El estado de la marca
"Sorprende constatar el nivel de degradaci¨®n a que ha llegado nuestra marca pa¨ªs en estos ¨²ltimos tiempos."
Sorprende constatar el nivel de degradaci¨®n a que ha llegado nuestra marca pa¨ªs en estos ¨²ltimos tiempos. Hace un par de semanas, Nicolas Sarkozy ya avisaba a sus electores de que el triunfo de Hollande podr¨ªa dejar a Francia tan maltrecha, econ¨®micamente hablando, como Zapatero hab¨ªa dejado a Espa?a tras siete largos a?os en la Moncloa. Naturalmente, estos patriotas que ahora nos gobiernan, los mismos que hace tan solo un mes protestaban por la exhibici¨®n de unos gui?oles de deportistas espa?oles en un programa de humor televisivo, se apresuraron a felicitar a Nicol¨¢s por su acertado diagn¨®stico, sin apercibirse, los muy pardillos, de que fuera o no culpa de Zapatero, sus afirmaciones sobre la virtual bancarrota de Espa?a har¨ªa subir la prima de riesgo, y aumentar, a¨²n m¨¢s si cabe, la desconfianza de los mercados en nuestra deuda. Que es exactamente lo que ha pasado.
El problema es que, una vez abierta la veda, aqu¨ª todo el mundo dispara. Sin ir m¨¢s lejos, el embajador estadounidense Richard A. Boucher, secretario general adjunto de la OCDE, acaba de sentenciar en Marsella, en la asamblea parlamentaria de la OTAN, que ¡°nadie quiere ser hoy como Espa?a¡± porque ¡°solo vale para el flamenco y el vino tinto¡±, sin que, hasta donde yo sepa, haya habido protesta formal alguna de Luis De Windows (Miguel A. Revilla dixit), pese al enfado del eurodiputado socialista L¨®pez Garrido, presente en la sala.
Aunque, seamos sinceros, yo no me preocupar¨ªa demasiado por las afirmaciones de Boucher. Es obvio que se descalifican por s¨ª mismas. Cualquiera puede constatar que ¨¦stas son tan incompletas como contradictorias. Incompletas, porque, junto al vino tinto y el flamenco, est¨¢n tambi¨¦n los toros, el f¨²tbol y la siesta, emblemas todos ellos igualmente distintivos de la rica y milenaria cultura de este pa¨ªs, y que sin embargo el embajador ha ignorado por completo (a causa sin duda de la deficiente educaci¨®n primaria que recibi¨® en EE UU). Y contradictorias, porque de la premisa de Boucher no se deriva la conclusi¨®n que ¨¦l mismo extrae, sino, precisamente, la opuesta. ?O es que acaso no querr¨ªan ser todos como Espa?a si alguien les garantizara que pudieran dedicarse en exclusiva al vino tinto y al flamenco?
En fin, que a¨²n aceptando que la marca Espa?a est¨¢ bastante deteriorada, tras experimentar una mejora sustancial en estos ¨²ltimos a?os gracias a cocineros y deportistas de ¨¦lite, bueno ser¨ªa diferenciar las cr¨ªticas objetivas y fundamentadas a aquella, de otras opiniones mucho m¨¢s interesadas, fruto de la envidia malsana. El ministro De Windows debiera preocuparse ¨²nicamente de las primeras y dejar que estas ¨²ltimas se descalifiquen por s¨ª mismas. Justamente lo mismo que debi¨¦ramos hacer aqu¨ª en la Comunidad Valenciana, donde nuestro indiscutible liderazgo en Europa siempre ha despertado todo tipo de envidias y recelos. Peor para ellos. Yo, desde luego, no mover¨ªa ni un dedo.
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