De paseo por un centro se?orial

El piano se presenta impoluto, brillante. El suelo, lustroso. Y la biblioteca mantiene la anarqu¨ªa de autores y t¨ªtulos del pol¨ªtico ajeno a sectarismos y etiquetas. De Joan Fuster y Joanot Martorell a colecciones encuadernadas del diario Las Provincias. La casa del abogado Joan Girb¨¦s (1934-1998), primer alcalde democr¨¢tico de Algemes¨ª, emana el marchamo de tolerancia de quien naci¨® para ser un referente del valencianismo c¨ªvico, encaj¨® los envites de la derecha montaraz durante la batalla de Valencia, y muri¨® aclamado por su pueblo, que le recuerda con el mote de advocat dels pobres. ¡°Se desviv¨ªa por los m¨¢s necesitados¡±, relata Juan Ferragut, de 75 a?os, exempleado de banca y hombre de confianza de Girb¨¦s, que le dej¨® su casa en herencia.

Espaciosa y elegante, la vivienda y sus cuadros han sido rehabilitados con esmero desde hace una d¨¦cada por el hijo del actual propietario, el restaurador Xavier Ferragut. El edificio tiene 600 metros y se levant¨® a finales del siglo XIX. Como la mayor¨ªa de las casas nobles de esta ciudad, amaga una combinaci¨®n de estilos. Predomina el modernismo de buen gusto con los adornos cer¨¢micos de Manises, demostraci¨®n del poder¨ªo del negocio de la naranja.

Recorrer el centro recuerda su pasado burgu¨¦s, se?orial. El mirador de casa Orero, de principios del XIX, y el edificio Pascual, modernista, lo confirman. Enfilando por una calle luminosa y recta se levanta casa Barber¨¢, que encierra los recuerdos infantiles del escritor y exdirector de Las Provincias natural de la poblaci¨®n Mart¨ª Dom¨ªnguez, que menciona en su libro L¡¯ullal el papel del casino liberal, situado enfrente de su casa, y construido en 1911.

El museo de la fiesta se convierte en el punto de partida para adentrarse en la ruta hist¨®rica. Situado sobre un convento de frailes dominicos del siglo XVI, que pas¨® a manos privadas tras la desamortizaci¨®n de Mendiz¨¢bal y acogi¨® un fort¨ªn republicano en la Guerra Civil, resume las dos pasiones de la ciudad: La muixeranga y los toros. La primera se gesta desde hace tres siglos y eclosiona en septiembre por las sinuosas calles del municipio, que acoge una manifestaci¨®n cultural y religiosa ¨²nica. La Unesco las declar¨® Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2011.

La ciudad tiene dos colles de muixeranga que escalan el cielo presurosas cuando suena la dol?aina. La de toda la vida, la Muixeranga, se remonta a 1733 y el cargo de mestre (director, art¨ªfice de la estructura) es vitalicio y hereditario.

Su alternativa, la Nova, m¨¢s transgresora, se cre¨® en 1997 para admitir la incorporaci¨®n de la mujer y abrir las ventanas a los nuevos modos de concebir la fiesta. Menos agarrotada, se rige por un sistema democr¨¢tico y asambleario y, pese a que de forma oficial no existe un enfrentamiento directo con su hermana mayor, mantiene diferencias evidentes. ¡°Queremos sacar la fiesta de la vitrina y ense?¨¢rsela al mundo¡±, proclama Ra¨²l Sanchis, su presidente, que perteneci¨® 21 a?os a la colla que hasta finales de los noventa guardaba las esencias de la tradici¨®n.

El grupo de Sanchis concibe hasta 30 torres humanas diferentes, que son coronadas por ni?os a partir de tres a?os. Un espect¨¢culo pl¨¢stico con may¨²sculas. Los toros encarnan la otra esencia de la fiesta. Algemes¨ª acoge desde 1643 la feria de novilladas m¨¢s importante de Espa?a, seg¨²n sus vecinos. Se desarrolla en una plaza desmontable con capacidad para 5.000 personas, que levantan durante 10 d¨ªas los adjudicatarios de la subasta los 29 cadafals, estructuras robustas de madera que soportan los asientos.

La ef¨ªmera construcci¨®n se inicia cada nueve de septiembre y encarna un ejercicio coral de compensaci¨®n de fuerzas donde intervienen maderas, clavos y cuerdas. La recaudaci¨®n de la subasta ¡ªse llegaron a pagar 35.000 euros por puesto en ¨¦pocas de bonanza¡ª financia el cartel taurino de los nueve d¨ªas de feria. Adquirir un cadafal tiene algo de fanfarroner¨ªa mediterr¨¢nea, del inevitable aix¨® ho pague jo, seg¨²n un vecino que pide el anonimato. La crisis, sin embargo, tambi¨¦n recala sobre el coraz¨®n de la tradici¨®n. ¡°Por primera vez quedan varios puestos libres¡±, apunta el responsable del Museo de la Fiesta, Pepe Mach¨ª.