¡°Los arquitectos j¨®venes tienen que salir a ?frica, China e India¡±
Souto de Moura, Pritzker 2011, cierra la temporada cultural del Espacio Sirvent
El primer sorprendido fue ¨¦l. Un auditorio atiborrado con cerca de 300 personas y casi tres cuartos de hora firmando dedicatorias en el libro que acababa de presentar. ¡°Es extra?o, yo no tengo la sensaci¨®n de ser ¨²til y esto me hace cambiar de opini¨®n¡±, dec¨ªa el arquitecto Eduardo Souto de Moura (Oporto, 1952), al t¨¦rmino del coloquio organizado en el Espacio Sirvent de Vigo, el pasado viernes, con motivo de la presentaci¨®n p¨²blica de una monograf¨ªa, con textos cr¨ªticos y material gr¨¢fico, sobre su obra, Eduardo Souto de Moura: Atlas de Parede, Imagens de M¨¦todo (Dafne Editora, 2012). Antes del acto, que clausur¨®, hasta el pr¨®ximo mes de septiembre, el calendario de actividades culturales del centro, ya hab¨ªa posado para la prensa en el banco que dise?¨® para un crematorio en la ciudad belga de Kortrijk.
?Acaso no percibe el arquitecto, premio Pritzker en 2011, que su trabajo proporcione alguna utilidad? ¡°La ¨²nica cosa que me hace tener ganas de continuar es que los sitios queden mejor. Si yo no los mejoro, entonces lo que hago no tiene sentido. Cuando me proponen un encargo, primero intento comprender el lugar y estudiar qu¨¦ le hace falta. Entonces, si puedo, lo completo¡±. Souto pone como ejemplo su afamado proyecto para el Estadio Municipal de Braga (2004), tallado en la ladera de una roca. ¡°?Qu¨¦ es m¨¢s bonito: el estadio o la cantera? Yo estoy convencido de que el enclave se ha enriquecido¡±. El jurado del galard¨®n, considerado equivalente al Nobel de arquitectura, resumi¨® de este modo su decisi¨®n de premiar una trayectoria de tres d¨¦cadas ¡°durante las que ha producido un trabajo contempor¨¢neo, pero que al mismo tiempo hace eco de las tradiciones arquitect¨®nicas. Sus edificios poseen la habilidad ¨²nica de transmitir caracteres aparentemente incompatibles ¡ªpoder y modestia, coraje y sutileza, fuerte car¨¢cter p¨²blico e intimidad¡ª al mismo tiempo¡±.
¡°Este libro es un instrumento para la exploraci¨®n de la obra de Souto que indaga en instrumentos como la analog¨ªa, la memoria y el cuestionamiento de las im¨¢genes¡±, expuso el editor, Andr¨¦ Tavares, en una mesa redonda que complet¨® el director de la Escuela T¨¦cnica Superior de Arquitectura de A Coru?a, Fernando Agrasar. Tras las intervenciones, el aludido tom¨® la palabra con gran sentido del humor para decir que no ten¨ªa discurso: ¡°Yo soy como un peral, solo hago peras¡±. En respuesta al p¨²blico, reconoci¨® que no solo no le hab¨ªa cambiado nada la vida despu¨¦s del premio sino que en su pa¨ªs apenas ten¨ªa trabajo: ¡°Vivo en una doble marginalidad, porque Portugal en estos momentos est¨¢ fuera de Europa y, desde Oporto, tengo que estar desplaz¨¢ndome continuamente a Lisboa y Madrid. A los arquitectos j¨®venes les digo que tienen que salir, emprender una nueva manera de vivir y buscar esos nuevos mercados de ?frica, China e India¡±.
Licenciado por la Escola de Belas Artes do Porto y disc¨ªpulo de ?lvaro Siza, en cuyo estudio trabaj¨® en los a?os setenta, Souto admite que fue su maestro quien le conmin¨® a emprender su camino en solitario, en 1980, ¡°porque aqu¨ª ya no vas a aprender m¨¢s¡±. ¡°Siza me ech¨® fuera¡±, suelta, entre carcajadas. Si bien mantiene que su primer criterio es su propia exigencia (¡°si yo no me siento bien no puedo proporcionar bienestar a los dem¨¢s¡±), reconoce que la crisis ha cambiado su arquitectura hasta convertirla en ¡°el m¨ªnimo f¨ªsicamente indispensable¡±, como, explica, acaba de hacer en el proyecto de unas piscinas comunitarias en una localidad pr¨®xima a Oporto. ¡°Busco la simplicidad sin ser minimalista. El dinero es una condici¨®n necesaria para crear arquitectura, pero no es suficiente. Las dificultades nunca convierten una obra en mediocre, al contrario, la imaginaci¨®n para buscar recursos la enriquecen. La arquitectura no es una suma de materiales, tiene vocaci¨®n po¨¦tica y debe provocar emociones¡±. La construcci¨®n frustrada de dos iglesias en su pa¨ªs, que se cancelaron por falta de fondos, sigue siendo la piedra en su zapato.
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