Euforia tras el rondo m¨¢s largo
Bala¨ªdos tir¨® de iron¨ªa para entretener el partido del Celta antes de que se desatase la fiesta 30.000 gargantas corearon el `Mi?a terra galega` de Siniestro Total cuando acab¨® el choque
Una explosi¨®n de alegr¨ªa sucedi¨® al pitido final, el que puso fin al rondo m¨¢s largo del mundo, pero tambi¨¦n a uno de los caminos a Primera divisi¨®n m¨¢s tortuosos que se recuerdan. Tanto ha sufrido el Celta en su camino de regreso, tan agotador ha sido el pulso interminable con el Valladolid, que el parip¨¦ final fue celebrado como el simple proleg¨®meno de una fiesta cantada. Hasta la megafon¨ªa descont¨® el resultado en el descanso. ¡°Que nadie salga del estadio hasta al final, que habr¨¢ sorpresas. Celtismo, ya queda muy poco¡±, reclam¨® la voz en off. A nadie se le hubiera ocurrido abandonar Bala¨ªdos.
El Celta y el C¨®rdoba hicieron lo que todo el mundo esperaba por la simple raz¨®n que es lo que todo el mundo hubiera hecho. Jugaron como si a los dos les valiera el empate, porque eso pasaba, mientras la afici¨®n aguardaba con paciencia el engorroso tr¨¢mite. Un tr¨¢mite que se hizo largo y le rob¨® al ascenso ese punto de tensi¨®n que suele rodear estos acontecimientos, pero no hay un solo aficionado del Celta que no haya sufrido suficiente. Ha sido la temporada del ascenso m¨¢s caro de la historia, y la de un pulso con un Valladolid que sucumbi¨®, sobre todo, por un gol de Manucho en propia meta y en el descuento. El ¨¦xito que parec¨ªa garantizado en marzo se puso imposible en abril, y cuando lleg¨® la recta final, sin margen para el error, un choque contra el Xerez plagado de hero¨ªsmo super¨® todos los l¨ªmites del padecimiento. Como para arriesgarse a un partido abierto.
El club premi¨® a la afici¨®n con un vistoso espect¨¢culo de luz y sonido
El ins¨®lito episodio del empate que a todos hizo feliz convirti¨® a los espectadores en protagonistas y a los jugadores en espectadores. Nada pasaba sobre la pradera, pero el espect¨¢culo se traslad¨® a la grada, que se entretuvo con todo tipo de c¨¢nticos. El entrenador del Valladolid, Miroslav Djukic, que por dudar hasta desliz¨® que el Celta pagaba por sus victorias, fue el primero de quien se acord¨® Bala¨ªdos. Despu¨¦s lleg¨® la iron¨ªa, al grito de ¡°f¨²tbol de sal¨®n¡± y de ¡°este partido lo vamos a empatar¡±. Y por supuesto, la solemnidad de la Rianxeira, el himno oficioso que corearon 30.000 gargantas mientras una pelota rodaba mansa por la pradera.
La alegr¨ªa comenz¨® a desbordarse cuando llegaron noticias de una derrota del Valladolid que enviaba al Celta directamente a Primera. Pero fue cuando el ¨¢rbitro Alejando Hern¨¢ndez decidi¨® acabar con la confraternizaci¨®n cuando se desataron las escenas que el celtismo llevaba cinco a?os viendo por la televisi¨®n, y que tantas ganas ten¨ªa de volver a experimentar. El protagonista principal, al que buscaron todas las c¨¢maras desde el primer instante, fue Iago Aspas, m¨¢ximo goleador y hombre de la casa. Fue manteado, como lo fueron pr¨¢cticamente todos sus compa?eros y el cuerpo t¨¦cnico, incluido Vlado Gudelj, vieja gloria que ejerce ahora de delegado, y Paco Herrera, el entrenador que obr¨® el milagro de la transformaci¨®n del Celta.
El Celta m¨¢s gallego de los ¨²ltimos tiempos hizo alarde de banderas de Galicia ¡ªtodas ellas nacionalistas, con la estrella roja en el centro¡ª, pero Orellana hizo lo mismo con la chilena y Roberto Lago con la de Vigo. Y como el partido no tuvo goles, los jugadores se cogieron de la mano y corrieron hasta la red de las porter¨ªas, primero la de Marcador y despu¨¦s la de Gol, para que la afici¨®n pudiera cantar los tantos que el partido le neg¨®. Varias vueltas al campo despu¨¦s, y mientras los que no pudieron conseguir una entrada ya se ba?aban en la fuente de la plaza de Am¨¦rica, empez¨® un espect¨¢culo de luz y sonido que el club prepar¨® con mimo.
El presentador de televisi¨®n Fernando Gonz¨¢lez, Gonzo, hizo de maestro de ceremonias: ¡°Es un a?o de ¨¦xitos para el f¨²tbol gallego. ?xitos en Ourense y en Lugo, y el a?o que viene, derbi en Primera. Tenemos que visitar la ciudad esa que est¨¢ al lado de Ferrol¡±, brome¨®. Sobre el c¨¦sped, A Roda interpretaron el Miudi?o, y el gran Miguel Costas, ex de Siniestro Total, hizo cantar a todo el estadio Mi?a terra galega, despu¨¦s de proponer ¡°un baile sobre la tumba de Segunda¡± con otro cl¨¢sico del grupo vigu¨¦s, titulado, claro est¨¢, Bailar¨¦ sobre tu tumba. Cay¨® la noche, salieron uno a uno los jugadores al terreno de juego entre alardes de luminotecnia y lleg¨® al fin la ceremonia de la marcha en autob¨²s descapotable hasta la plaza de Am¨¦rica. Cinco a?os de calvario bien lo merec¨ªan.
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