Menos esca?os¡ ?Menor representatividad?
"Si se aplicaran los resultados de mayo de 2011 a unas Corts de 50 esca?os los resultados no ser¨ªan, proporcionalmente, muy diferentes"
La propuesta de la Presidenta de la Comunidad de Madrid de reducir a la mitad el n¨²mero de esca?os de la Asamblea de dicha Comunidad, que pasar¨ªa a tener 65 esca?os (en vez de los 129 que tiene hoy) ha despertado un curioso debate, que ha contribuido a ocultar otras medidas de recortes aprobadas y que afectan a ¨¢mbitos acaso menos llamativos, pero probablemente de mayor calado. Y esto es as¨ª quiz¨¢ por la simpat¨ªa que la medida despierta en una ciudadan¨ªa que siente que los partidos y la clase pol¨ªtica son, desde 2008, el tercer problema que tiene Espa?a, de acuerdo con los bar¨®metros que hace p¨²blicos mensualmente el CIS. Los espa?oles ver¨ªan con buenos ojos una reducci¨®n del n¨²mero de parlamentarios cuyo trabajo y actividades cotidianos suelen ser, generalmente, desconocidos para la mayor parte de la poblaci¨®n. Y esos sentimientos no parecen ser distintos entre los ciudadanos de la Comunidad Valenciana.
Si las Corts Valencianes vieran reducido a la mitad su n¨²mero de esca?os (de los 99 actuales a 50) probablemente un alto n¨²mero de ciudadanos aplaudiera la medida, como una iniciativa de ahorro de gasto p¨²blico aceptable e, incluso, positiva, ya que la partida presupuestaria dedicada a abonar los sueldos de 99 diputados y diputadas no se percibe plenamente justificada. Se hace necesario recordar que gran parte de los valencianos desconocen en qu¨¦ ocupan, realmente, el tiempo sus representantes auton¨®micos. No obstante, la clase pol¨ªtica es percibida como un grupo (acaso cabr¨ªa hablar de elite) que defiende prioritariamente sus intereses y los de sus partidos, en vez de los de aquellos a los que dicen representar. En contra de esa reducci¨®n del n¨²mero de esca?os se aducen razones que tienen que ver con la representatividad y el pluralismo, que apuntar¨ªan a la adecuada presencia de plurales fuerzas en la C¨¢mara auton¨®mica, as¨ª como la importancia de atender adecuadamente a las distintas necesidades y demandas que la gesti¨®n de los asuntos p¨²blicos demanda.
No hay una regla de oro para establecer el tama?o (n¨²mero de esca?os) de un parlamento. Los expertos han considerado que un tama?o ¡°adecuado¡± para un parlamento vendr¨ªa a ser el de la ra¨ªz c¨²bica del n¨²mero de electores a los que representa. As¨ª, el Congreso de los Diputados tendr¨ªa un n¨²mero de esca?os ¡°adecuado¡±, en tanto alcanza casi esa ratio. Los parlamentos auton¨®micos son, como las asambleas regionales de otros pa¨ªses, bastante mayores que lo que esa regla implicar¨ªa, si bien se registran ratios muy diferentes. Desde los 7.334 electores por esca?o del Parlamento de La Rioja, hasta los 58.648 en Andaluc¨ªa. Con los 99 esca?os que tienen hoy las Corts Valencianes, la ratio es de 35.855 electores por esca?o. Y no parece que los ciudadanos de La Rioja se sientan por ello mucho mejor representados que los de la Comunidad Valenciana o que los de Andaluc¨ªa.
El PP lograr¨ªa 28 de los 50 esca?os; el PSPV, 16; Comprom¨ªs, cuatro; y Esquerra Unida, dos
La representaci¨®n es un fen¨®meno complejo que tiene, como hace a?os apuntara Hannah Pitkin, plurales dimensiones: la formal (reglas y procedimientos para la elecci¨®n de los representantes); la descriptiva (en funci¨®n de la medida en la que las caracter¨ªsticas de los representantes reproducen las de los representados, de forma que ¨¦stos se identifiquen con aqu¨¦llos); la sustantiva (en atenci¨®n a las pol¨ªticas que quienes ocupan los esca?os defienden y acuerdan o discuten); y la simb¨®lica (por la representatividad que la instituci¨®n y sus ocupantes son capaces de generar). Que una instituci¨®n representativa sea capaz de reproducir el pluralismo social puede ser, probablemente, importante para los ciudadanos que la eligen. Las Corts Valencianes albergan hoy a cuatro grupos pol¨ªticos distintos, que comparten de forma desigual, en funci¨®n de las preferencias de los electores, sus esca?os. Es cierto que el sistema electoral puede tamizar esas preferencias, si bien los sistemas electorales auton¨®micos suelen ser considerablemente proporcionales, m¨¢s que lo que lo es el utilizado para la elecci¨®n del Congreso de los Diputados (debido, especialmente, al elevado n¨²mero de esca?os que se eligen en cada circunscripci¨®n en las elecciones auton¨®micas).
Si se aplicaran los resultados cosechados por cada formaci¨®n en las elecciones de mayo de 2011 a unas Corts de 50 esca?os los resultados no ser¨ªan, proporcionalmente, muy diferentes (eligi¨¦ndose 12 esca?os en Castell¨®n ¨Cen vez de los 24 actuales--, 20 en Valencia ¨Cen lugar de los 40 que hoy tiene atribuidos¡ª, y 18 en Alicante ¨Cfrente a los 35 que hoy la representan--): el PP lograr¨ªa 28 de los 50 esca?os, el 56,0%, (frente al 55,6% que hoy tiene); el PSPV conseguir¨ªa 16, el 32,0% (frente al 33,3% de hoy); la coalici¨®n Bloc-Iniciativa Verds-Comprom¨ªs alcanzar¨ªa cuatro, el 8,0% de los 50 esca?os (en vez del 6,1% que tiene ahora); y EUPV quedar¨ªa con dos, un 4,0% (en lugar del 5,1% del que goza en la actualidad). Las diferencias con la composici¨®n actual de la C¨¢mara, en t¨¦rminos porcentuales, no ser¨ªan significativas (m¨¢s all¨¢ de que esta ¨²ltima formaci¨®n quedar¨ªa sin representaci¨®n en Castell¨®n).
Es cierto que todav¨ªa hay un buen n¨²mero de entidades p¨²blicas que las comunidades aut¨®nomas han reproducido en su propio dise?o institucional (en el ejercicio del autogobierno que la Constituci¨®n les garantiza), y que acaso podr¨ªan suprimirse o fusionarse con las de otras comunidades aut¨®nomas, sin grave menoscabo ni quebranto para la buena prestaci¨®n de servicios para los ciudadanos. Los parlamentos y los parlamentarios desarrollan un gran n¨²mero de funciones, actividades e iniciativas que no siempre son conocidas por los ciudadanos. Suelen ser, por ello, el blanco f¨¢cil de sus cr¨ªticas y reproches apresurados en tiempos de crisis y apreturas econ¨®micas. Acaso ser¨ªa edificante que los parlamentarios y parlamentarias dieran a conocer y explicaran mejor a sus electores por qu¨¦ son necesarios y qu¨¦ justifica su n¨²mero. Mientras no acierten a hacerlo, las propuestas de reducir su n¨²mero seguir¨¢n gozando, probablemente, de una r¨¢pida anuencia ¨Cacaso aplauso¨C entre unos ciudadanos que siguen desconfiando de su clase pol¨ªtica profesionalizada.
Pablo O?ate es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica y de la Administraci¨®n de la Universitat de Val¨¨ncia.
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