?Invertir en el pasado?
El gran argumento con el que se juega para defender Eurovegas es la p¨¦sima situaci¨®n econ¨®mica y el desempleo
Los rumores apuntan a que la opci¨®n de Barcelona y, concretamente, el Baix Llobregat, gana puntos en la carrera por conseguir la instalaci¨®n de Eurovegas. Las certezas son pocas. El secretismo ha sido la norma con la que la Generalitat ha conducido el tema, aplicando quiz¨¢ el viejo adagio de ¡°el nostre mal no vol soroll¡±. Ya que, en efecto, si las grandes virtudes de lo que con tanto ah¨ªnco se quiere conseguir fueran evidentes, la transparencia y la informaci¨®n abundar¨ªan, y ese no es precisamente el caso. Lo poco que se ha filtrado es que el epicentro de la posible instalaci¨®n se ha trasladado hacia Cornell¨¤, para mantener as¨ª la altura de los edificios y evitar la proximidad del aeropuerto, permitiendo, adem¨¢s, camuflar de ¡°ecol¨®gica¡± la infraestructura, ya que convivir¨ªa con los humedales de El Prat. La pol¨¦mica sobre el tema sigue viva. Mientras que algunos se movilizan en las redes sociales y en las calles (esta tarde hay una concentraci¨®n contra Eurovegas en la plaza de Sant Jaume), otros lo hacen en despachos y medios de comunicaci¨®n, dorando la p¨ªldora sobre las bondades del proyecto. Las agrupaciones de arquitectos urbanistas piden explicaciones, y hay muchos recelos ante la posible declaraci¨®n de ¡°inter¨¦s general¡± con la que se blindar¨ªa la inversi¨®n y los cambios normativos necesarios. Recordemos que buena parte de los terrenos que podr¨ªan verse afectados est¨¢n hoy declarados como r¨²stico protegido y gozan de protecci¨®n especial. Desde 1998 existe un consorcio que gestiona el Parque Agrario del Baix Llobregat que tiene cerca de 3.000 hect¨¢reas, da trabajo a m¨¢s de un millar de personas y proporciona una parte significativa de los productos agr¨ªcolas de huerta a la conurbaci¨®n barcelonesa.
El gran argumento con el que se juega es la p¨¦sima situaci¨®n econ¨®mica y el gran desempleo existente. Y con esas bazas se quiere superar el mal olor que desprende la naturaleza del proyecto. Viendo lo que sucede en Las Vegas, Macao y Singapur (enclaves que disfrutan de las inversiones de Adelson y cuyos efectos han sido objeto de fuertes cr¨ªticas por parte de, entre otros, la prestigiosa revista The New Yorker), no parece que podamos echar cohetes abundando sobre la gran inversi¨®n de futuro que supone el tema. M¨¢s bien al contrario. Lo que se dice es que crearemos puestos de trabajo con las obras, con las plazas de camareros, empleados y dem¨¢s trabajos de bajo valor a?adido que ello generar¨¢, etc. Se insiste en que lo nuestro es el turismo y que con el bajo nivel educativo de nuestras gentes a poco m¨¢s podemos aspirar. Pero, ?es esta una inversi¨®n de futuro o es volver a tropezar en la misma piedra que nos ha hecho llegar al pozo en el que estamos? Se busca una salida r¨¢pida y efectista, que traiga dinero fresco para alimentar la m¨¢quina de ¡°ladrillo-poder pol¨ªtico¡± y se descartan otras opciones m¨¢s de fondo y de futuro (modernizaci¨®n del sector agrario presente en la zona, potenciaci¨®n de redes de econom¨ªa social que de manera resiliente se aprovechen de la riqueza natural y permitan dar respuesta a la creciente demanda de productos ecol¨®gicos que ahora importamos¡). Ni el contenido del proyecto, ni el proceso que se est¨¢ siguiendo, ni la dimensi¨®n moral del tema pueden ser esgrimidos como argumento contundente. La gran coartada es el paro, y con ello se cuenta para callar todas las bocas y todas las conciencias.
Los c¨®mplices de ese relato son aquellos que se escudan en las dimensiones t¨¦cnicas del tema y que afirman sin rubor que todo depende de c¨®mo se haga. El proyecto, o lo poco que sabemos de ¨¦l, parece compadecerse poco con la complicada pero bien encaminada estrategia de naturalizar Barcelona con la que el Consistorio de la ciudad ha emprendido los proyectos de las 16 portes de Collserola, la implementaci¨®n de la Agenda 21 y la iniciativa con la que se quieren usar los solares vac¨ªos para experiencias de huertos urbanos. La ciudad busca nuevos caminos y mientras, otros, piensan en ocupar con casinos, hoteles y dem¨¢s infraestructuras lo que ven simplemente como un espacio vac¨ªo sobre el que sacar plusval¨ªas de manera r¨¢pida. Me temo que, como est¨¢ ocurriendo ¨²ltimamente, las cosas acaben decidi¨¦ndose con nocturnidad y agosticidad, es decir, con opacidad, aprovechando vacaciones y esgrimiendo un ¡°inter¨¦s general¡± que yo no veo por ninguna parte.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAB.
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