El 'Lied' bien cantado
"Fue la del martes una de las sesiones m¨¢s atractivas del ciclo de c¨¢mara que viene ofreciendo el Palau de la M¨²sica de Valencia"
Fue la del martes una de las sesiones m¨¢s atractivas del ciclo de c¨¢mara que viene ofreciendo el Palau de la M¨²sica, con la voz de Ofelia Sala y el piano de Helmut Deutsch enfrent¨¢ndose a un programa que iba de Schubert a Montsalvatge, pasando por Schumann, Toldr¨¤ y Garc¨ªa-Abril. La peque?a Sala Rodrigo result¨® id¨®nea para captar plenamente la refinada t¨¦cnica de canto de la soprano valenciana. Al Schubert siempre recatado ¡ªcomo debe ser¡ª y hasta ensimismado ¡ªcomo en Nachst¨¹ck¡ª no le falt¨® nunca ese soterrado dramatismo que constituye su rec¨®ndita esencia. Schumann, despu¨¦s, tuvo tambi¨¦n un delicado y emotivo abordaje. Se dir¨ªa, incluso, que la voz, tras haber superado las numerosas dificultades estil¨ªsticas que Schubert plantea, flu¨ªa m¨¢s relajada y natural. Por otra parte, Ofelia Sala parece querer demostrar, con su canto y su especial cuidado en la dicci¨®n, la inefable belleza que la lengua alemana alcanza en el Lied. Tanto es as¨ª que, luego, la articulaci¨®n en castellano y, sobre todo, en catal¨¢n, pareci¨® un punto m¨¢s descuidada.
OFELIA SALA
Helmut Deutsch (piano). Obras de Franz Schubert, Robert Schumann, Eduard Toldr¨¢, Ant¨®n Garc¨ªa-Abril y Xavier Monsalvatge. Palau de la M¨²sica. Valencia, 17 de abril de 2012.
Con todo, la m¨²sica de Eduard Toldr¨¤ (Quatre can?ons sobre poesies de Tom¨¤s Garc¨¦s), se tradujo con el idiomatismo necesario. Las gradaciones de volumen, las medias voces, los reguladores y el fraseo flexible estuvieron presentes, como lo hab¨ªan estado antes. Tambi¨¦n, la atenci¨®n al sentido de las palabras: a¨²n si se presentan con la misma m¨²sica dos estrofas diferentes, no pueden cantarse igual, pues el texto es diferente. Dicha atenci¨®n ha sido una constante a lo largo de la carrera de Ofelia Sala.
Vinieron luego canciones de Ant¨®n Garc¨ªa-Abril, extra¨ªdas de la cantata Alegr¨ªas, que fueron desgranadas, asimismo, con gr¨¢cil exigencia. Y se acab¨® con Montsalvatge y sus famos¨ªsimas Cinco Canciones Negras. Si en la primera de ellas (Cuba dentro de un piano) la soprano se dej¨® llevar, quiz¨¢s, por un exceso de histrionismo, en la Canci¨®n de cuna para dormir a un negrito jug¨® de nuevo la carta de la contenci¨®n, exhibiendo, eso s¨ª, un lujoso cat¨¢logo de medias voces. Adem¨¢s, su acompa?ante, el pianista holand¨¦s Helmut Deutsch, recuper¨® con Montsalvatge la seguridad demostrada en el repertorio alem¨¢n y que hab¨ªa parecido menos firme en las obras de Toldr¨¤ y Garc¨ªa-Abril.
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