Retorno desde la marginalidad
Una inmigrante polaca enferma terminal se reencuentra con su familia tras 12 a?os en Espa?a gracias a Cruz Roja
Apenas ha cumplido los 32 y ya acumula una historia incre¨ªble. Y aunque su castellano es muy deficiente 12 a?os despu¨¦s de llegar de Polonia, sabe hacerse entender. Endurece el tono para criticar la falta de apoyo p¨²blico a los necesitados. ¡°En Torrevieja no hay nada de ayuda. No hay para dormir, no hay comedor. Solo ayuda Cruz Roja¡±, enfatizaba el pasado lunes. Y por primera vez insisti¨® en arrogarse el mensaje en nombre propio. ¡°Ivona Jakobek¡±, aclaraba mientras clavaba sus grandes ojos azules.
Hablaba en la terraza de un hotel de Guardamar del Segura horas antes de tomar un vuelo de vuelta a Polonia financiado por Cruz Roja a trav¨¦s de un programa para restablecer el contacto familiar. Ivona sufre una lesi¨®n terminal de est¨®mago, varices esof¨¢gicas y cirrosis hep¨¢tica. Y aunque el objetivo del programa no es repatriar, la organizaci¨®n ha optado por hacerlo ante la grave realidad de la mujer y su voluntad de despedirse de su hijo y del resto de familia.
Los ¨²ltimos a?os de Ivona en Torrevieja han sido especialmente duros. Cobijada con su pareja en un inconcluso edificio abandonado, apenas lograban peque?os ingresos de alg¨²n trabajo puntual y pidiendo a la puerta de la iglesia. Doblaba ropa en un mercadillo los viernes a cambio de ocho o diez euros, y su pareja limpiaba casas el mismo d¨ªa por 25 euros.
Ivona explica que su ¡°marido, novio o amigo¡± acondicion¨® en el precario edificio que les sirvi¨® de refugio con una puerta y coloc¨® maderas para habilitar habitaciones. La comida la preparaban con fuego de le?a. Y Cruz Roja aportaba v¨ªveres y agua. No siempre fue as¨ª. En sus inicios en Espa?a trabaj¨® de cocinera. Ganaba 30 euros al d¨ªa, a veces ¡°un poco m¨¢s¡±.
Al poco de llegar a Torrevieja naci¨® su hijo, pero a los seis meses tuvo que enviarlo a su pa¨ªs natal al cuidado de su padre porque ella trabajaba y la polic¨ªa encontr¨® un d¨ªa a su expareja bebiendo en un parque mientras cuidaba del peque?o. Hablaba con resentimiento del padre de su hijo y se?alaba una cicatriz encima de la ceja para dejar claro que le pegaba. Desde que su beb¨¦ fue enviado a Sosnowiec apenas lo ha visto en fotos. Su mirada se ilumina al hablar de ¨¦l. Alguna vez le envi¨® una camiseta de Messi y zapatillas del Bar?a y ahora le llevaba un vaso del club blaugrana. Estaba contenta de ver a su familia, aunque triste por separase de su pareja sin visos de volver a reunirse. ¡°?l quiere (viajar a Polonia) pero no tiene dinero ni pasaporte, se lo robaron¡±.
Ivona viv¨ªa en un edificio abandonado en Torrevieja con su pareja
Ivona perdi¨® el contacto con su familia en el ¨²ltimo a?o. Al referirse a su salud, se limitaba a asegurar que tiene una ¡°¨²lcera grande¡± que no le duele y un ¡°problema con el h¨ªgado¡±. Explicaba que antes beb¨ªa mucho ¡°vino de cartones¡±, pero el m¨¦dico se lo ha prohibido. Su idea era trabajar con su t¨ªa, due?a de 13 tiendas: ¡°de verduras, de pan, de otras cosas¡±. Estaba nerviosa. ¡°El avi¨®n lo he visto solamente en la televisi¨®n y en el peri¨®dico pero nunca he estado dentro y tengo miedo. Tengo pastillas¡±, explicaba.
Cruz Roja de Polonia la esperaba. El programa est¨¢ bien engranado. Naci¨® casi al tiempo que la organizaci¨®n, fruto de la constataci¨®n de que nadie se preocupaba por las v¨ªctimas de una guerra y de localizar a sus familiares. Con el tiempo se abri¨® el campo de acci¨®n y tambi¨¦n trabaja en restablecer el contacto familiar en cat¨¢strofes naturales, con refugiados, inmigrantes, etc¨¦tera. Pablo Valero, t¨¦cnico en cooperaci¨®n internacional, explica los niveles de acci¨®n. El primero es la mera localizaci¨®n, paso en el que las dos partes de una familia deben estar de acuerdo. Otro ser¨ªa el servicio de mensajer¨ªa que se usa, por ejemplo, tras la llegada de inmigrantes en patera al ser detenidos. Y la repatriaci¨®n ser¨ªa otro.
Las historias tienen, a menudo, un final amargo. En Espa?a hay unos 600 casos en tr¨¢mite. Y en Alicante, de los 30 ¨® 35 casos a los que se ha dado una u otra soluci¨®n, ¡°cerrado y con un final feliz solo est¨¢ el de Ivona¡±, puntualiza Cruz Roja.
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