Ni reforma laboral ni recortes: hay alternativas
En medio de esta crisis que amenaza con llev¨¢rselo todo por delante, muchos sectores sociales est¨¢n levantando sus protestas. Tambi¨¦n con ellos el movimiento sindical este 1 de Mayo. Y como reza nuestro lema, tenemos la percepci¨®n de que, efectivamente, ¡°quieren acabar con todo¡±.
Primero, porque los gobiernos no admiten ni la duda met¨®dica de cuestionar lo que las intervenciones de las instituciones financieras internacionales nos vienen repitiendo cada d¨ªa, erigi¨¦ndose en representantes de los mercados. Las medidas de ajuste se nos imponen de forma inexorable, legitimadas adem¨¢s por la mayor¨ªa absoluta obtenida en las urnas y por la constitucionalizaci¨®n de la prioridad de atender al d¨¦ficit, como si la propia definici¨®n del Estado social pudiera ser barrida y olvidada por un acuerdo tan tristemente pactado. Con esta nueva definici¨®n, el Estado redistributivo cambia de funci¨®n. La tonalidad represiva que va apareciendo en los nuevos discursos y actuaciones guarda coherencia interna con la funci¨®n asumida por las instituciones cuando sustituyen representaci¨®n por disciplina.
No hay responsabilidad en aplicar y exigir recortes a otros cuando se usaron todos los apalancamientos ¨²tiles al capital impaciente, sin valorar las consecuencias. Hoy la ciudadan¨ªa es una condici¨®n mucho m¨¢s fr¨¢gil. Y la gente lo pasa mal en lo econ¨®mico, en lo laboral, en el acceso a los servicios necesarios.
Sin embargo, mal que les pese, hay alternativas en sentido contrario al que proponen. Defendemos que el gasto social es la mejor inversi¨®n para salir de la crisis. No solo revalida el papel redistribuidor del estado y su car¨¢cter social, sino que es capaz de generar empleo y empleo cualificado, aprovechando el ¡°capital humano¡± de muchos j¨®venes. Es falsa la idea de que lo p¨²blico se construye a costa de lo privado.
Para recuperar la actividad hacen falta mejores ingresos fiscales, m¨¢s progresivos y equitativos, menos fraude y ninguna amnist¨ªa. Nuestro gasto p¨²blico se ha mantenido en niveles razonables comparativamente hablando con los pa¨ªses de nuestro entorno. Hay margen. Tambi¨¦n en presi¨®n fiscal. Lo mismo en volumen de empleo p¨²blico sobre la poblaci¨®n ocupada.
Nuestro estado de bienestar, bastante reducido por otra parte, muere por la falta de voluntad pol¨ªtica de sus gestores, que no han cre¨ªdo ni creen en ¨¦l. Los trabajadores, los que sostenemos la hacienda p¨²blica con nuestras contribuciones directas e indirectas, no queremos recortes. Porque estos lo son por partida doble: Las aportaciones aumentan y los servicios se rebajan y empeoran. Defendemos la gesti¨®n p¨²blica eficiente, no la ¨¦pica de quien hace pagar a las mayor¨ªas los excesos de las minor¨ªas.
La situaci¨®n no es f¨¢cil, lo sabemos. El d¨¦ficit habr¨¢ que ajustarlo y enjugarlo, pero s¨®lo con trabajo valorado, con mayor equidad, con honestidad en la gesti¨®n p¨²blica, con el relanzamiento de la actividad.
Porque hay otro camino, los trabajadores nos oponemos a los recortes que afectan a los servicios p¨²blicos, a los derechos ciudadanos y a las libertades. Si no, al tiempo.
Paco Molina Balaguer es secretario general de CC OO PV
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