El ¡®fangueado¡¯ de la paja del arroz favorece la biodiversidad en L'Albufera
Un estudio indica que hay mayor riqueza faun¨ªstica en la tierra removida tras la siega
La gesti¨®n de la paja del arroz que cubre los campos del parque de L¡¯Albufera tras la siega es un problema para el que los agricultores y las Administraciones buscan desde hace tiempo una soluci¨®n. Descartada la quema del rastrojo tras prohibirlo la Uni¨®n Europea, se ha ensayado la retirada de los campos, que resulta cara, y tambi¨¦n el fangueado para integrar los restos al terreno h¨²medo, pero los agricultores objetan que expone el suelo a la erosi¨®n. La paja, as¨ª, acaba podrida y ensucia parte del agua del lago de L¡¯Albufera.
Dada la estrecha vinculaci¨®n del cultivo del arroz con el paisaje y la biodiversidad de los humedales, el problema tambi¨¦n es objeto de investigaciones cient¨ªficas. Un estudio debatido la semana pasada en unas jornadas t¨¦cnicas en la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia analiza c¨®mo afecta la gesti¨®n del arrozal a los macroinvertebrados acu¨¢ticos, que est¨¢n en la base de la cadena tr¨®fica, son alimento importante de las aves del parque y un indicador esencial de la salud de un ecosistema.
Seg¨²n la investigaci¨®n realizada por el entom¨®logo Juan Rueda, del departamento de Ecolog¨ªa de la Universitat de Val¨¨ncia, la mayor riqueza de invertebrados se da en las tierras fangueadas. Rueda extrae los datos de muestras tomadas en cuatro parcelas del Tancat de l¡¯Estell del parque en las que se aplicaron diferentes tipos de gesti¨®n de la paja. En la tierra en la que se abandona o quema la paja, la riqueza faun¨ªstica es inferior a la que se halla en la fangueada o roturada, donde hay mejor alimento para las aves.
Abandonar o quemar el rastrojo favorece, adem¨¢s, la aparici¨®n de las tarrantelles, esos mosquitos que no pican pero son muy molestos. Su poblaci¨®n crece ¡°exponencialmente¡± en esas parcelas frente a las que se trabajan tras la siega, indica el estudio.
Calidad del agua
Otra de las conclusiones es que el ciclo hidrol¨®gico de inundaci¨®n y secado de los arrozales es ¡°inverso¡± al comportamiento natural de las lluvias, lo que incide negativamente en el ciclo vital de algunos invertebrados. As¨ª, el secado de los campos en febrero provoca la muerte de millones de lib¨¦lulas que no llegan a adultas, lo que resta un ¡°sustento importante¡± a las aves.
Rueda constata tambi¨¦n la necesidad de aportar agua de calidad a los humedales. Sus an¨¢lisis revelan que la calidad empeora de norte a sur, de Pinedo a Pego, que registra los mejores resultados en diversidad de macroinvertebrados.
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