legitimaci¨®n econ¨®mica del Corredor Mediterr¨¢neo es m¨¢s profunda y m¨¢s objetiva que la de cualquier otra infraestructura. Su l¨®gica no deriva del trazado artificial de una ruta, sino de una din¨¢mica caudal indeleble. Y su justificaci¨®n no obedece a una coyuntura pol¨ªtica, sino a una estructura gravitatoria de car¨¢cter geogr¨¢fico y territorial.
Si los activos y las capacidades potenciales de desarrollo comprendidos dentro de la megarregi¨®n del mediterr¨¢neo occidental quedasen clusterizadas dentro de una din¨¢mica virtuosa de transporte que se hiciese acompa?ar de ciertas formas de gobernanza territorial, ese entorno de influencia podr¨ªa convertirse en uno de los de mayor aptitud competitiva a nivel internacional.
Una intuici¨®n parecida debe haber regido la m¨¢s reciente planificaci¨®n de la pol¨ªtica ferroviaria norteamericana pues el trayecto de la Route 1 fue el ¨²nico trazado longitudinal del sistema federal de carreteras que se traslad¨® en 2009 ¨ªntegramente al mapa ferroviario estadounidense de la futura alta velocidad.
En contraste con la obviedad de tal dotaci¨®n estructural de la Costa Este, el Mediterr¨¢neo Espa?ol lleva siglos aguardando una soluci¨®n proporcionada a la importancia de los flujos que soporta con un sufrimiento territorial visiblemente creciente. La propuesta del tercer carril puede representar una cierta mejora a esta situaci¨®n, pero en modo alguno es una soluci¨®n aceptable en t¨¦rminos de descoartar la leg¨ªtima libertad de la regi¨®n para competir.
Carlos Gonz¨¢lez Trivi?o es director del Proyecto Atlas Infogr¨¢fico del Mediterr¨¢neo Occidental
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