Es la lucha de clases
"El problema no es la econom¨ªa, como algunos est¨²pidos se empe?an en proclamar. Es la lucha de clases y hac¨ªa d¨¦cadas que no era tan encarnizada"
Valencia est¨¢ muy lejos de Sevilla y de Oviedo. Aunque puede que ya no tanto. Tal vez a tres a?os (m¨¢s) de penitencia que, con permiso de Carlos Barral, en pol¨ªtica es como se cuenta el tiempo y la distancia cuando gobierna la derechona. Es dif¨ªcil saber si cuando el bueno de Abraham Lincoln dijo eso de que ¡°no se puede enga?ar a todos todo el tiempo¡± nos estaba enga?ando, pero a tenor de los resultados de las elecciones en Asturias y en Andaluc¨ªa parece que algo de verdad hay en su famosa m¨¢xima. Por m¨¢s que algunos supuestos expertos repitan que no se pueden extrapolar resultados, lo que s¨ª se pueden extrapolar son las sensaciones y los estados de ¨¢nimo pol¨ªticos. Tanto por la presencia de l¨ªderes de otros territorios (hasta Rita Barber¨¢ luci¨® sus bolsos en Sevilla) como por los grandes temas de fondo (reforma laboral, subida de impuestos y recortes al Estado del bienestar) estas elecciones han tenido algo si no de segunda vuelta de las generales, al menos de cuarto de vuelta. As¨ª que andaluces y asturianos han dicho que ya estaba bien de que les apretaran los tornillos hasta pasarlos de rosca y se han plantado con un hasta aqu¨ª hemos llegado. La habilidad de Gri?¨¢n al distanciar las elecciones andaluzas de las generales no lo es por separarse de la pol¨ªtica de Zapatero sino por dar tiempo a que Rajoy ense?ara la patita con la suya. Y la torpeza de ?lvarez Cascos de adelantar las asturianas se ha proyectado tambi¨¦n sobre quien pol¨ªticamente lo ha engendrado y estaba (y a¨²n hoy est¨¢) destinado a ser su aliado natural.
Faltaba el recochineo de ver a Mariano Rajoy fum¨¢ndose un puro en Bruselas mientras jugaba al mus con los presupuestos generales del Estado. Cien d¨ªas despu¨¦s de su toma de posesi¨®n, Rajoy y el PP en su conjunto han sufrido un sonado toque electoral. No est¨¢ claro que sea un punto de inflexi¨®n, pero lo puede ser. El primer reto es reconstruir la relaci¨®n siempre dif¨ªcil entre los dirigentes socialistas y los de Izquierda Unida. Si el pacto funciona medianamente bien en Andaluc¨ªa, puede tener efectos a medio plazo en el resto de Espa?a e incluso, a corto plazo, en Extremadura. En cualquier caso, a la hora de abrir un cambio de ciclo, m¨¢s decisivo va ser lo que suceda en abril en las presidenciales francesas, en noviembre en las de EE UU y en 2013 en las elecciones alemanas.
El problema no es la econom¨ªa, como algunos est¨²pidos se empe?an en proclamar. Es la lucha de clases y hac¨ªa d¨¦cadas que no era tan encarnizada. La ola conservadora es un maremoto socialmente tan devastador como el tsunami que asol¨® Jap¨®n hace un a?o. Falta por saber a qu¨¦ elemento nuclear del Estado del bienestar va a afectar, pero la gente empieza a pensar que el marronazo que Rajoy mandar¨¢ el viernes al BOE puede tener efectos tan letales como el desparrame de la central de Fukushima. As¨ª que no lo duden, va a haber huelga general. Qu¨¦ menos.
http://twitter.com/manuelperis
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