El 'Titanic', el 'Caine' y el 'Potemkin' como referencia pol¨ªtica

Hace pocos d¨ªas tuve la oportunidad de volver a ver una pel¨ªcula muy interesante, El mot¨ªn del Caine (por Edward Dmytryk, 1954) protagonizada por Humphrey Bogart en el papel de comandante Queeg. La historia ¡ªficticia¡ª trata de un mot¨ªn en un buque militar durante la Segunda Guerra Mundial en la que los oficiales se amotinan contra dicho comandante ante los s¨ªntomas de demencia que manifiesta mientras manda el buque en medio de una fuerte tormenta.

Me vino a la memoria esa historia, como si de una par¨¢bola se tratase, al escuchar ayer las manifestaciones del ministro Montoro al referirse a las medidas que el Gobierno se ve¨ªa obligado a adoptar como consecuencia de la crisis y que en los ¨²ltimos d¨ªas se est¨¢ comprobando que no est¨¢n sirviendo para calmar las feroces cr¨ªticas de los evaluadores econ¨®micos de Europa. Concretamente y quiz¨¢s en un momento de inspiraci¨®n dijo: ¡°¡­Aunque no soy navegante me gustar¨ªa explicar que durante una tempestad quienes saben cu¨¢l es el rumbo lo mantienen pese a las dificultades para llevar la traves¨ªa hasta sus objetivos¡±. Quiz¨¢s la referencia no sea perfecta porque conf¨ªa solo en mi memoria, pero la afirmaci¨®n me hizo dar un brinco al recordar la pel¨ªcula que casi acababa de ver.

En la ficci¨®n el comandante Queeg muestra s¨ªntomas de locura al mantener las ¨®rdenes de navegar a toda m¨¢quina pese a que el buque escoraba peligrosamente al enfrentarse a la tempestad. Todos los oficiales del Caine, excelentes y expertos marinos, tienen claro que ¡°contra los temporales es imposible luchar¡­ es preciso capear el temporal cambiando el rumbo para hacer la navegaci¨®n ¡ªy la supervivencia de nave y tripulaci¨®n¡ª posible¡±. Al amotinarse los oficiales saben que, cometiendo el acto del mot¨ªn, se enfrentan a la posible pena de muerte porque se trata de un acto durante la guerra. Evidentemente el ministro no es navegante y por eso sus comparaciones no pueden ser m¨¢s torpes. Pero me temo que con esa facilidad de dogmatizar sobre la navegaci¨®n, sin conocerla, sea persona que ¡ªa la vista est¨¢¡ª act¨²a con energ¨ªa y temeridad de tal modo que la evidencia muestra resultados muy desfavorables. Malos marinos y ?peores economistas y pol¨ªticos?. Podr¨ªan sufrir un amotinamiento de los expertos que con mejor perspectiva y serenidad tomen el mando en situaciones tan duras como la tormenta en que navegamos.

La otra alternativa parece, solo de momento, fuera de lugar. En El Acorazado Potemkin (Sergu¨¦i M. Eisenstein, 1925), esa historia s¨ª basada en hechos reales, el mot¨ªn es realizado por marineros hambrientos y la historia que sigui¨® es por todos bien conocida.

Motines, tempestades y naufragios son situaciones l¨ªmite, como las crisis. A veces capitanes con buena voluntad, buenas intenciones y valor (Capit¨¢n Smith, del Titanic 15/04/1912), otra historia ver¨ªdica, llevan con mano firme el buque hacia la cat¨¢strofe.

Eduardo Peris Mora es profesor de la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia. eleris@cst.upv.es