El eterno enamorado
Alejandro Sanz sedujo en Calella de Palafrugell en su ¨²nico concierto estival.

No busque a un mis¨®gino en un concierto de Alejandro Sanz, para ellos el Mojave de Dr¨¢cula. Porque all¨ª est¨¢n todas gritando, haci¨¦ndose notar, tapando con ¡°te quieros¡± los m¨¢s insignificantes silencios, haciendo ondear vistosamente los brazos para acunar las baladas, meci¨¦ndose en las sillas como juncos, aprovechando cualquier impulso r¨ªtmico para levantarse y acudir prestas bajo el escenario para all¨ª pulular excitadas en busca de una mirada del ¨ªdolo¡..S¨ª, un lugar horrible para quien deteste a las mujeres, protagonistas por derecho propio de la m¨²sica de Alejandro, el eterno seductor ani?ado y rom¨¢ntico que como dijo una espectadora ¡°nos dice lo que queremos escuchar y casi nadie nos arrulla al o¨ªdo¡±.
En el festival de Cap Roig, que cerraba edici¨®n con el concierto de Alejandro, ellas volvieron a ser protagonistas. Y no, no es que la m¨²sica de Alejandro no guste a ellos, es que ellas lo manifiestan con alborozo, sinti¨¦ndose destinatarias de esas letras erigidas entorno al amor, a su presencia y a su ausencia. Tal fue su entusiasmo, que cuando Alejandro quiso dedicar Lola Soledad... un coro de voces femeninas exigi¨® ¡°a m¨ª¡±, obligando al artista a corregir su impulso dedic¨¢ndola ¡°a todas las mujeres valientes del mundo, de acuerdo¡±, concedi¨®. En realidad todo esto era l¨®gico, ya que Alejandro llevaba meses sin actuar en Espa?a y el del s¨¢bado era al ¨²nico concierto en Europa del verano, una especie de estreno que a la organizaci¨®n debi¨® costar bastante m¨¢s que la recalificaci¨®n urban¨ªstica de El Dorado. El festival de Cap Roig quer¨ªa tener su exclusividad y eso se paga. Por supuesto el lleno fue absoluto.
Sanz cant¨® en condiciones, se mostr¨® cercano y no regate¨® 'hits'
El concierto propiamente dicho se asemej¨® notablemente a los ¨²ltimos ofrecidos por Alejandro a finales de la pasada temporada, fundamentado en grandes ¨¦xitos y con la novedad del estreno de su nuevo sencillo y de una banda remozada con la que en octubre iniciar¨¢ en M¨¦xico la gira de su inminente nuevo disco. La banda, mayor¨ªa de mujeres por cierto, son¨® sin fisuras aunque qued¨® claro que tiene margen de mejora, mientras que el show apenas existi¨®, limit¨¢ndose la pantalla que presid¨ªa el escenario a proyectar aburridas im¨¢genes concebidas por alguien que perdi¨® la imaginaci¨®n. Estaba claro que para el equipo de Sanz la actuaci¨®n era una seta en mitad de un verano no concebido para conciertos.
Pero estando Alejandro en escena, adem¨¢s en un escenario relativamente peque?o con el p¨²blico encima y sin necesidad de artilugios que lo aproximen a la audiencia, no hace falta mucho m¨¢s. Con americana y pantalones azules y camiseta oscura, con una figura cada d¨ªa m¨¢s lejana del pincel y aproxim¨¢ndose con peligro a la brocha, Alejandro estuvo impecable. Cant¨® en condiciones, se mostr¨® cercano y natural, en realidad tal y como es, estuvo simp¨¢tico y no regate¨® hits. Sonaron las a?ejas Lo que fui es lo que soy y Viviendo deprisa con ellas en pie; estren¨® No me compares ante la general satisfacci¨®n; hizo innecesarias las sillas s¨®lo con iniciar Coraz¨®n part¨ªo y la trilog¨ªa Quisiera ser, No es lo mismo y Looking for paradise marc¨® el punto ¨¢lgido de la excitaci¨®n.
El cl¨ªmax del recogimiento y de los suspiros lleg¨® con su excelente interpretaci¨®n a piano de Yo se lo que la gente piensa (yo prefiero una compa?era/perfumada con la madera/con el cuero/ y con la palabra hembra), mientras que el final se cedi¨® a un popurr¨ª de cuatro ¨¦xitos. Concierto as¨ª triunfal de un artista m¨¢s natural que el propio amor al que siempre canta.
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