Repertorio franc¨¦s

Partituras del pa¨ªs galo llenaron todo el programa presentado por la Orquesta Nacional de Francia. Tres de las cuatro obras, adem¨¢s, estaban ligadas, en su origen, con la escena: Pell¨¦as et Melisande de Faur¨¦ (suite extraida de la m¨²sica incidental para la obra hom¨®nima de Maeterlinck), Jeux (ballet de Debussy) y Daphnis et Clo¨¦ (la segunda suite que Ravel extrajo del trabajo encargado por los Ballets Rusos). Tambi¨¦n de Ravel fue la partitura no vinculada al teatro: el Concierto para piano en sol mayor, que tuvo como solista al cubano Jorge Luis Prats. Pianista este con notoria capacidad ¡ªfrecuente entre los m¨²sicos de su pa¨ªs¡ª para hacer palpables los acentos populares que se cuelan, adrede o sin querer, en el repertorio cl¨¢sico. As¨ª, en el primer movimiento, se escucharon ecos de m¨²sica espa?ola, curiosamente entremezclados con otros que m¨¢s bien evocaban al Gershwin de la Rhapsody in blue. Ambas cosas siempre han estado ah¨ª, pero no todos los int¨¦rpretes las ponen de relieve. Prats gust¨® tambi¨¦n por su vigoroso sentido del ritmo, as¨ª como por el fraseo expresivo y natural, muy alejado de las artificiosas y calculadas maneras que exhiben hoy algunos nuevos prodigios del teclado. En el Adagio assai acompa?¨® a los solistas de la orquesta con tanto gusto y oficio como el que mostraba, a su vez, para dejarse acompa?ar. El Presto final fue, quiz¨¢, lo menos logrado en cuanto a limpieza sonora. De las tres propinas se llevaron los mayores aplausos la Mazurca en glissando y Siempre en mi coraz¨®n, ambas del compositor cubano Ernesto Lecuona.

La suite de Faur¨¦ sobre Pell¨¦as et M¨¦lisande, que inici¨® la sesi¨®n, se situ¨® como lo m¨¢s conseguido de la noche en cuanto a prestaciones de la orquesta. El director, Danielle Gatti, parec¨ªa querer que la m¨²sica siguiera su propio derrotero, dej¨¢ndola respirar donde y cuando ella misma lo ped¨ªa. Obra muy delicada en lo que respecta a din¨¢mica e instrumentaci¨®n, se adivina en ella al gran compositor de m¨¦lodies que fue Faur¨¦. Resultaron extraordinarios los pasajes en pianissimo, tanto en esta como en las otras obras del programa. En el Ravel de Daphnis et Clo¨¦ destac¨® la creatividad de la batuta en el terreno ag¨®gico, mientras maderas y cobres derrochaban fant¨¢sticos colores. Algo m¨¢s prendido con alfileres pareci¨® el Debussy de los Jeux, que son¨® con m¨¢s rutina que esp¨ªritu. De regalo, como rutilante final, el Preludio de la Carmen de Bizet.