Valencia vuelve a oler a fuego
La Plataforma de Afectados por los incendios denuncia con una manifestaci¨®n el abandono rural, los recortes en extinci¨®n y la mala gesti¨®n
Los incendios de Cortes de Pall¨¢s y de Andilla se apagaron hace d¨ªas, pero Valencia ayer por la tarde volvi¨® a oler a bosque en llamas. Cerca de un millar de personas se manifestaron por el centro de Valencia bajo el lema Abandonaos, recortaos, quemaos y explicitaron que el abandono de las zonas rurales en los ¨²ltimos a?os por parte de la Administraci¨®n, ha convertido el monte en una bomba de relojer¨ªa. La Plataforma de Afectados por los Incendios exigi¨® ayer que se declare zona catastr¨®fica en los municipios afectados y que se cuente con los vecinos para la elaboraci¨®n de los planes de gesti¨®n tras los incendios.
¡°Las inversiones en las zonas rurales han sido m¨ªnimas y en los ¨²ltimos a?os han sido paup¨¦rrimas¡±, explicaba Pepa Mart¨ª, miembro de la Plataforma de Afectados por los Incendios. Vive en Andilla. Cuenta que una de las pocas ¨¢reas que se ha salvado del fuego es la zona que se quem¨® en los incendios de 1994. En el primer municipio en masa forestal de la provincia de Valencia, no hay autobomba ni brigada permanente de extinci¨®n de incendios.
?Las brigadas forestales? ¡°Recorte tras recorte¡±, explica resignado un brigadista que trabaj¨® en la extinci¨®n. Se queja de que, solo en Andilla, se ha reducido el n¨²mero de bomberos forestales de 73 a 43 en tan solo tres a?os. Pero ese no es el ¨²nico problema. Vive en la Serran¨ªa y el abandono, dice, llega al extremo. ¡°Nos estamos quedando sin m¨¦dicos, sin farmacias, sin colegios... es un abandono total¡±, puntualiza.
La combinaci¨®n de un invierno poco lluvioso, uno de los veranos m¨¢s secos de los ¨²ltimos a?os, una gran cantidad de masa forestal y una gesti¨®n como m¨ªnimo poco eficaz, han convertido a los pueblos del interior valenciano en carne de ca?¨®n. ¡°?A qu¨¦ esperamos? estamos jugando a la ruleta rusa completamente. ?Qu¨¦ pasa, que tenemos que confiar en la suerte?¡±, se queja Pepa Mart¨ª.
Los apicultores, articulando sus ahumadores, rellenos de pinocha y romero, generaban un humo denso y de olor penetrante que se confund¨ªa con el gris del cielo. Al contrario de lo que ocurri¨® cuando Valencia se llen¨® del verdadero humo de los incendios, ayer no hac¨ªa viento y un cielo encapotado dej¨® caer agua como para apagar las brasas.
"El bosque se ha quedado ahora sin los agentes polinizadores por excelencia", explicaba uno de los apicultores mientras presionaba el fuelle por donde sal¨ªa el humo con el que suele ahuyentar a las abejas. Trabaja en una peque?a cooperativa ap¨ªcola del interior. ¡°En el incendio se han quemado 2.000 o 3.000 colmenas. La apicultura es trashumante y si se hubiera quemado el monte en otra ¨¦poca del a?o habr¨ªa sido mucho peor¡±, cuenta resignado. El problema en este caso no es solo que las abejas se hayan muerto sino que aunque repongan ahora las poblaciones, estas ya no pueden utilizar el ecosistema quemado para alimentarse. Los apicultores preparan un plan conjunto para, cuando vuelvan las colmenas del est¨ªo en el norte de Espa?a, est¨¦n organizados y puedan actuar conjuntamente en favorecer la polinizaci¨®n para la regeneraci¨®n del bosque.
Asunci¨®n vive en Requena y se fue ayer a Macastre a por cuatro peque?os ¨¢rboles quemados que, metidos en macetas rellenas con ceniza, simbolizaban el luto que dice sentir. ¡°Uno es un pino carrasco, t¨ªpico del ecosistema mediterr¨¢neo. Otro es un olivo, porque se han quemado muchos cultivos. Otro es un romero y la otra es una aliaga, arbustos emblem¨¢ticos del ecosistema mediterr¨¢neo¡±, explicaba mientras empujaba la carretilla en la que los portaba.
La Plataforma de Afectados por los Incendios exigi¨® en su manifiesto que las zonas quemadas se declaren zona catastr¨®fica y que se cuente con la participaci¨®n p¨²blica para organizar los planes de gesti¨®n del bosque tras el incendio. ¡°No queremos seguir lamentando. No puede volver a pasar¡±, sentenciaron.
Manifestantes rodeados de humo generado por los apicultores con sus herramientas de trabajo. / tania castro
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