Tres conciertos celebran el aniversario de la Sinf¨®nica

La Orquesta Sinf¨®nica de Galicia celebra este fin de semana su vig¨¦simo aniversario junto a su coro, en tres conciertos con la Obertura 1812, de Chaikovski, y la zarzuela C¨¢diz, con m¨²sica de Federico Chueca y Joaqu¨ªn Valverde padre y libreto de Javier de Burgos. Dos obras de car¨¢cter musical bien dispar con el ¨²nico nexo de su car¨¢cter patri¨®tico y la efem¨¦ride de los dos siglos que han transcurrido desde el asedio a C¨¢diz por el ej¨¦rcito de Napole¨®n y el intento de este de invadir Rusia.

C¨¢diz es lo que se entiende por una zarzuela de coro. El de la OSG, mostrando una calidad que hace tiempo dej¨® de ser sorpresa, fue junto a la respuesta de la Sinf¨®nica lo mejor del concierto. Sus voces de calidad creciente, correct¨ªsima afinaci¨®n y una muy notable precisi¨®n r¨ªtmica son los datos que as¨ª permiten valorarlo.

En cuanto a la OSG, volvi¨® a hacer gala de su enorme y bien conocida ductilidad, su hermoso color instrumental y la calidad de todas sus secciones y solistas. Cabe destacar entre estos la trompeta de John Aigi Hurn, con una interpretaci¨®n bien garbosa y un sonido m¨¢s templado de lo habitual, y el clarinete de Iv¨¢n Mar¨ªn, brillante en el agotador trabajo de solos y tutti ininterrumpidos de una partitura inmisericorde. Claudia Walker y Casey Hill mostraron asimismo su solidez y buen hacer.

En cuanto a secciones, lucimiento de la percusi¨®n pese a una cierta borrosidad del final de la Obertura 1812, quiz¨¢s debida a las campanas de j¨²bilo y los ca?onazos de la batalla grabados y amplificados. Las trompas, como siempre, espl¨¦ndidas. La cuerda llena de una sutileza y color presentes desde el inicio de la obertura, con esos cuatro primeros chelos y dos violas en el remedo de un canto ortodoxo que, en su lentitud, retrataron el adormecimiento de un pueblo frente a la tiran¨ªa zarista m¨¢s que la serena paz vivida antes de la invasi¨®n.

En C¨¢diz, destacaron Jos¨¦ Luis V¨¢zquez y Mar¨ªa Jos¨¦ Su¨¢rez como solistas vocales. Casi los ¨²nicos con voz y gracia interpretativa adecuadas a la obra. A Ana Ibarra le falta algo de esta ¨²ltima y, al igual que le sucede a Vicente Ombuena , su vocalizaci¨®n deja bastante que desear. En la jota final, enfocada con una blandura realmente inapropiada, a Ombuena le falt¨® la bravura m¨ªnima necesaria.