La autopista de Basora
La directora de Tr¨¢fico elige las autopistas de pago antes que las del Estado que ella representa
Hay escaleras al cielo y autopistas al infierno. Sobre las primeras, conviene preguntarle a Jacob; y sobre las segundas, el que m¨¢s sabe es Job, santo de paciencia proverbial que, por extensi¨®n, es tambi¨¦n cualquier usuario de una autopista de peaje. As¨ª como en La vida de Briande Monty Python los grupos de resistencia palestina acababan concediendo que los romanos invasores les hab¨ªan construido unos buenos acueductos y unas buenas calzadas para pasearse por el Imperio, pues aqu¨ª y ahora los 56 millones, a ojo por ojo y diente por diente, de habitantes de la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica, con Espa?a y Portugal, conceden la patente de corso al que les asalta en los caminos, por los caminos y a la vera de los pinos. Las autopistas de peaje en Gibraltar, Andorra y Eurovegas no cuentan, y el telef¨¦rico desde el Obradoiro hasta Monte Gai¨¢s a¨²n est¨¢ por asfaltar y sin las concesiones del ¨¢rea de vicio. Perd¨®n, de servicio.
Llevamos mucho tiempo privatizando estas cosas, estas pistas de escalextric tan molonas, y ya sabemos que parar en el peaje es una buena oportunidad para intimar entablando una esperanzadora conversaci¨®n en este mundo solitario de hoy:
¡ª?A Vigo?
¡ªEr... s¨ª. ?Por qu¨¦ lo pregunta?
¡ªPorque si va a Redondela le cobro menos.
¡ªPues a Redondela.
¡ªVale. ?Necesita ticket?
En caso de que usted haya mentido y acelere hacia la ciudad ol¨ªvica, la posibilidad de que le siga un enjambre de helic¨®pteros con La cabalgata de las Valquirias a todo volumen por un qu¨ªtame all¨¢ ese euro y pico, es remota. Vaya siempre, pues, a Redondela. Esto es altamente aconsejable por varias razones. La primera es que usted es un lince y ya se cosc¨® hace tiempo de que la empresa concesionaria ha reducido hasta tal punto a los trabajadores de sus peajes que usted ya no sabe por d¨®nde rayos entrar para seguir su ruta sin tener que maniobrar de vuelta en la entrada equivocada organizando un buen pifostio; la segunda es que en Redondela los chocos est¨¢n muy buenos; la tercera es que no pasa nada si usted da un volantazo en el ¨²ltimo nanosegundo y decide ir a Vigo a celebrar el ascenso del Lugo. Pero la ¨²ltima, y no por ello menos importante, es que usted ley¨® en EL PA?S del lunes pasado que las autopistas espa?olas no tienen peque?os baches sino serios agujeros: casi 4.000 millones de pavos. ?Vaaale..! Eso no pasa en Galicia: aqu¨ª est¨¢ todo amortizado y bien amortizado, luego todo son beneficios. Y no hay como los precios abusivos y la reducci¨®n de personal y servicios para aumentarlos. La velocidad y el tocino son as¨ª.
Porque aqu¨ª se trata de pillar chicha sin soltar calor¨ªas. La flamante, (porque va en la llama) cabeza visible de la DGT afirma, cruzada de brazos, que ella siempre escoge las autopistas de pago antes que las construidas por el Estado al que representa. (Es una novedad: la familia real y los ministros s¨®lo curaban la ignorancia de sus hijos en colegios privados y sus dolencias en cl¨ªnicas exclusivas.) Pregunta: ?est¨¢ haciendo acaso la directora general de Tr¨¢fico publicidad nada encubierta de un chanchullo de muchos octanos? Respuesta: s¨ª. Pregunta: ?se construyeron las ¨²ltimas autopistas de peaje, paralelas a las autov¨ªas gratuitas, a imagen y semejanza del timo de la estampita? Respuesta: s¨ª. Eso: t¨² pregunta, s¨ª, que algo queda.
Los esquimales tienen docenas de nombres para la palabra ¡°nieve¡±. Los americanos llaman a sus autopistas highway, speedway, parkway y cosas semejantes. Los griegos gastan un mont¨®n de letras ¡ªy as¨ª les va¡ª en la palabra autokinet¨®dromos (corr¨ªjanme si me equivoco). Nosotros a nuestras autopistas de peaje les vamos a a?adir ¡°y de Basora¡± en memoria de aquel suc¨ªsimo bombardeo final de la primera guerra del Golfo sobre la poblaci¨®n civil que hu¨ªa. Porque ahora resulta que el beneficio de las autopistas de pago no da para financiarlas pero, eso s¨ª, los servicios que dan son de ¡°tente mientras cobro¡±. Tambi¨¦n se quejan los parkings subterr¨¢neos. Es un problema de superpoblaci¨®n de espacios privatizados. Pues ahora que se jodan o alquilen la AP-9 para pel¨ªculas de Cronenberg y las 500 millas de Indian¨¢polis. Aparte de m¨¢s divertido, ser¨ªa mucho m¨¢s honrado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.