El ¡®hermano¡¯ de Loquillo
El bar Nueve tragos, en el barrio de Patraix, lleva doce a?os como sede paralela del rockero El local valenciano alberga conciertos en directo y recuerdos sobre la historia reciente de la m¨²sica

Est¨¢s charlando con ¨¦l y suelta: ¡°?Quieres que hablemos con el Loco?¡± mientras saca el m¨®vil. ¡°Bueno, le voy a mandar un mensaje¡±, rectifica. Al minuto, un sonido le avisa de la respuesta: ¡°Hasta dentro de un rato est¨¢ ocupado¡±, se excusa. Es Andr¨¦s Albert, un valenciano de 40 a?os que desde hace 12 mont¨® el bar Nueve Tragos, un local que toma el nombre de un disco de Jos¨¦ Mar¨ªa Sanz ¡ªm¨¢s conocido como Loquillo¡ª y que se ha convertido en la sede del cantante en la ciudad.
En este bar, situado en el barrio de Patraix, las paredes son un exhaustivo recorrido a lo largo de la historia reciente del rock espa?ol: vinilos de Jaime Urrutia, Los Ronaldos, Burning o Los Rebeldes comparten espacio con fotos firmadas por Andr¨¦s Calamaro o Sabino M¨¦ndez. Sin embargo, la deidad suprema es Loquillo, el chico de El Clot. Por ¨¦l mont¨® un negocio que ahora el artista ha convertido en su segunda casa y a Andr¨¦s, en ¡°el hermano que nunca tuvo¡±. La idea empez¨® cuando Andr¨¦s era un veintea?ero que ¡°iba a Valencia¡± y sal¨ªa por zonas en las que siempre pon¨ªan la misma m¨²sica. ¡°Entonces me present¨¦ en una firma de discos de El Loco para llevarle el proyecto¡±. All¨ª, en la librer¨ªa Im¨¢genes, donde se vend¨ªa un c¨®mic basado en la vida del cantante, Albert le ense?¨® los planos del sitio y Loquillo le dijo, ante una cola de fans que esperaban su turno de r¨²brica, que le apoyaba ¡°en todo¡±.
De ese encuentro surgi¨® una amistad que le llev¨® hasta pasar unos d¨ªas de vacaciones en la casa barcelonesa del rockero y a conocer a la madre: ¡°Yo no me lo cre¨ªa¡±, suspira, ¡°estaba viendo a la madre que pari¨® al Loco¡±, se r¨ªe.
Albert: ¡°No lo cre¨ªa, estaba con
El Nueve Tragos busca un ambiente familiar, ¡°aunque suene a t¨®pico¡±, que adereza con conciertos improvisados o proyecciones de pel¨ªculas cl¨¢sicas. ¡°El primer d¨ªa que se pas¨® Loquillo, avis¨® a su m¨¢nager para que la presentaci¨®n de Cuero Espa?ol fuera aqu¨ª y no en el centro comercial donde se iba a hacer¡±, apunta. Recientemente, colegas del cantante como Ariel Rot o Igor Paskual, su guitarrista, han tocado algunas canciones: ¡°Por lo general suele ser ¨ªntimo¡±, se excusa.
Pero hasta ahora ha habido una evoluci¨®n creciente que le hace estar todav¨ªa ¡°como en un sue?o¡±. Al principio, relata, al ver la est¨¦tica del local hab¨ªa hileras enteras de Harleys en la puerta. M¨¢s tarde, los clientes se aglutinaban despu¨¦s de cada concierto. Hubo un d¨ªa, con Enrique Bunbury, que se le acabaron hasta las botellas de la bodega: ¡°Era alucinante¡±, indica, ¡°tuvimos que esperar de brazos cruzados hasta que se fuera la gente¡±.
El bar acoge conciertos
Pero el local no solo ha sido ¡°abrir mi cuarto al p¨²blico y as¨ª ganar dinero¡±, sino que le ha llevado hasta a cuidar a Cayo Bruno, el ¡°emperador¡± hijo de Loquillo. ¡°La primera vez que me qued¨¦ con ¨¦l, me dijo: 'Chaval, es el futuro' y supe que ten¨ªa que cuidarlo¡±. Ahora cuelga la chupa con la que act¨²o durante la gira de La vida por delante, pero lo que muestra con aprecio es la dedicatoria de Sabino M¨¦ndez, compa?ero de Loquillo, en una de sus fotos: ¡°Para el Nueve Tragos, empezando un nuevo siglo con m¨²sica eterna¡±.
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