Pl¨¢cida madurez

LUZ CASAL.

Gran Teatro del Liceo Barcelona, 24 de mayo.

Est¨¢ Luz en un buen momento de su carrera, ese en el que un artista se encuentra bien en su madurez y transita c¨®modo por registros variados. Con el p¨²blico ya captado, sin la necesidad imperiosa de renovar el repertorio y teniendo como m¨¢xima la administraci¨®n de sus conciertos para evitar la saturaci¨®n, Luz ha llegado a ese momento de placidez que no debe confundirse con acomodo. Dio muestra de todo ello en su ya anual visita al Liceo, lleno por completo y satisfecho cuando al cabo de dos horas de recital Luz agradeci¨® la presencia y disfrute de los que all¨ª ella hab¨ªa reunido. Una vez m¨¢s.

Comenz¨® latina y apasionada, acompa?ada por cuarteto de cuerda y tr¨ªo de metales para abordar incendios de amor y desamor espoleados por su voz. Cenizas, Mar y cielo e Historia de un amor fueron algunas de las piezas que interpret¨® enfundada en un elegante vestido de noche. Sin soluci¨®n de continuidad llegaron sus grandes ¨¦xitos, canciones que han ganado poso y peso gracias a la madurez interpretativa de una artista que se a?eja sin acartonarse. Fue el momento en el que el p¨²blico se tom¨® de la mano, musit¨® letras, hizo palmas y cant¨® estribillos. Temas como No me importa nada, Un nuevo d¨ªa brillar¨¢ o Es por ti...

Luego lleg¨® ese momento que genera cierto debate, el momento rockero. Fue el tramo m¨¢s vulgar del concierto.

Cambio de tercio y vestido ahora rojo. Gracias a la vida y Piensa en m¨ª centraron la atenci¨®n de este tramo. De nuevo Luz encumbrada por sus fieles en un concierto de certezas. Es la Luz de los ¨²ltimos a?os, esa sobre la que se puede reflexionar y paladear sin sobresaltos.