Una vida en el aire
Un documental recuerda a Jorge Loring que fund¨® el primer puente a¨¦reo Madrid-Barcelona
Jorge Loring ten¨ªa un sue?o. Quer¨ªa cruzar el Atl¨¢ntico volando. Le encantaba volar. Surc¨® los cielos tantas veces como pudo, a pesar de que hac¨ªa apenas 30 a?os que se hab¨ªa inventado el primer avi¨®n propiamente dicho. No se sabe si el emprendedor malague?o lleg¨® a realizar su sue?o, pero desde luego consigui¨® que otros lo hicieran. En 1930, estren¨® una nueva ruta que un¨ªa Sevilla y Buenos Aires en tres d¨ªas y medio ¡ªlos barcos completaban el recorrido en 15 d¨ªas¡ª recorriendo la l¨ªnea del Ecuador con un zepel¨ªn del tama?o del Titanic. Los vientos alisios mov¨ªan el dirigible a 200 kil¨®metros por hora.
Loring hab¨ªa comenzado su aventura aeron¨¢utica unos a?os antes. El malague?o viv¨ªa en Madrid gracias a su trabajo como ingeniero de caminos en Atocha, pero dedicaba todo su tiempo libre a los aviones. ¡°Se pasaba el d¨ªa dibujando prototipos¡±, cuenta su hija Mercedes, de 87 a?os. Su obsesi¨®n por los aviones le llev¨® a abrir una f¨¢brica en Cuatro Vientos en 1923. Se llam¨® Talleres Loring, y la f¨¢brica ¡°le hizo rico y le arruin¨® cerca de 20 veces¡±, seg¨²n cuenta uno de sus nietos en el documental Huellas en el cielo, que se proyecta hoy en Madrid.
La f¨¢brica recibi¨® los permisos de Aviaci¨®n Militar para abrir un aer¨®dromo y una escuela de pilotos que se convirti¨® en referente. Cuatro a?os despu¨¦s de inaugurar la instalaci¨®n, en 1927, Loring y sus trabajadores fueron art¨ªfices del primer puente a¨¦reo Madrid-Barcelona que trasladaba el correo en tiempo r¨¦cord de una ciudad a otra. Comenzaba as¨ª la aviaci¨®n comercial en Espa?a tal y como se conoce hoy.
A pesar de que Talleres Loring recibi¨® un encargo para fabricar m¨¢s de 20 aviones Focker C-4 e incluso construy¨® el primer modelo espa?ol que se export¨®, el Loring R-III, la carrera del malague?o no lleg¨® a consolidarse. ¡°No nos arruinamos 20 veces como dec¨ªa su nieto, pero cuatro s¨ª¡±, precisa su hija Mercedes. Pero siempre consegu¨ªa reponerse. Mercedes recuerda a un padre que pasaba poco tiempo en casa y que no paraba de emprender negocios. Invirti¨® en ellos la fortuna heredada de su familia paterna, los marqueses de Casa Loring. Y la perdi¨®. Todos sus proyectos acabaron en la ruina, a pesar del entusiasmo del emprendedor. ¡°No tuvo suerte, pero no perdi¨® nunca la ilusi¨®n¡±, afirma la hija, religiosa de profesi¨®n, igual de seis de sus siete hermanos.
Para salvarle de la bancarrota siempre aparec¨ªa su hermano, el bien posicionado Manuel Loring, conde de Mieres. Pagaba las deudas cuando la empresa se iba a pique y termin¨® por comprar todas las acciones de la familia y constituir una nueva empresa en com¨²n, Aeron¨¢utica Industrial, SA (AISA).
El final de su carrera lleg¨® con la Guerra Civil. Franco recelaba de la afinidad que Loring y su hermano manten¨ªan con el rey don Juan y con Alfonso XIII. ¡°Les propuso que trasladaran su f¨¢brica a Le¨®n para fabricar aviones de tela y madera, pero se negaron porque ellos ya estaban fundiendo acero¡±, relata Sonia Tercero, codirectora del documental, junto a Susan Youdelman-Azcona. Tercero cree que fueron precisamente estas consideraciones pol¨ªticas las que borraron a Loring de la historia. ¡°En el archivo hist¨®rico del Ej¨¦rcito del Aire apenas hay indicios suyos¡±, lamenta. ¡°Con todo lo que hizo¡ Lleg¨® a ser uno de los fundadores de la empresa Classa, origen de lo que ahora es Iberia¡±.
La Guerra Civil tambi¨¦n trajo la muerte a la familia Loring. El amante de los aviones muri¨® en 1936 a los 53 a?os, asesinado por sus propios trabajadores. ¡°No fueron los obreros de confianza que trabajaron con mi padre toda la vida, sino unos nuevos que contrat¨®¡±, aclara Mercedes. ¡°Estaban envenenados con el odio de clase¡±, opina. Ocho hijos quedaron hu¨¦rfanos. El mayor ten¨ªa 15 a?os. Se mudaron a M¨¢laga, donde les acogi¨® la familia paterna.
Jorge Loring se fue y no se sabe si lleg¨® a cumplir el sue?o de atravesar el Atl¨¢ntico volando. Pero al menos conquist¨® desde el cielo al amor de su vida, la catalana Monserrat Mir¨®. ¡°Se montaba en avioneta y saludaba a mi madre mientras ella paseaba por la playa, as¨ª la cortej¨®¡±, recuerda emocionada su hija Mercedes.
Huellas en el cielo se exhibe hoy, a las 20.30, en la sala Berlanga (Andr¨¦s Mellado, 53).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.