IQ
"Todo lo que hab¨ªa que hacer para salir de este est¨²pido atolladero debi¨® hacerse hace ya m¨¢s de tres a?os, cuando se vio que esto no era una simple recesi¨®n coyuntural"
Como suele ocurrir en las disciplinas cient¨ªficas desde los tiempos de Guillermo de Ockham, la teor¨ªa m¨¢s simple para explicar cualquier problema planteado, acaba siendo la correcta. De manera que cuando usted se pregunte por qu¨¦ los responsables pol¨ªticos y econ¨®micos de la era actual no hacen lo que debieran para salir de la crisis, no duden de que la respuesta m¨¢s obvia: ¡°porque son unos incompetentes¡± es la fet¨¦n.
Y el caso es que hay que tener mala suerte para que, sabiendo como sabemos que la distribuci¨®n de la inteligencia entre la poblaci¨®n es totalmente aleatoria, nos haya tocado precisamente a nosotros la generaci¨®n de l¨ªderes pol¨ªticos con el coeficiente intelectual (IQ) m¨¢s bajo desde la ¨¦poca de Cal¨ªgula, e incluso m¨¢s all¨¢.
En realidad, todo lo que hab¨ªa que hacer para salir de este est¨²pido atolladero debi¨® hacerse hace ya m¨¢s de tres a?os, cuando se vio que esto no era una simple recesi¨®n coyuntural, sino algo mucho m¨¢s profundo que afectaba a los cimientos mismos del sistema econ¨®mico tal como se ven¨ªa concibiendo hasta ese momento. Y, muy especialmente, a los fundamentos del ¨¢rea Euro, la cual, si bien estaba funcionando con ¨¦xito aceptable desde hac¨ªa m¨¢s de una d¨¦cada, necesitaba con urgencia una restauraci¨®n integral de todos sus espacios interiores.
Pero ocurre que la Europa de entonces (y la de ahora) no estaba liderada por Kohl, Mitterrand y Felipe Gonz¨¢lez, sino por un conjunto variopinto de pol¨ªticos timoratos que jam¨¢s hubieran superado la prueba de selectividad en cualquier universidad espa?ola. Y desde luego, mucho m¨¢s pendientes de lo que ocurr¨ªa en el interior de los estrechos l¨ªmites de su feudo provincial, que en el conjunto del territorio imperial, del cual depend¨ªan (y dependen) sus posibilidades reales de defensa.
No, la culpa no es de los mercados, aunque naturalmente ellos vayan a lo suyo (?qu¨¦ otra cosa podr¨ªan hacer?). Pero el irrefrenable aumento de su protagonismo en estos ¨²ltimos meses no puede explicarse sin aludir a la manifiesta debilidad, incompetencia y cortedad de miras mostrada por la esfera pol¨ªtica, ¨²nica instancia legitimada por los ciudadanos, para proponer objetivos e instrumentar cuantas acciones sean necesarias para lograrlos.
Es seguro que los libros de historia que se publiquen dentro de diez a?os describir¨¢n este lamentable par¨¦ntesis de la humanidad como aqu¨¦l en el que hubo m¨¢s tontos por metro cuadrado concentrados en un espacio de tiempo tan corto. Ha habido otros, pero se pueden contar con los dedos de una sola mano. Naturalmente, usted puede, leg¨ªtimamente, preguntar cuales son las razones de que hayamos tenido, precisamente nosotros, tan mala suerte, pero yo al menos no tengo respuesta racional para ello.
A no ser, claro est¨¢, que fuera cierto el llamado axioma de Cole que aparece en mi agenda como ¡°la cita del d¨ªa¡±: la suma de la inteligencia del planeta es una constante; la poblaci¨®n est¨¢ en crecimiento. Y entonces, s¨ª, quiz¨¢ todo vuelva a tener sentido.
@AndresGReche
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