La Toscana no es valenciana, ?y qu¨¦?
El vino fluye por el hermoso paisaje en torno a los ¨ªberos que forman Moixent, Fontanars y La Font
Puede comprarse un palacete modernista con 18 habitaciones, que incluye una casa de juegos de 75 metros cuadrados. Puede contraer matrimonio en la noble finca del Conde de Torrefiel, que dispone de un comedor tallado en ¨¦bano. O puede dejarse de enso?aciones y recorrer a golpe de pedal una ruta de ciclo-enoturismo, que ofrece 35 kil¨®metros de maravillosos paisajes. Se pueden hacer muchas cosas en la llamada Toscana valenciana y la mayor¨ªa de ellas se publicitan bajo este reclamo que se emplea para glosar las excelencias de otros enclaves como l¡¯Ampurd¨¤, la Toscana catalana.
Pistas
Para llegar. Las Terres dels Alforins se encuentran en la provincia de Valencia, en los l¨ªmites con Alicante y Castilla-La Mancha. Lo m¨¢s sencillo es entrar por Moixent (A-35, X¨¤tiva-Almansa), La Font de la Figuera (N-344) y Fontanars dels Alforins (tambi¨¦n por Ontinyent).
Para ver y recorrer. El poblado ¨ªbero de Les Alcusses es una visita obligada. Pero si se quiere contemplar la famosa escultura en bronce del Guerrer de Moixent, debe visitar el Museu de Prehist¨°ria de Val¨¨ncia en La Benefic¨¨ncia (www.museuprehistoriavalencia.es). Adem¨¢s, hay numerosas rutas para recorrer la zona, andando, en bici, en coche o en moto, www.alforins.com o www.valldalbaida.com ofrecen algunas.
Para beber y visitar. Vino. Las 13 bodegas que conforman la asociaci¨®n Terres dels Alforins son Antonio Arr¨¢ez, Clos Corb¨ª, Cooperativa San Pedro de Moixent, Los Pinos, Rafael Cambra, Celler del Roure, Daniel Belda, Enguera, Heretat de Tavernes, Los Frailes, Pago Casa Gran, Torrevellisca y Vinos la Vi?a. Algunas son visitables. M¨¢s informaci¨®n en www.terresalforins.com.
Para comer. Cocina con cuerpo. Son tradicionales los gazpachos a la gachamiga, la olla del pastor y los pucheros y arroces. Es peculiar la cassoleta de pebrassos, con setas de la comarca. Julio Restaurant (www.juliorestaurant.es), en Fontanars dels Alforins cuenta con una estrella Michel¨ªn. En Mas de Montserrat se comen productos de la tierra hechos a le?a y se puede dormir (www.masmonserrat-moixent.com).
El reclamo, en cualquier caso, vende y resulta muy efectivo. Remite de inmediato a la belleza y a los placeres de la vida. Y, adem¨¢s, reafirma la importancia de contar con un buen lema, con una luminosa ocurrencia que, en el caso valenciano, se ha consolidado, parad¨®jicamente, a partir de negros presagios.
Efectivamente, el futuro de una parte de las denominadas Terres dels Alforins se nubl¨® hace unos a?os, cuando se anunci¨® la instalaci¨®n de un macrovertedero no muy lejos de La Bastida de Les Alcusses, all¨ª donde los ¨ªberos dejaron huellas de su sofisticaci¨®n hace 2.500 a?os. Arranc¨® entonces un movimiento de resistencia contra el proyecto que alertaba inteligentemente de la destrucci¨®n de la Toscana valenciana. Cal¨®, no s¨®lo en los medios de comunicaci¨®n, y la campa?a contribuy¨® a extender y popularizar el lema. Hoy, conjurada la amenaza de la basura (al parecer), se emplea al modo de los apelativos ¨¦picos de la literatura medieval. Si a El Cid le acompa?aba un ¡°qu¨¦ buen vasallo si tuviese buen se?or¡±, al tri¨¢ngulo que forman los municipios de Moixent, Fontanars dels Alforins y La Font de la Figuera, le sigue un ¡°la Toscana valenciana¡±.
No est¨¢ nada mal. De hecho, este lema florentino puede despertar incluso la atenci¨®n del urbanita m¨¢s indolente y esnob; aquel que cuenta el origen etrusco de la Toscana (previa ojeada a google) e ignora que los ¨ªberos ya hac¨ªan vino en las tierras de las que hoy se extrae el caldo que bebe en compa?¨ªa de otras ratas de ciudad. No hay mal que por bien no venga.
En realidad, la pict¨®rica belleza de la sucesi¨®n de campos de vid, girasol, trigo y olivo, atravesados por caminos que desembocan en antiguas mas¨ªas, y enmarcados por las sierras Grossa y de Enguera, no necesita ser comparada. S¨®lo ser conocida y disfrutada. Porque se trata de un espl¨¦ndido paisaje de sutil variedad crom¨¢tica, con predominio de ocres y verdes, y suaves estribaciones que se puede apreciar en toda su profundidad desde la atalaya privilegiada que es el cerro de Les Alcusses.
En torno a este importante asentamiento del Guerrer de Moixent cuyas excavaciones arqueol¨®gicas certifican que los ¨ªberos no tomaban el vino en cualquier vasija, funcionan 13 bodegas que se han asociado bajo el nombre de Terres dels Alforins. ¡°Sumamos unas 4.000 hect¨¢reas de vi?a. No pretendemos ser una denominaci¨®n de origen. Somos parte de la de Valencia. Queremos promocionar nuestra tierra, nuestros productos y tambi¨¦n combatir el pirateo¡±, explica Pablo Calatayud, el actual presidente de la entidad, rodeado de botellas de su Celler del Roure. Un poco m¨¢s all¨¢, unos metros bajo tierra, hay una bodega con un centenar de tinajas de barro de m¨¢s de 300 a?os que est¨¢ recuperando para la elaboraci¨®n de vino de crianza.
La marca Alforins tiene pedigr¨ª, y no s¨®lo por sus cada vez m¨¢s apreciados caldos de los que ya se han detectado fraudes al intentar hacer pasar gato por liebre. Se mantienen en pie palacetes y fincas de la antigua magnificencia artistocr¨¢tica de Fontanars, cuando este enclave, situado estrat¨¦gicamente entre el mar y la meseta madrile?a, era residencia de algunos grandes de Espa?a. Hoy, algunas potentadas familias de la vecina Ontinyent conservan sus grandes propiedades. Y otras se han transformado para atender la incipiente demanda de turismo de interior de unas tierras por las que fluye el vino desde los tiempos de los ¨ªberos. Una tierra que no es la Toscana pero que goza de m¨²ltiples atractivos para visitarla.
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