La mentira como m¨¦todo
Han bastado unos meses para descubrir que el PP ha mentido a todos, especialmente a quienes le votaron
La foto en la que Mariano Rajoy y uno de sus lugartenientes celebran el gol de La Roja, nos muestra una euforia extra?a. Como desubicada. Ins¨®lita. Y no porque el gol de F¨¤bregas no la merezca, sino porque quien no se merec¨ªa festejar nada son precisamente los dos personajes fotografiados. Su alegr¨ªa, de tan estruendosa, resulta, adem¨¢s de inoportuna, insensiblemente ofensiva.
No quiero con ello quitarles el derecho a festejar los triunfos de La Roja, ni ninguna otra victoria que se precie (salvo la de los mercados, que estos s¨ª van de triunfo en triunfo), pero puestos a no perderse los lances m¨¢s vistosos de la selecci¨®n espa?ola, podr¨ªan esos dos caballeros haberse encerrado en una habitaci¨®n de la madrile?a calle de G¨¦nova y despacharse all¨ª a gusto. De esta manera se hubieran evitado que miles de espa?oles les preguntaran: ¡°?Y vosotros de qu¨¦ est¨¢is tan contentos, teniendo en cuenta que segundos antes acababais de retardar como m¨ªnimo 10 a?os m¨¢s la recuperaci¨®n econ¨®mica del reino? Empecemos por el principio. Cuando el Partido Popular gan¨® las elecciones generales de 2011, hubo gente que se encomend¨® a Dios. Otros, claro, muy contentos con los nuevos tiempos que se avecinaban de integridad moral (como si todos los G¨¹rtel hubieran ocurrido en Marte) y de autom¨¢tica confianza de los mercados. Otros, como un servidor, solo albergaron la esperanza de que esta gente no mintiera.
Mentir o no decir la verdad o decir una verdad a medias, no tiene nada que ver con ser de derechas o de izquierdas, me dije tan al¨¦rgico a todo tipo de manique¨ªsmo. Me lo dec¨ªa para darme ¨¢nimo en la nueva coyuntura pol¨ªtica, teniendo que hacer un gran esfuerzo de amnesia hist¨®rica para que no vinieran a mi memoria los d¨ªas de Aznar y su famoso equipo de mentirosos.
As¨ª que solo nos quedaba, a los que no votamos al PP, que por lo menos nos dijeran la verdad, la misma que Rubalcaba exig¨ªa en la campa?a electoral. No tuvieron que pasar m¨¢s de dos o tres meses para descubrir que esta gente ha mentido a toda la poblaci¨®n: a la que no los vot¨® y sobre todo, ?mira t¨² por d¨®nde!, a los que los votaron.
En unos d¨ªas conoceremos el alcance de la mentira. O la ocultaci¨®n. (No entro en si el rescate era o no necesario, que a lo mejor s¨ª. Me interesa subrayar la patol¨®gica mendacidad de este Gobierno). Conoceremos la letra peque?a de esa gesti¨®n que Europa y la prensa internacional conocen con su verdadero nombre: rescate. Saldr¨¢n las distintas m¨¢scaras del Gobierno central a desgranarnos con sus calculadas contradicciones, una de sus especialidades, las contrapartidas de la generosidad europea. Eso que se llama con as¨¦ptica precisi¨®n ¡°cl¨¢usulas de condicionalidad¡±.
Por lo pronto ya sabemos que dicho pr¨¦stamo a 10 a?os supone el 10% de nuestro PIB. Ello significa que Espa?a tendr¨¢ sobre su cogote a los mismos hombres de negro que Grecia, Portugal e Irlanda. ?Qui¨¦nes son esos hombres de negro que tanta gracia hacen a nuestro ministro de Hacienda? La filantr¨®pica tripleta supervisora que forman la Comisi¨®n Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo. Estos organismos hay que sab¨¦rselos de memoria porque ser¨¢n nuestros pr¨®ximos guardianes financieros. Y macroecon¨®micos, diga lo que diga Guindos & Montoro.
As¨ª que esta es la situaci¨®n. Que tenemos que inyectar dinero (que autom¨¢ticamente se convierte en deuda p¨²blica) a un sector (se nos dice, o se nos miente tambi¨¦n, que es solo un 40%) de una banca de la que no podemos esperar con garant¨ªas que haga fluir cr¨¦dito para las peque?as empresas y por tanto mitigar el paro.
Estamos pues metidos en un c¨®ctel terror¨ªfico: la austeridad y el p¨¢nico hist¨®rico a la inflaci¨®n de la se?ora Merkel, el inhumano e insaciable af¨¢n de beneficios de los mercados, las mentiras (ratificadas por la otra pata del bipartito que nos gobierna llamada CiU) del PP y la desaparici¨®n en combate del PSOE. Menos mal que nos queda La Roja. Y la fe en el bendito crecimiento de monsieur Holland, en que Obama resulte reelegido. Y que no nos mientan m¨¢s.
J. Ernesto Ayala-Dip es cr¨ªtico literario.
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