Eso que llaman...
"Al menos los ilustrados quer¨ªan modernizar Espa?a, pero estos solo piensan en medrar y, encima, todav¨ªa se atreven a dar lecciones"
Las manipulaciones del lenguaje son consustanciales a la actividad pol¨ªtica. Todos los pol¨ªticos usan eufemismos para disfrazar lo desagradable. En este sentido, el adulto que intenta explicarle con palabras amables a su reto?o los fen¨®menos escatol¨®gicos o las pulsiones sexuales difiere bien poco de la gente a la que ha votado en las ¨²ltimas elecciones. A lo mejor los diputados son simplemente adultos a los que las j¨®venes generaciones, tan descre¨ªdas, miraron con iron¨ªa cuando intentaban explicarles lo de las abejitas y que se consuelan explicando a sus coet¨¢neos lo del rescate. Orwell llev¨® el eufemismo hasta el extremo en la neolengua de su c¨¦lebre novela 1984. Me pregunto qu¨¦ habr¨ªa dicho de la nueva t¨¦cnica consistente en mencionar el t¨¦rmino nefando, pero atribuy¨¦ndoselo a otros. Es el c¨¦lebre ¡°eso que llaman recortes¡±, una invenci¨®n de ese autista que llaman presidente. Filol¨®gicamente se trata de un disfemismo: se emplea el t¨¦rmino negativo, del que se responsabiliza a los dem¨¢s, para sugerir que no es para tanto, m¨¢s o menos como cuando en plan simp¨¢tico un amigo algo ego¨ªsta nos dice ¡°hola, aqu¨ª est¨¢ el egoist¨®n¡±. Lo malo es que nuestros pr¨®ceres (??) no resultan nada simp¨¢ticos, les gusta perdonar la vida a estos pobres ciudadanos que no entienden nada. Que la popularidad del PP iba a descender con los recortes era inevitable. Pero que en solo medio a?o se hayan hundido en el abismo es imputable directamente a la torpeza del se?or Rajoy y de sus compinches. Porque puede que los recortados no entiendan de macroeconom¨ªa, pero saber, ya lo creo que saben. En el caso Bankia saben que el partido del Gobierno, con la inestimable connivencia de la oposici¨®n, facilit¨® durante a?os el expolio de sus ahorros y provoc¨® un agujero financiero que est¨¢ en la ra¨ªz de ¡°eso que llaman rescate¡±. ?C¨®mo disfrazar el mayor robo de la historia de este pa¨ªs?: con ¡°eso que llaman recortes¡±. El jubilado que tiene que pagar los medicamentos, el joven que no encuentra empleo, el minero al que dejan en la calle y el funcionario al que le han birlado la paga extra saben que es con sus recortes con lo que est¨¢n taponando las culpas de una caterva de sinverg¨¹enzas. Tambi¨¦n es triste que el ¨²nico partido que se ha atrevido a ponerlos en la picota sea minoritario. Es la prueba m¨¢s evidente de que el abismo entre la Espa?a oficial y la real ¡ªla que exige a gritos c¨¢rcel para toda esa gente: escuchen en bares y mercados¡ª ha llegado a ser insalvable. Estamos como en la ¨¦poca napole¨®nica, con el pa¨ªs ocupado y de rodillas, mientras nuestros gobernantes se comportan cual s¨¢trapas, simples marionetas que gobiernan (??) en nombre del sult¨¢n de Bruselas. Al menos los ilustrados quer¨ªan modernizar Espa?a, pero estos solo piensan en medrar y, encima, todav¨ªa se atreven a dar lecciones. Que no se quejen cuando estalle la tormenta.
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