Las secuelas de un desastre
La zona devastada por el fuego de Riotinto en 2004 a¨²n lucha por la recuperaci¨®n
¡°Muchos vecinos volvimos, pese a que estaba prohibido, para colaborar en la extinci¨®n del fuego¡±, recuerda Jos¨¦ Luis Dom¨ªnguez, de 36 a?os, que lamenta que todo est¨¦ muerto tras el incendio que arras¨® 35.000 hect¨¢reas de 13 municipios de Huelva y Sevilla en 2004. ¡°Antes ten¨ªa trabajo en el corcho o limpiando fincas. Todo eso se ha perdido¡±, afirma.
El incendio de Riotinto (Huelva), del que se han cumplido recientemente ocho a?os, arrebat¨® la vida a dos personas y asol¨® la zona. Fue el tercero m¨¢s grande de Espa?a y el primero de Andaluc¨ªa. Casi una d¨¦cada despu¨¦s, el paisaje ha recuperado verdor, pero muchos ¨¢rboles centenarios desaparecieron para siempre. Habr¨¢ que esperar entre 60 y 80 a?os, para que el aspecto de pueblos como Berrocal, uno de los m¨¢s afectados por el incendio, vuelvan a lucir su tradicional estampa de bosque mediterr¨¢neo.
En el bar de este pueblo de la cuenca minera, de 350 habitantes, Isidoro Romero, de 84 a?os, sentado junto a otros veteranos recuerda que se hart¨® de llorar: ¡°Sal¨ª apresurado con dos bestias para la finca porque se me quemaba lo que ten¨ªa. Y se me quem¨®¡±. Y es que el incendio de Riotinto fue devastador. Tuvo cuatro focos y el viento propici¨® que el fuego se comportara como un monstruo dando zancadas por el monte y arrasando animales y enseres.
Un matrimonio sevillano perdi¨® la vida alcanzado por las llamas cuando circulaba con su veh¨ªculo por el campo. Las causas del fuego siguen siendo hoy un misterio. El ¨²nico acusado de provocar el incendio, Emilio Perdig¨®n Panduro, vecino de Riotinto, qued¨® absuelto por falta de pruebas tras el juicio celebrado en enero de 2010.
Juan Romero, de Ecologistas en Acci¨®n, apunta al monte con el dedo: ¡°?Ves all¨ª? En ese lugar han brotado de cepa unos alcornocales, esta encina la cortaron, aquella est¨¢ calcinada¡±. Apunta que los alcornocales de Berrocal se han recuperado en un 10%. Las encinas son m¨¢s delicadas y s¨®lo se ha recuperado el 2%.
La Junta de Andaluc¨ªa ha actuado en un per¨ªmetro de unos 200 metros alrededor del pueblo procediendo a la limpieza y a la selecci¨®n de brotes, pero eso ¡°s¨®lo supone un 1% del total¡±, afirma Romero, quien remarca que, al menos, despu¨¦s de ocho a?os, el color del paisaje de Berrocal ha cambiado del negro al verde. ¡°Pero es un verde enga?oso porque hay verde de matorral, de brezo y de la jara, pero no hay bosque¡±.
Los vecinos recuerdan claramente el desastre. ¡°Vine a tomar caf¨¦ aqu¨ª \[un bar del pueblo\] cuando vi una humareda enorme. Era un volc¨¢n de humo y llamas. Le dije a mi hijo que abriera corriendo la puerta de la finca para que salieran los animales y vi pasar el fuego a una velocidad de v¨¦rtigo¡±, se?ala Pedro Chac¨®n, de 73 a?os. Los vecinos fueron evacuados del pueblo y alojados en Zalamea la Real, un municipio pr¨®ximo.
Las secuelas econ¨®micas se perciben con claridad en las cifras de la cooperativa de Berrocal, principal motor del municipio, ahora con un horizonte preocupante, seg¨²n Francisco Manuel Mart¨ªn, secretario t¨¦cnico: ¡°La producci¨®n antes del incendio alcanzaba los 320.000 kilos de corcho y despu¨¦s de la tragedia la cifra se ha reducido a los 50.000. El corcho daba empleo a diez personas durante la campa?a y generaba al a?o 600 jornales. Despu¨¦s del incendio s¨®lo quedan dos trabajadores y ¨²nicamente da para 140 jornales¡±. Mart¨ªn lamenta que la Junta no haya cumplido el acuerdo suscrito con el Ayuntamiento de Berrocal de traer corcho de los montes p¨²blicos para tratarlo all¨ª.
Juan Romero remarca que el pueblo est¨¢ hu¨¦rfano despu¨¦s de ocho a?os: ¡°Hay una zona para albergar un pol¨ªgono industrial a medio hacer y un centro de interpretaci¨®n del r¨ªo Tinto, caba?as tur¨ªsticas y una residencia de ancianos. Todo est¨¢ cerrado. No se entiende¡±.
Las administraciones, central y auton¨®mica, han invertido en este tiempo 73 millones de euros, de los que seis se han destinado a reponer enseres. La Junta afirma que se han ido renovando las ayudas a particulares para la limpieza de sus fincas porque ha aprendido del incendio de Riotinto que ¡°el monte necesita inversi¨®n; si no, la masa forestal se quema¡±.
¡°Me gustar¨ªa que mi hijo viera Berrocal con m¨¢s vida. Tengo esperanza en ello¡±, concluye Reyes Guti¨¦rrez con su peque?o en los brazos.
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